lunes, diciembre 29, 2008

Llamado a la solidaridad

Ante la inminente caída del capitalismo se solicita a la población cualquier información sobre el paradero de Antonio Negri, de nacionalidad italiana, 75 años de edad y filósofo de profesión. Para más datos, responde al sobrenombre "Toni".
Gratificaré.
Muchas gracias.

miércoles, diciembre 24, 2008

Como el super chino: ¡Felicidades!

Pasaba por acá y aprovecho para desearles a todos una feliz navidad y un gran año. No iba a escribir nada de esto, porque a veces me agarran ataques de adolescente rebelde que empieza a cuestionar la significación de estas fechas, pero, me rindo a la evidencia de que estoy más viejo y ya no da. Un año más viejo, y eso, creo, es bueno, o por lo menos en este momento de mi vida no me da tanto miedo como antes. Además leía una nota pedorrísima de Caparrós (que es más viejo que yo y todo hace pensar, humildemente, que está cada año más pelotudo) haciendo berrinches ante el súbito descubrimiento de la "hegemonía" de la mitología cristiana en nuestras vidas. Martín, de onda, ¿da para escribir semejante obviedad en un periódico? Digo, el peso de esa cultura es algo que conoce hasta el taxista amargado que putea ante el embotellamiento de Corrientes a la altura del Abasto. Todo bien, feliz navidad para Caparrós también.
Y para lo que se viene el año que viene. No tengo idea qué será, esperemos que políticamente la cosa se ponga más interesante y no tengamos que bancarnos más los devaneos del señor Cobos, la máquina de ansiedades de Lilita, el resurgimiento de la UCR, el "tema de la lechería" -diría Carrasco - en boca de los ruralistas, los movimientos orquestales en la oscuridad del republicanismo (esas notas de Joaquín, Mariano y Pagni que no podemos masoquistamente dejar de leer). Fuck you Sarlo, la democracia será gris, pero todavía aspiramos a un poco de épica. Queremos, nosotros también, tener relatos emocionantes que contarles a nuestros hijos en las largas sobremesas del futuro.
Pero todo bien. Estoy más viejo y más sensible. Y a finales de año siempre rezo por las correcciones que quedan pendientes. Ser mejores. Ser más valientes. Sí, Martín, el peso de esa cultura bárbara judeo cristiana nos atraviesa a todos, aunque nos espante. Felicidades para todos, sin ironía alguna.

lunes, diciembre 15, 2008

Maestros de la sospecha

(...) Los maestros de la sospecha han erosionado erosionado el sentido natural de la autoridad.

¿A quiénes se refiere con "maestros de la sospecha"?

Al influjo, quizás difuso pero que se puede constatar, que han tenido en la cultura Marx, Nietzche y Freud.

Y más abajo:

(...) Los programas oficiales y la bibliografía que se imparte tienen un sesgo ideológico notable. Los alumnos que van a la escuela estatal reciben lo que se transmite allí, aún cuando eso fuera en contra de las convicciones de sus padres.

¿Ese sesgo ideológico se fue acentuando en los últimos años?

Creo que sí. Tradicionalmente hemos criticado el carácter laicista de la educación argentina. Sin embargo tenemos que reconocer que la escuela del laicismo clásico transmitía una serie de valores humanos fundamentales que hoy resultan cuestionados en este sesgo ideológico de algunos programas recientes.

¿Por ejemplo?

La definición de la familia, el matrimonio, los problemas acerca de la educación sexual, la vida; juicios históricos sobre la realidad argentina y sobre el papel de la Iglesia en la historia nacional. Y se ha ido imponiendo en las ciencias sociales una filosofía constructivista del conocimiento y esa orientación niega el orden natural.

Son palabras del obispo de La Plata hablando sobre educación desde algún lugar situado en la Edad Media.

miércoles, diciembre 10, 2008

Democracia: apuntes tirados en el piso


1 o a), como gusten. Hay algo sobre las efemérides que resulta irritante. Sí, es un lugar común. Cualquiera más o menos cínico, más o menos culto, más o menos piolín va a decirte - mientras toma una Stellita helada en Palermo - que son una boludez. Sí, lo son. Pero las boludeces no siempre son tan boludas como parecen a primera vista, no siempre son tan llanas, tan pobres. A veces las boludeces (en su repetición impenitente) esconden algo del orden de la verdad. Ejem. Las efémerides, los aniversarios, los números redondos, forman parte de cierto ritual que obliga al autoexamen. Una obligación más poderosa que nuestra habitual miradita por sobre el hombro a los clichés sociales. Entonces: 25 años de democracia. Un título, una efeméride. Algo más también.

2 o b) En la foto que ilustra este post, Alfonsín le dice a Menem mientras pasean por los senderos de Olivos:
-¿Cuando podés asumir?
-Ya
.
Es 1989, y en ese diálogo se trama algo de todo lo bueno y de todo lo malo de la democracia argentina. Tenemos una transición acordada entre un presidente saliente y un presidente electo. Tenemos a dos hombres civiles acordando el traspaso de mando mientras caminan por la Quinta de Olivos. Dos civiles de partidos distintos. Dos civiles, dos hombres de traje, dos abogados. Algo que no había pasado nunca desde la Ley Saenz Peña, algo que no había pasado nunca. Period.
Esa imagen - que para muchos representa el colapso, el fracaso, de la transición alfonsinista - para mí es poesía civil. No dejo de mirar el sendero y los árboles de ese otoño. No dejo de mirar la espalda encorvada de Alfonsín y la espalda recta de Menem, dos caminando a distintas velocidades. Pero ahora, mirándola, pienso que la expresión poesía civil le cuadra bien. Poesía de la política democrática: frágil, de una épica derrotada, de esa clase de épica que sólo puede captarse cuando se está asqueado de las viejas épicas guerreras y sangrientas.

3 o c) Ahora que escribo esto sobre la democracia argentina, o algo así, me cruza la digresión - perdón, perdón - de Maquiavelo y la política florentina. Pienso en Maquiavelo trabajando en una oficina para la fragilísima democracia florentina del siglo XVI. Salones de hombres de Estado que discuten decretos y proyectos. Gente bastante mediocre, algunos sólo están ahí para lucrar con la maquinaria estatal, otros tienen ideas propias, otros tienen ideas dementes que nunca serán aplicadas, otros son pragmáticos incurables, otros son honestos. Pero todos saben, mientras hacen política en esas oficinas grises, que la amenaza es la dictadura de los Medicis que acecha con todo su brillo, con sus artistas, con su épica, con su desmesura, con su seducción. Tipos como Maquiavelo - torturados, exiliados, humillados como Maquiavelo - sabían que la poesía civil casi siempre pierde frente a la poesía brillosa de las dictaduras. Sabían que ese peligro permanente, esa cuerda tensa, era lo que le daba vigor a la opción democrática. Clinton, el primer presidente negro de EE. UU., lo dijo alguna vez: la democracia se escribe en prosa.

4 o d) Sin embargo, sin embargo, ese 1989 del sendero otoñal y los dos abogados que caminan pactando la transición, fue el 1989 donde emergieron violentamente los límites de esa democracia recuperada años antes. Digamos: había personas saqueando supermercados para sobrevivir. Había cuevas de la City donde se negociaban a velocidad de la luz activos que se evaporaban al instante. Había paranoia. Había un despliegue infinito de estrategias individuales de supervivencia (para los pobres) y de enriquecimiento fácil (para los salvados). La democracia convertida sólo en eso que los politólogos (y los exiliados y frustrados convertidos a la socialdemocracia ochentista) pregonaban: la democracia como un sistema de selección de gobernantes. Un método de selección pácifico. Por debajo se iba insinuando otra cosa. Por debajo iba apareciendo un paisaje desangelado.

5 o e) Para que quede claro: aún hoy, 25 años después, el principal sentido de la democracia argentina es que no te metan en un sumidero infecto y te pasen corriente eléctrica por el cuerpo hasta la muerte, que no te pongan hierros al rojo vivo en los testículos o te arranquen los ojos o te quemen junto a una pila de basura. Bajo el sol argentino. Mientras una radio trasmite chamamés a todo volumen o el relato de un partido de fútbol, y unos hijos de puta hablan sobre lo que van a hacer cuando termine su guardia.

6 o f) No sé que queda de todo esto. No sé que va a quedar de todo esto. La normalidad democrática es la garantía de cierta pacificación de la vida (excluir la guerra civil, etc.) pero también es rutina, el sonido monótono de una máquina que apaga los ruidos que no queremos escuchar. Y que de cuando en cuando estallan y se hacen escuchar fuerte. Nos quedamos con esa rutina, obvio. La preferimos y la necesitamos.

7 o g) Así que 25 años. Felicidades. Algunos, muchos, muchísimos, no se enteraron y vieron pasar estos 25 años de costado. ¿O no? En todo caso, si la democracia es un régimen abierto al riesgo (y por eso mismo un régimen trágico, como escribió un francés alguna vez) lo que nos mantiene vivos es esa posibilidad, que siempre parece postergarse, de que se convierta en una forma de vida, que funde una manera de vivir más amable, más intensa, más valiente. Un intento permanente, a ciegas, con más probabilidades de fracaso que de victoria, y por eso mismo imposible de abandonar.
Felicidades, en serio.

martes, diciembre 09, 2008

Sensini

Nos enteramos con alegría del premio literario recibido por una persona querida. Fue en España. Nos acordamos del cuento de Bolaño sobre los cazadores de premios de ayuntamientos españoles, pero eso no importa nada. Lo que vale es esa íntima victoria, amiga dickensiana.

lunes, diciembre 08, 2008

Va a ser fuerte la lluvia que va a caer

Edie Sedgwick, musa de Warhol, Dylan y la Velvet. Party girl, she's so my type. Porque sí.

1- Pasó un año. La veíamos a Cristina asumir, hace un año, en la tele de un hotel de San Juan. Tanto calor, pero esos días están grabados a fuego. Por otras cosas. El link personal con los acontecimientos políticos siempre es por otras cosas. Esa vez que preparabas tu "Gran Viaje al Sur" y silbaban las balas en Plaza de Mayo. Te diste una vuelta por ahí, siguiendo la marea humana que escapaba de las ráfagas que disparaba la policía en fuga de la "Alianza". Mataron a un chabón a 100 metros de donde estabas. El fuego al atardecer de aquel día es inolvidable. Y hace un año, otras cosas, tristes, se clavan en la memoria de ese día.

2- Años después, la veías a Cristina asumir en el Congreso. Habían pasado los cuatro años de Kirchner y sentías en la nuca el aire de la normalidad. Trabajo, buen sueldo. La posibilidad, por primera vez, de integrarte al pelotón de los incluidos. Digamos que era "tranquilandia". ¿Quién sabía lo que iba a venir? ¿Quién, en ese diciembre, profetizaba tiempos tan movidos como estos? ¿Quién se atrevía a hablar del final? A Hard Rain's A-Gonna Fall.

3- A Felipe Solá se le soltó la cadena y cuenta: "En el 2004 le llevé a Kirchner todos los proyectos que tenía en marcha en el Ministerio de Acción Social y en el Ministerio de Educación, que tendían a paliar la pobreza. La discusión sobre la pobreza en la provincia de Buenos Aires entre el Presidente y el Gobernador duró un minuto y medio. Me dijo: “No creo en ninguna asignación universal”. Ahí terminó la discusión. Y cuatro millones de argentinos vieron pasar el crecimiento de estos últimos cinco años como un viento de altura. Ni los tocó. También se calcula que pasar esos indigentes a categoría de pobres cuesta entre el 0,3 y el 0,5 del PBI, es decir, más o menos cuatro mil millones de pesos. No es nada comparado con el total de subsidios que estamos pagando, que superan los 35 mil millones de pesos por año. Entonces me pregunto si hay sensibilidad social."

4- A veces sueño con la imagen de un avión Hércules arrojando dinero sobre las villas y asentamientos del Gran Buenos Aires. La Tía Alicia sonríe desde la cabina. La estela del avión queda flotando durante varios minutos en el cielo bonaerense. Pienso que es una manera drástica y contundente de resolver el dilema focalización/universalización de las políticas sociales. Me despierto de buen humor.

5- Porque un poco eso, y sin sueño, es lo que se le puede reprochar al kirchnerismo. Los que están en el fondo del vaso medio lleno, el primer y segundo decil (como les gusta decir a mis colegas) vieron pasar el viento de cola como un suspiro. La sociedad salarial que aspiraron a reconstruir los Kirchner (y muy bien por hacerlo) lamentablemente tiene límites infranqueables. Los desafiliados, los que sobran, los que quedaron en el camino, ya no pueden integrarse al "salariado". Son las figuras oscuras que pueblan las pesadillas de la clase media. Las clases peligrosas redescubiertas, pero sin rédito político para integrarlas. Siluetas de gorrita y capucha, fantasmas de C5N. Un universo que las apelaciones bien intencionadas del ministerio de Trabajo deja afuera. El neoliberalismo anida en todos nosotros. Llegó para quedarse. El sueño kirchnerista fue el sueño de una vuelta a la normalidad salarial, a una integración fundada en el lugar de trabajo. Eso no es posible. La negación o el olvido del kirchnerismo de políticas sociales ambiciosas y no estigmatizadas queda como su principal deuda. La cristalización de una sociedad con un piso impermeable de 20% (mínimo) de pobreza.

6- Y ahora, vemos a los monstruos salir. No hablo de La Nación, ni de la Mesa de Enlance. Hablo de una sociedad que ante la perspectiva de una crisis se vuelve más mezquina aún. Hablo de tus vecinos. Hablo de los significantes de ley y orden que revolotean. Hablo de cómo el país en ruinas que nos rodea no deja de pasar facturas. Hablo de cómo tal vez fue demasiado ingenuo creer que podía desandarse en tan poco tiempo un camino tan bien construido (o destruido).

7- La lluvia va a ser fuerte, como canta el merqueado Dylan en el video que linkeé arriba. No importa, seguimos. Un año más. 25 años. Nunca atrás.

jueves, diciembre 04, 2008

El precio de la República

Estoy cansado, me levanté a las seis de la matina, hice cuarenta kilómetros ida y vuelta y recién leo sobre los (nuevos) anuncios del gobierno. Pero, ¿no era que fijar las retenciones era una indelegable facultad del Congreso? ¿No fue eso parte de la furiosa batalla que enfrentó hace unos meses a los bellos republicanos atenienses contra los vulgares populistas bárbaros? Ah, bajarlas sí, todo bien, con un decreto alcanza.
Ya sé la respuesta leguleya que va a venir, que bajar impuestos sí se puede hacer sin pasar por el parlamento. Pero mi pregunta apunta a otro lado. Dejando de lado el pequeño detalle, como dice Rollo, que hoy con la 125 las retenciones serían aún menores y su tasa no dependería de una decisión del ejecutivo. Pero bueno, la institucionalidad republicana tiene su precio.

miércoles, diciembre 03, 2008

Sobre lo de abajo

En el post de abajo, cuando me refiero a políticos profesionales quiero decir (agarré mi edición manoseada de La política como vocación, de M.W.) los que viven de y para la política. Es decir esos que la inmensa mayoría de "la gente" rechaza, desprecia y considera la fuente de todos los males.

martes, diciembre 02, 2008

Weber tenía razón

La acaban de rajar a Picolotti. Sí, la de Medio Ambiente. Más allá del tema eternizado de Botnia y del veto a la ley de protección de los glaciares (asunto que no seguí ni siquiera de lejos, confieso tener una resistencia casi irracional por toda la vulgata ecológica), en lo que me hace pensar esta renuncia es en las confusiones que se dan entre la técnica y la política. Y en los fracasos que estas confusiones provocan. Los cargos políticos deben ser ocupados por políticos profesionales. La figura del técnico brillante que llega a un cargo de dirección política (y una secretaría lo es) sustentado sólo en méritos profesionales y/o académicos es una forma bastante encubierta de privatización de lo público. Un poco como decía Weber, debe ser la política la que provea los cuadros directivos (desde el parlamento, desde los partidos) que puedan luego bajarle a los técnicos las líneas de acción a implementar. De lo contrario, pasa lo de siempre: gente bien intencionada para la cual el Estado (y lo que implica: limitaciones, frustraciones, acuerdos, posibilismo) se convierte en un lugar incómodo del que mejor salir lo antes posible.

Dylan es una cinta moebius en mi mp4

lunes, diciembre 01, 2008

Disclaimer

Yo no tengo nada que ver con esta garcha. Y hablo del libro, claro.

domingo, noviembre 30, 2008

Stop and Go

Hay una expresión que me hace correr sudor helado por la espalda. La expresión es: "darle señales al mercado." Sí, debe ser algo atávico debido a mi adolescencia en los años noventa. Cada vez que escuchaba "darle señales a los mercados" significaba que estaban por cojerte. Muy, muy fuerte. Y sin amor.
La Alianza por la Justicia, el Trabajo y la Educación (tal su nombre completo, según recuerdo) hizo un culto de esa frase en los años 2000-2001. Todo era para darle señales a los mercados. Esos días están llenos de movimiento hormonal en mi memoria, pero recuerdo bien los "planes de competitividad" de Cavallo que pretendían solucionar el defasaje cambiario con supuestos incentivos a la inversión. Cavallo, hay que recordarlo, no era un Chicago Boy. Era un ofertista formado en Harvard, algo que lo hacía más potable al paladar progre en aquellos meses frenéticos previos al Apocalipsis. Darle aire a la inversión privada era, por lo tanto, mejor que enfrentarse al bisturí carnicero de los neoliberales alla López Murphy. Les ahorro el resto de la historia.
Tal vez por todo eso, en estas semanas me corre un sudor parecido. No me interesa para nada el debate supuestamente ético (¿cuanto le debemos a JP Sartre por el uso indebido del término "almas bellas"?) del blanqueo de capitales o por la baja de los aportes patronales, sino más bien la reinstalación de ese mantra fracasado de "darle señales" a los empresarios. ¿El mercado, el capital se mueve por señales? ¿Es algo tan subjetivo, tan étereo, como la "confianza" lo que determina a un tipo a invertir, digamos 10 millones de mangos? No sé, yo preferiría un keynesianismo negro y brutal: pagar por cavar pozos y después pagar por volver a llenarlos.
En los viejos apuntes que todavía guardo de historia económica argentina está esa expresión que se repite más o menos cada lustro: el Stop and Go. El ciclo de la ilusión y el desencanto, más o menos, como lo llamarían Llach y Gerchunoff. Después de un tenue período expansivo, la inflación de costos exige un brusco cambio de precios relativos. Devaluación. Vuelta a empezar.
Por eso la sensación incómoda ante los anuncios. La sensación de no poder escapar de esa regularidad secular de la Argentina, el Stop and Go. Claro, ahora no leemos algo que pasó en 1966, en blanco y negro, ahora estamos involucrados nosotros.

No conectado

¿Hola qué tal? Pasaba por acá, ya sé que no escribo mucho, pero de verdad que con el bloglines me mantengo actualizado. Con el bloglines y el facebook, pero esa es otra cuestión. Sí, el facebook es otra cuestión enteramente. ¿Es necesario que sepa cuando salís, a dónde vas, con quién estás? En fin, todos tenemos nuestro morbo, nadie resiste mirar por la cerradura si intuís que detrás de la puerta está pasando algo bueno. Pero la cosa muere en la pantalla. No hay un más allá. ¿Vieron que en Facebook, y en Internet en general, las vidas de los otros parecen extraordinariamente interesantes? Más interesantes que las de uno, al menos. Es un poco como en esos curriculum (o curricula, según la correcta declinación latina) tremendos que escribimos cuando estamos desesperados por conseguir laburo: los lees y pareciera que entre vos y, digamos, Anthony Giddens, no hay mucha diferencia, que la vida de todos es un espacio brillante lleno de logros, aventuras y sonrisas de éxito. Ahí viene mi negra culona con el martini que le pedí, después me voy a poner a escribir un discurso para el primer ministro y más tarde asistiré a la cena de gala de la embajada de las Islas Seychelles. Sí, gracias, querida, ponele un poco más de vodka.
Hay un lado fascista (¡epa!) en Facebook. No sé si alguna boludita de Marcelo T. estará pensando tesina sobre eso, pero eso de mirar, de vigilar los movimientos de los otros da para un laburito práctico donde robar mucho de Foucault y Debord. Más aún cuando se trata de una vigilancia en red, de una vigilancia consentida y querida, sin un centro, donde todos nos miramos y competimos por ser ingeniosos y demostrar que en nuestras vidas "pasa algo". Comunidad. Si fuera uno de esos chantas de facultad me haría agua la boca con las posibilidades. Me ofrezco como lector, en serio.
Pero no me da para tener ese nivel de "autoreflexión". Así que solamente chequeo el Facebook mirando que hacen mis "amigos", como va su vida evolucionando en fotos, como escriben sus estados (unidos del ánimo) en breves frases, en tercer persona. Como están tan, tan lejos de mí.
Mariano no registra actividad reciente.

miércoles, noviembre 05, 2008

The Left Wing

Iba a escribir algo sobre la elección de Obama - por ahí lo hago, no lo descarto, no importa - pero esta nota de Wainfeld en Página 12 dice mejor lo que yo quería decir.
Entre la frivolidad progre que se quiebra de emoción (un tanto paternalista, un tanto culposa) con Obama y el cinismo (de derecha o izquierda) que postula que "todo es igual" está la brecha política que más me interesa. La que piensa, basicamente, que nada nunca es igual, que las cosas son más complejas, que no alcanza con las indivualidades para modificar estructuras enraizadas en la historia pero que, al mismo tiempo, el carácter inesperado de la política es el principal recurso para cambiar el sentido de las cosas.

lunes, noviembre 03, 2008

¿Progresismo, negro?

Una tilingería total, lo sé. Pero que mañana gane.

Al sur de la frontera

"When a writer is truly original, his failure to be conventionally beautiful makes us see him, initially, as shapeless, awkward, or perverse. Only once we have learned how to read him do we realize that this ugliness is really a new, totally unexpected kind of beauty and that what seemed wrong in his writing is exactly what makes him great."

Los gringos descubren a Bolaño y quedan dados vuelta. Pasenla bien, chicos.

viernes, octubre 24, 2008

Yo digo Obama vos decís sí

Me harta el psicologismo barato

Recién estaba mirando a un diputado radical que decía estar de acuerdo con el régimen de reparto pero objetaba el "sentido" por el cual los K tomaron esta decisión "justo ahora". A ver, creo que ya lo dijimos muchas veces antes: me chupan un huevo (excuse my french) las intenciones ocultas que anidan dentro del cerebro de Néstor y Cristina Kirchner. Lo que me importa es la política no la psicología. Me da lo mismo si Kirchner obligó a Bendini a descolgar el cuadro de Videla porque quería "abrir un frente de batalla contra un enemigo vencido" o porque quería "desvíar la atención del pueblo de otros problemas" o porque cree sinceramente en la necesidad de juicio y castigo. No lo sabemos, no lo vamos a saber nunca, ni importa realmente. Lo que importa es lo que los gobiernos hacen y es ahí donde hay que criticarlos. El juicio político se hace midiendo las acciones y las omisiones de los gobernantes, no haciéndoles un test de Rorschach.
Lo mismo para esta medida de eliminación del régimen de capitalización. Si se hace para quedarse con la plata de la ANSES o para proteger los derechos previsionales y terminar con un inmenso curro o para salvar a los bancos de una inminente quiebra (puede ser también una combinatoria de todas esas posibilidades, la realidad ama lo múltiple) no quita que la medida apunta a desmantelar un sistema fracasado que nunca debió haberse instaurado. Y va a depender de la política (no de las buenas intenciones de algunos hombres buenos) que la ley que salga del Congreso asegure un buen sistema previsional.

miércoles, octubre 22, 2008

Una oportunidad

Decíamos antes que la palabra "expropiación" iba a comenzar a rondar por los medios y por las marionetas que ellos hacen hablar. El intento es claro: presentar la estatización de los fondos de pensión como una réplica del corralito decembrista. ¡Están tocando mi dinero! ¡y encima para sucio gasto político-electoral! Si en unas semanas las AFJPs comenzaban a quebrar, esos mismos que hoy se desesperan ante tamaño atropello a la propiedad privada iban a ser los primeros en salir a pedir un rescate para salvaguardar a "nuestros viejitos".
Eso desde la derecha más "paladar negro" (La Nación), que defiende el sistema privado desde su visión liberal del mundo, perfectamente respetable, obviamente. Desde la derecha moralista-lanatiana en cambio, la óptica está puesta en la chicana, el vizcacheo, "el clink caja", la mirada antipolítica que siempre ve el "robo", las aviesas intenciones personales detrás de las decisiones políticas. Esa postura clasemediera del "me están cagando, no entiendo nada, pero me están cagando." Un poco esas dos miradas - la liberal y la, digamos, antipolítica berreta - se unificaron y actuaron juntas en el tema de la 125. Tipos que con fundamento - sus intereses económicos - peleaban contra las retenciones móviles, confluían con aquellos que se oponían sólo porque detestan a los Kirchner, porque les caen mal, porque ella es soberbia, porque él es un ambicioso, bla, bla, bla.
Ahora, surfeando un poco el clima caliente que se agita en los diarios, se ve lo mismo: por un lado los que defienden la capitalización como opción más eficiente en la administración de los fondos, como recorte del poder del Estado, como instrumento financiero que amplíe el mercado. Por otro los que impugnan la estatización por sus supuestos fines espurios-electorales, por el afán de los Kirchner de hacerse de "la caja". No es que les moleste la estatización en sí, es que no pueden ir más allá de su concepción de taxista canchero que ve en cualquier acción realizada por un gobierno que detesta un intento de perjudicarlo.
Un poco en el mismo sentido está la postura de los que están de acuerdo con la medida pero no con las supuestas intenciones que la motivan. Un poco lo que dice Caparrós hoy en Crítica. O lo que sostienen algunos progres. Es la eterna trampa del progresismo: poner por delante las imputaciones personales y morales por sobre las políticas. Es decir, anteponer el desmantelamiento de una estafa gigantesca como las AFJPs a las alternativas electorales futuras (¿Quién puede saber lo que pasará en 2009?, ¿quién puede saber que pasará con los Kirchner?) es perder nuevamente la oportunidad de reconstruir algo de lo destruido en los largos años del neoliberalismo.

Cuando era gorda, provinciana y periférica

Transitamos tiempos en verdad difíciles, y muy particularmente en lo que a seguridad social se refiere. Desde hace más de veinte años, el mundo entero asiste a la desarticulación del llamado Estado de bienestar, y la Argentina no ha sido ajena a ello.
Recién promulgada la ley 24.241, a fines de 1993, la OIT afirmó que no era una ley de seguridad social, sencillamente porque “no es segura ni es social”. Algunos comentaron entonces que sólo se trataba de un juego de palabras, pero lo cierto es que después de seis años de padecer los efectos de esa ley, cualquiera se da cuenta de que la opinión de la OIT constituyó una acertada síntesis.
La reforma significó seguridad para el capital financiero e inseguridad para el ser humano, para unos precios fijados y para otros beneficios inciertos, concentración del capital que impone condiciones: negocios particulares en lugar de políticas públicas al servicio de la comunidad. En síntesis, una clara acción en beneficio de determinados grupos de intereses particulares en desmedro del bienestar de la sociedad en su conjunto.
Elisa Carrió, 2000, en los fundamentos a su proyecto para derogar el régimen previsional de capitalización. (vía, http://mendietaelrenegau.blogspot.com/2008/10/yo-estuve-un-una-afjp-por-un-ratito.html)

martes, octubre 21, 2008

Una muy bien

El sistema de AFJPs fue una de las mayores estafas de los añorados 90s. Catorce años después de su puesta en práctica las cuentas de capitalización están depreciadas y garantizan haberes menores a los del sistema de reparto. Al mismo tiempo, el agujero fiscal que produjo la pérdida de esos aportes para el Estado explica buena parte del colapso final de la convertibilidad y el estallido de 2001. La idea era perversa desde el inicio: entregar un derecho social y una protección frente a los riesgos de la vejez y la muerte a la especulación del mercado financiero. Claro que, bajo el paradigma cegador del neoliberalismo esa retracción del Estado resultaba perfectamente lógica, era el clima de la época que le daba sentido a esas locuras. Y ahora que todo se cae - aunque no duden que mañana y pasado, y los próximos días haya un intento de presentar esto como una "expropiación" - nuevamente el Estado debe hacerse cargo antes de que el sistema colapse irremediablemente. En este caso, un efecto no deseado positivo, sin dudas.

domingo, octubre 12, 2008

Tres hombres solos (sobre Historias Extraordinarias de Mariano Llinás)

Está el cliché que dice que el viaje es el camino. Más que el punto de llegada, se dice, es el desplazamiento mismo (el mientras tanto) lo que constituye lo más rico de los viajes. Cuando ese punto de llegada no existe, o es demasiado vago, o demasiado poco interesante, con más razón, la ruta es el verdadero principio y fin del viaje. Lo interesante son las historias que nos contamos a nosotros mismos a bordo del micro, o del auto, las historias que escuchamos de refilón en el parador de la ruta, las que cuentan nuestros compañeros de viaje un par de asientos más atrás, las que deformamos y exageramos hasta convertir en cuentos fantásticos, mientras los carteles verdes de vialidad nacional, como una cuenta regresiva nos van diciendo que el fin del desplazamiento se acerca, que ya llegamos a destino, que el movimiento está por terminar. Viajar casi nunca es un placer (como dice ese otro cliché) pero sí, casi siempre, si se presta la debida atención, es una experiencia transformadora, por llamarla de alguna manera.

Y pensando en desplazamientos, ahora me doy cuenta que lo extraordinario de Historias Extraordinarias de Llinás (además de la fotografía, del montaje, de la música, etc., etc.), es que no sólo es una película sobre el viaje, sino que es lo más cercano a un viaje que uno puede experimentar sentado - inmóvil - en una butaca de cine. ¿Hasta donde llegaríamos, en auto o micro, en el tiempo que dura la película? En esas cuatro horas y pico, pasamos Dolores, nos acercamos a Azul, alcanzamos fácil 25 de Mayo o Saladillo, dejamos atrás Chacabuco para arrimarnos hasta Junín, ahí donde el Río Salado se ensancha y da vueltas, comienza a desandar la llanura. Y los intervalos de la película, no pueden sino recordar a las paradas obligadas en alguna estación de servicio, o en una parrilla, de esas que tienen al lado unas hamacas para que jueguen los chicos, una gomería ahí cerca, unos camiones estacionados, ese paisaje idéntico que se repite en forma seriada por las rutas del país.

Y mientras nosotros nos trasportamos quietos por la llanura bonaerense - viajeros inmóviles - están las historias de la pantalla que reproducen algunas de las miles y miles de historias que cualquiera de nosotros hubiera podido escuchar en el camino. "X llega a un pueblo, no importa de qué trabaja X, lo que importa es lo que le pasó, en lo que se vio involucrado"; "A Z le ofrecen un puesto en una oficina de una repartición provincial, no importa qué repartición, lo importante son las cosas que le pasaron a partir de ese momento, cuando menos se lo esperaba". Hay una voz en off que va narrando todo eso, que es como la voz del pasajero del asiento de atrás que le cuenta a otro una historia, en un micro, a la noche, mientras nosotros no podemos dormir y ponemos atención en ese cuento, y poco a poco nos vamos sumergiendo en el relato. Como la voz de un tipo que le cuenta a otro, unas mesas más allá del bar del hotel, una historia de alguien que conoció hace años en un pueblo de la provincia y al que le pasó algo rarísimo. Historias. No sabemos los detalles, no sabemos nada de su veracidad, nada de los personajes. Solamente sabemos lo que nos cuentan, lo que alcanzamos a oir, por sobre el rugir del motor del micro, del ruido de la ruta.

De esas miles de historias posibles, Llinás nos cuenta tres. Que luego se van ramificando dando lugar a muchas otras. Historias de hombres solos. Historias de hombres sin mujeres. Historias de viajantes que se obsesionan por cuestiones laterales a sus trabajos. Historias alejadas del perfil "renacimiento espiritual-rutero" que creó la literatura beatnik, sino más bien, relatos de hombres un poco perdidos, un poco aburridos, un poco a la expectativa, que se ven involucrados en acontecimientos que los superan, pero que tampoco quieren dejar el camino, que tampoco quieren volver a quedarse quietos. Hombres que se cruzan con leones agonizantes, con hermanas enamoradas, con criminales despiadados, con proyectos faraónicos inconclusos, con mujeres en permanente fuga, con fabuladores europeos varados en la pampa, con ríos desbordados, con intrigas de pueblo chico, con fragmentos de la Segunda Guerra Mundial y muchas cosas más. Al final de la ruta, no hay punto de llegada. Nada más otras historias que dan nacimiento a otras, y así, y así, y así.

Y cuando uno sale del cine, al final de todo, es raro estar en el mismo lugar porque el cuerpo tiene todas las señales de haberse movido. Uno tomaría con total naturalidad si detrás de la puerta del cine hubiera un descampado, un río plateado de llanura, un alambrado, una ruta desierta con dos focos de camión acercándose a lo lejos. Ni siquiera se cuestionaría ese paisaje. Nada más uno podría preguntar, desganadamente: ¿ya llegamos? Todavía no, todavía no.

sábado, octubre 04, 2008

RA


Nos shockeó un poco el acto del otro día por el busto de Alfonsín. Personalmente. Sí, estamos viejos. El primer presidente del que tenemos memoria clara, el que coincidió casi perfectamente con nuestra entrada al "uso de la razón", estaba ahí convertido en un busto de mármol. La biografía comienza a convertirse, de a poco, en historia.
La verdad es que le tengo cariño a Alfonsín. En la ventana de la vieja pieza infantil todavía deben estar medio despegados y amarillentos, los calcos de aquella campaña del 83. Y los del 85, 87 y 89, también. Cuando éramos fervientes e infantiles socialdemócratas que iban a pedir calcomanías al hoy extinto comité de los Irrompibles, Formosa 144, a pocas cuadras del colegio primario. Un poco formo parte - tardíamente - de la última generación que pudo ver La República Perdida y entenderla. Entenderla, digo, en el sentido de leer en esa película un relato de la historia argentina en clave democrático-republicana (la civilización de los abogados/la barbarie de los militares), un camino lleno de obstáculos al Estado de derecho. Sí, el significante vacío de la "democracia" es también una marca de esa generación que se emocionaba con la simple lectura del Preámbulo. Todo lo que pasó después, claro, alteró mi forma de ver esos procesos, pero sería injusto negar que en algún rincón todavía algo de eso sigue repercutiendo y llamándome. La voz de la infancia, supongo, que es falsa y verdadera al mismo tiempo.

martes, septiembre 30, 2008

Intertextualidad

"Pánico, la palabra del momento", dice The Nation. Nunca estuvimos más de acuerdo.

La vera máquina de Dios

La Máquina de Dios se rompió, y en Wall Street - casi al mismo tiempo, esto me excede - los Patrick Batemans que sobrivivieron los merqueros ochentas reaganianos y los golden boys más nuevitos asisten a la fiesta frenética de despedida del presidente W. No habrá, esta vez, ejecutivos cayendo en picada de los rascacielos (como en una película de los Coen) pero sí ríos de cocaína y de pánico y de insomnio y de terror sacramental y profano ante esa Máquina Divina que, parece, entró en uno de sus cíclicos períodos de caída.

El capitalismo es así, pibe. Podría ser una resumida interpretación de los hechos. Alzas y bajas. Crisis que barren a los que acumularon capital de peor calidad, a los que se arriesgaron demasiado, a los que no midieron las consecuencias. La mano invisible del mercado es brutal siempre, y más cuando las cosas se ponen tan jodidas. Desde Gigí Marziotta (juro que la vi hoy decirlo) a la revista Barcelona, juegan con el tema del fin del capitalismo... Epa. Lo dijo Stiglitz, ¿no lo escuchaste? Gente, la máquina loca sigue andando, a pesar de lo que nos diga la fantasia de Jorge Altamira, o de algún mucho más elegante marxista europeo que seguramente aparecerá por ahí. El tipo que está hasta el cuello con su hipoteca subprime, el groncho de Kansas o de Oklahoma, se levantará mañana para ir a laburar y pagar el descubierto de la tarjeta, rezará de camino al trabajo que no aparezcan los cobradores, que alguien le solucione la cuestión de su casa, y en el trabajo... bué, ya sabemos, lo que pasa en el trabajo, lo mismo que pasa desde que alguien tiene que alquilar por horas su humanidad para - mágicamente - cobrar un salario a fin de mes. Eso sigue intacto. Y ese es el núcleo que sostiene todo, digo, a riesgo de sonar como un cuadernillo psicobolche del UBA XXI.

Me acuerdo, ahora que se habla tanto de la crisis del 30, de un libro de Steinbeck. Y de la película de John Ford sobre el libro de Steinbeck. Las viñas de la ira. Gran Depresión, villas miserias en América, los grasitas emigrando a California para trabajar en la cosecha de la uva, los bancos quedándose con las farms. Al final de la película - no sé si lo soñé, creo que no deliro - Henry Fonda abandona la villa porque lo busca la policía y mientras se aleja suenan los acordes de La Internacional. Bueno, no. Quédense tranquilos que no pasa nada parecido ahora. En aquellos años, aún en Estados Unidos, el fantasma que recorría el mundo era un espectro válido al que invocar en épocas de desesperación. Si algo enseña la historia - nos ponemos pomposos - es que se necesita mucho más que una crisis para tumbar al capitalismo.

La Máquina de Dios que inventaron los medios, ese amasijo de túneles y cables y computadoras, construido en la frontera franco-suiza, no es nada con la otra máquina de dios puesta en marcha hace más de doscientos años (y que no para un segundo desde entonces). Esa otra máquina es tanto más poderosa porque está formada con nuestras vidas, y la de nuestros padres, y más atrás, más atrás, hasta remontarnos a los campesinos analfabetos de alguna región europea. Y va a seguir funcionando hasta que, decía un sociólogo alemán, se agote la última tonelada de carbón sobre la tierra, y el último aliento.
Uy, qué pesimismo, querido.

martes, septiembre 16, 2008

Evo

¿Tiene asidero esta sensación de que en Bolivia se juega lo más importante que estuvo pasando en este continente los últimos años? ¿Que lo que pasé allá va a determinar por un largo tiempo las perspectivas (tímidas) de cambio que se intentan en algunos de los países de la región? Como decían los sabios marxistas leninistas que habíamos olvidado en nuestro afán cínico: es en el eslabón más débil donde se juega el destino del sistema.

D. F. Wallace

Me entero de la muerte de David Foster Wallace. En este mismo momento en que parece que nos embarcamos en esos festines de histeria corporativa (¿saltarán los gerentes desde los rascacielos como en el 29', o esa épica del capitalismo ya es pasado?) que son las crisis económicas, Wallace podría haber escrito relatos divertidos (y kilométricos, y llenos digresiones) sobre el pánico y la locura en el centro de la maquinaria mercantil. Una pena.

viernes, septiembre 12, 2008

Vuelta

Pasó un tiempo, ¿no?. D'Angelis (como dice NK) dejó de gritar por un rato, se subió a una avioneta y se estroló desde 150 metros. La presi lo llamó al sanatorio y él dijo "al fin y al cabo también es un ser humano". ¿O fue ella quien lo dijo? Cómo sea, ese llamado amable y civilizado habla del nuevo caniche style con el que Artemio nos quema la cabeza y que sirve para definir la nueva etapa post 125. Esto es lo que hay, chicos.
¿Qué pasó en mi ausencia? Bueno, nunca me fui, siempre estoy volviendo, bla, bla, bla. Seguí leyendo La Nación. Seguí leyendo Crítica (me gustaría escribir algo sobre la nota de hoy de Caparrós, sobre Caparrós). Seguí leyendo las talking heads del sidebar de Perfil.com (qué caripelas, mamita), seguimos con los amigos (algunas de las mejores plumas hic et nunc) de artepolítica, paniagua, la barbarie, y los demás a la derecha (maldito diseño que no se cambiar) de su pantalla.
Déjenme hacer la gran Nico Repetto en su rentrée a programa fracasado. En este mes pasó:
- los vivillos boleteados por querer cagar a unos mexicanos que decapitan a sus mamás si les faltan 25 dólares en los balances.
- El pago al Club de París, cash, cash. ¿Mi plata no vale?
- La reestatización de Aerolíneas.
- La valija de Antonini Wilson, un nuevo capítulo de la novela tropical que Tom Wolfe y Graham Greene no escribirán nunca.
- El juicio por Cromañón. Una novela que algún Tom Wolfe porteño (¿Esteban Schmidt?) debería escribir.
- El incendio de un tren de la línea Sarmiento. La puta, si Pino hace eso para promocionar una película, qué nos espera para cuando se estrene Duro de Matar V...

Y tantas cosas más. Muchas más que se me olvidan ahora, porque esto no para, no se detiene, sigue y sigue. y nosotros que medio nos bajamos, ahora, con tanto movimiento queremos volver. Promesa.

miércoles, agosto 20, 2008

El aluvión botánico

Otra vez.

Cuán pronto

Locura de un frente frío en la pradera otoñal, mientras va pasando. Se palpaba: algo terrible iba a ocurrir.
J. Franzen
, Las correcciones.


Parrafaseando el conocido inicio de la Carta Abierta, digamos: un clima de mierda se ha instalado. Si fuera una persona que se quiere a sí misma, de esos que están en paz con su conciencia, de esos que se levantan temprano, prenden la radio, hacen los ejercicios matinales de Charles Atlas, se alegran con el sol, con el último boludo en mallita que batió los records en las Olimpíadas, de esos que se duermen al apoyar la cabeza en la almohada con la felicidad desconocida de los justos, si fuera de ese bando, decía, me abstendría de leer mi ración diaria de La Nación, de mis paseos por TN, de mis escarceos con Crítica, de mis incursiones en Clarín. Pero no. No. No me puedo sacar de encima la Ansiedad y en mi mp3 suena una cinta moebius de los Smiths. How soon is now? Eh? How soon?

Tres tipos son cagados a balazos y zanjeados en el GBA. Otros dos son limpiados a la Medellín en el paraíso de las mamis y los papis de Vicente López. Una sombra oscura se cierne sobre el Gobierno, dice La Nación. Más allá, un broker de Wall Street habla la lengua del fin de época. Los mercados, se dice, exigen señales. El olor de la sangre, de la presa herida que corre rengueando hacia un refugio inútil. Son las viejas voces que crecimos escuchando. Las conocemos, sabemos lo que esconden sus palabras.

Veo el epígrafe que puse en el post: uno de las frases más negras de uno de los libros más depresivos que leí (y lo leí en la playa, eh, entre nenes jugando con baldecitos y mamás en bikini negro, eso es aguante). ¿Cunde un clima de derrota? Medio que sí, para qué negarlo. La ofensiva es grande. Los errores también. Pero está el título. Las correcciones. Nunca creí demasiado en la capacidad perfectiva del ser humano. Y de los grupos sociales, menos. Quiero creer, ahora. How soon is now? ¿Estamos a tiempo?

Lost in the Supermarket

Dedicado a todas y a todos los que lloran en el supermercado.
Update: ayer, en el chino, Viernes 3 am. Esto ya es una conspiración.

jueves, agosto 07, 2008

Tus metáforas

El himen es la membrana delgada que rodea la abertura de la vagina. Tiene distintas formas y tamaños, varía mucho de una mujer a otra. Debe permitir el correcto sangrado menstrual. Cuando no tiene una perforación correcta, que permita la salida de la sangre, puede requerir de una pequeña cirugía. Ese sangrado es un regalo silencioso que la mitad de la humanidad le ofrece cada mes a la otra mitad como un compromiso vital y maravilloso para la supervivencia de la especie. Hasta ahí todo bien.

Además, aunque no es lo más común, el himen se puede dañar cuando las mujeres hacen determinadas actividades físicas como deportes o equitación. Y muchas chicas ni siquiera se dan cuenta. También es posible, gracias a las múltiples opciones que brindan esos nuevos sacerdotes de la modernidad que son los cirujanos estéticos, reparar lo irreparable. Reconstruir el himen sólo requiere de una inversión. Recurso al que apelan cada vez más mujeres deseosas de comprar un pasaje a quien sabe qué lugar. Es obvio que la delicada telita ya no asegura fidelidad.

Reynaldo Sietecase, periodista político argentino.

sábado, agosto 02, 2008

La sociología es un deporte de combate

"Por las líneas anduvieron unos sociólogos haciendo encuestas. Preguntaban lo mismo. Dos pichis nuevos los habían visto. Contaron que buscaban saber si los soldados estaban contentos con la comida, si pensaban que la Argentina iba a ganar, si estaban bien, y les hacían nombrar las cosas que precisaban. Parece que los soldados, que hacía diez días que no veían ración caliente y que ya no podían aguantar ni el fusil, se les cagaban de risa. Al final - contó uno del siete -, a los sociólogos se los llevaron presos los de inteligencia militar, o de la policía aeronaútica, y nunca más los volvieron a ver."

Fogwill, Los pichiciegos.
(¡Atención compañeros del piso 11!)

miércoles, julio 30, 2008

Últimos movimientos

¿Qué queda de todos estos días? Primero, la certeza de una derrota. Lo dijimos acá, y lo dijeron otros (compañeros de ruta, me siento tentado a decir, invocando esa expresión cara a la izquierda del siglo XX): el rechazo de las retenciones constituyó la primera batalla ganada del rearmado frente pre-decembrista. También fue, con sus equivocaciones, con sus derivas, la primera vez que muchos se acercaron a la arena política impulsados por el deseo de discutir la renta con un sector poderoso "realmente existente". El kirchnerismo basó su legitimidad desde el 2003 en la confrontación con los jirones del modelo neoliberal: figuras desligitimadas, prácticas de probada corrupción, la pesadilla que sobreviene después del glorioso polvo noventista. Eran blancos corroídos por la reciente experiencia histórica, espectros que el viento de cola de la sociedad (blanca, clasemediera) clamaba por eliminar. Lo mejor de Kirchner (Néstor) fue estar en sintonía con la música de la época, y llevar esa música un poco más allá, un poco más lejos de lo que el sentido común pedía. Ese ir más allá del sentido común de una época, ese tentar los límites lo posible - con los avances y las agachadas -, poniendo disonancias en la orquesta de la doxa, es lo que se llama política.

Qué queda de todos esos días, vuelvo a decir. La certeza de que no basta con tener razón, de que la política (y lo político) es el terreno de la persuasión más que de la argumentación racionalmente estructurada. Lejos de las fantasías habermasianas del ágora donde los participantes intercambian juicios y consesuan posiciones, lo que prima es la capacidad para movilizar apoyos, para conmover a la sociedad, para capturar la imaginación de la opinión pública. La construcción - en cuestión de días - del actor "pequeños y medianos productores" es un ejemplo claro de ese tipo de operación. Que no debe reducirse sólo a la pésima comunicación del gobierno, sino más bien, a la confluencia de medios, humor social y ciertas transformaciones que se dieron al interior de la sociedad desde el 2003 a la fecha. Esa música de la que hablaba antes y que Kirchner supo interpretar y llevar más allá, ha cambiado de tonada y una medida racional y sensata como el aumento de retenciones a un producto que multiplicó su valor en dólares pasó a ser vista como un epifenómeno de cierta locura (digresión: es interesante la repetición del tema de la locura en los ataques al gobierno, desde la "bipolaridad" de Cristina al "mesianismo" de Moreno) gubernamental. Se impone, se dice, un regreso a la sensatez. El tiempo de las divisiones y la confrontación, se dice, debe quedar atrás. Traducido: volver a un Estado que no introduzca "ruidos" en la economía, que deje crecer la soja en paz, que permita aprovechar la ya mítica "extraordinaria oportunidad histórica" de reinsertarnos en el mundo nuevamente como un país agroexportador.

En este marco, el tema para el tiempo que viene es cómo se relacionará el gobierno de Cristina con esa música que viene de las clases medias, que ya han decidido cerrar definitivamente la etapa anti-neoliberal post 2001. Dar la batalla ahí, me parece, no sólo va implicar avanzar en la democratización de los medios de comunicación, sino principalmente profundizar políticas públicas distributivas que puedan tener como sustento a sectores sociales movilizados en defensa de esas mejoras. Algo que el kirchnerismo siempre ha sido renuente a hacer, y que le costó bien caro todos estos meses.

martes, julio 22, 2008

Adorno tenía razón: la tele es una garcha

Ahí salía yo de la oficina para fumar un cigarrillo en la escalera del edificio y estaban las chicas del programa Juana Azurduy.
- El otro día la vi a Victoria Donda en el programa de Mirtha Legrand.
- Ah, yo me lo perdí. ¿Qué pasó?
- Nada, la vieja la corrió por derecha mal.
- Y claro, esa vieja.
- Le dijo, contanos cual es tu historia.
- Hija de puta.
- Y al final, lo peor es que le dijo que era parecida a Wanda Nara.
- ¿Y ella que le contestó?
- Ahí justo pusieron la musiquita esa del final.

Tengo que tomarme vacaciones. Definitivamente.

lunes, julio 21, 2008

El futuro no está escrito


¿Estabas tan seguro de eso, Joe?

sábado, julio 19, 2008

La larga risa de todos estos años


Leo, con temblor, esta noche, la nota de José Claudio Escribano en La Nación. Empieza con un "He visto desde el corazón de este diario..." y repite el tropo a lo largo del texto. Ginsberg en Aullido. Ginsberg en sus peores pesadillas bajo el efecto de la benzedrina más letal y barata de los barrios negros neoyorquinos. Hay, en la nota de Escribano, un tono fatal, un tono de final de época, con toda la solemnidad, la gravedad y la pretenciosidad de los manifiestos. La nota de Escribano es un bando. La nota de Escribano es la traducción más honestamente brutal de las pretensiones de los ganadores del jueves. "La experiencia ha demostrado que cuando, por ignorancia o sobrevaloración de las propias fuerzas, hay un desenfreno voluptuoso en la fantasía de imponer el poder sobre otros, se encuentra, tarde o temprano, un límite infranqueable en el orden natural, sin el cual es imposible la convivencia civilizada entre los hombres." Una teoría del límite de la política frente a la "fuerza de las cosas". La hora de la revancha por los frentes abiertos del kirchnerismo ha comenzado.

Y el título de este post: el cuento de Fogwill, claro. "No éramos tan felices, pero si en la reuniones de los sábados alguien hubiese preguntado si éramos felices ella habría respondido 'seguro, sí'..." Pasa eso. A mi, por lo menos, me pasa eso. Tal vez porque pienso en todo lo que pasó estos años, en lo público y en lo íntimo y en cómo esos elementos se fueron mezclando de maneras extrañas para producirme. Sí, pienso en vos. Y en vos también, que ya no estás. Y en vos, que estás y no estás al mismo tiempo. Y pienso en todo lo que leímos y lo que escribimos, y en lo que pensamos y en lo que discutimos. Y pienso en todo lo que nos reímos, también nosotros, todos estos años.

Éxtasis y política

A mi también, a mi también.

viernes, julio 18, 2008

Antes del atardecer

Ayer decíamos que la principal consecuencia del voto en el Senado es la constatación de los límites del proyecto kirchnerista. Pero habría que ampliar eso, no reducirlo meramente a la derrota de una propuesta gubernamental. El resultado es la confirmación de que hoy por hoy las fuerzas sociales opuestas a cualquier (y resalto el cualquier) intento de intervención estatal en la economía y limitación (aunque sea módica) de las ganancias de los sectores concentrados son más fuertes que aquellas que están por la tan declamada y vaporosa "distribución del ingreso". El impacto del voto definitorio de Cobos, ese desempate, marca eso: el final de cualquier intento de politización que introdujera "ruidos" en el pácifico trayecto de la acumulación económica. Como lo dice hoy un esclarecido vocero de la derecha realmente existente, Joaquín Morales Solá, "[Néstor Kirchner]Comparte con Cristina Kirchner un sistema de poder según el cual todo (reorganizar la economía, respetar las instituciones, construir una cultura política más sofisticada) se resuelve en un campo de batalla. Esa lógica los abatió." Paz y Administración. Consenso. Diálogo. Ha sonado, dicen los victoriosos caudillos de Palermo, la hora de obligar al gobierno a sentarse a dialogar, se impone abrir la mesa de negociación, resolver las cuestiones pendientes. La palabra consenso, que tanto sobrevoló la sesión del Senado y que utilizó Julio Cobos como último manotazo de ahogado para evitar hacerse cargo de la decisión que ya había tomado hace tiempo, es el signo de estos tiempos. El sueño corporativo de la larga mesa de negociación, de las carpetas que dan vueltas, de las concesiones, de los beneficios acordados en despachos de ministerios evocando el desarrollo nacional, bla, bla, bla. El consenso corporativo es el campo de batalla de los que pierden las elecciones.
Así las cosas, el escenario no es muy optimista. Las alternativas de un contraataque populista o de una retirada temporal para "pasar el invierno" lucen igualmente problemáticas en este contexto. Tal vez lo mejor sea leer el resultado como lo que fue, como la primera victoria del rearmado frente pre-decembrista, comenzar a contar las fuerzas propias, avanzar en lo que se pueda, no cometer los errores de todos estos meses. Y sobre todo, ser conciente de la sociedad en la que nada ese extraño animal llamado kirchnerismo.

jueves, julio 17, 2008

Jueves 4:00 am

El que avisa no es traidor. Valga eso para el Cleto Cobos, el voto más previsible (sí, aunque suene demencial) de la noche. El problema no fue ese, el problema fue haber llegado hasta ahí. La votación de esta madrugada lo que puso de relieve fueron las inconsistencias del bloque de poder oficial: ¿cuantos senadores elegidos en la boleta de Cristina votaron en contra? Se perdió ahí. La estrategia electoral de la concertación, de las colectoras, de la doble boleta (ahí estaba el salteño Romero, ahí estaba Reutemann, ahí estaba Urquía, ahi estaban los supestos radicales K) se demostró inutil para acompañar al gobierno en la votación legislativa más crucial de estos cinco años de kirchnerismo.
Votación crucial no por la plata que había en juego, sino porque daba una señal clara de que esta vez sería un sector ampliamente beneficiado quien aportaría su cuota al tesoro nacional. Algo no muy frecuente en la historia argentina. Las retenciones móviles, expresaban un tímido intento de intervención estatal para captar parte de la fabulosa renta "caída del cielo" a los bolsillos de los simpáticos y campechanos "productores" agropecuarios. No era la reforma agraria - esa que con un cinismo pocas veces visto Buzzi y cía mentaban tanto - no era el IAPI, no era la nacionalización de la banca. Era apenas una medida de mínima racionalidad en un contexto de alza mundial del precio de los alimentos, entre otras cosas.
Lo que demostró esta votación es que hoy por hoy no tenemos una coalición de poder con la fuerza suficiente como para doblarle la mano a los grupos económicos más concentrados. Era increíble escuchar ayer a senadores que votaban por el no corriendo por izquierda al gobierno y proponiendo gravar los plazos fijos. ¿Se imaginan lo que pasaría si se gravaran los plazos fijos? Si por un aumento a las retenciones sojeras pararon el país durante 100 días, imagínense lo que harían si se tocara el corazón del sistema financiero.
Creo que es bueno darse cuenta de esto. Es bueno conocer los límites. Es bueno bajar a la tierra de vez en cuando. Y es imprescindible aprender de esta experiencia y comenzar a encarar los miles de temas que quedaron en suspenso durante estos cien días. El gobierno sigue teniendo la iniciativa, sería bueno que se den cuenta que esta derrota parcial sólo se dará vuelta profundizando el rol del Estado y las políticas de distribución del ingreso. Quedarse a la defensiva ahora, es entregarle el terreno a una oposición que viene por todo.

miércoles, julio 16, 2008

Us and Them

"Diferencias: en la FIESTA del campo, no hacia falta la policia, se sentia un aire bueno y limpio, gente con los nenes, autos estacionados que no fueron dañados, vendedores ambulantes felices, y un discurso interesante. En el ACTO del gobierno(a quien van a mentir... no era del FPV ni del Peronismo, la unica que falto fue cristina, porque despues estaba TODO EL GOBIERNO K ahi arriba): custodia policial por todos lados bien atenta, todo sucio, un olor raro(vino y sudor entre otras cosas), los negocios cerraron, paredes pintadas con aerosol, la gente se escapo de la zona(y aledañas) y el discurso fue el mismo envenamiento mentiroso de siempre."

Comentario de un lector de La Nación. (Me mató lo de "vendedores ambulantes felices").

martes, julio 15, 2008

Alquimia social

¿Vieron que Luisito Barrionuevo ahora es casi casi Juan Bautista Alberdi? Todo lo que toca el "campo" lo convierte en blanco.

sábado, julio 12, 2008

Pegame que me gusta

Bien, bien, bien. Parece que la desesperación les hace decir finalmente la verdad. Lo interesante es cómo, ante la más descarnada puesta negro sobre blanco de los reales intereses en juego, los comentarios de los lectores (ese nuevo colectivo editorial, en vivo, de la doxa clasemediera) siguen fieles, agarrados con uñas y dientes, a las representaciones camperas que se forjaron durante el conflicto. En fin, un síndrome de Estocolmo ya irrecuperable.

Las chicas de Sociales se masturban así (III)

Retomamos una vieja y olvidada sección de este blog para deleite de las féminas de Marcelo T. Esta vez con el Cormac McCarthy de la sociología nacional.

Carne

El diario me parece más que flojito. Pero esta tapa, evocando a la Coca es sencillamente genial.

viernes, julio 11, 2008

Afinidades electivas

Y pensar que la semana pasada mi jefa me pedía que armara clusters y yo no sabía muy bien como hacerlo... ahora estoy en uno. Bué, no cambia mucho las cosas.

M*A*S*H

soldado

martes, julio 08, 2008

Los mandarines

Supe de un grupo que hacía cosas interesantes pero se terminó desintegrando porque cuando vino Agamben lo invitaron a un asado y no se pusieron de acuerdo en quién iba a pasarle el chimichurri. En la facultad se escriben ponencias, se organizan jornadas, se hacen publicaciones, etc.. Después la gente se reparte las becas y demás dádivas otorgadas por el estado, ONG's o fundaciones privadas, escribe una tesis, a veces pasa una temporada con los pobres (si está de moda) o en alguna universidad extranjera. En última instancia lo que se hace es reproducir la circulación de las únicas retribuciones que proporciona la vida de los docentes e investigadores de las facultades de sociales y humanidades: cierto vago prestigio en capas bien diferenciadas de las clases medias urbanas, la prédica a los conversos como placebo para conciencias torturadas por sus buenas intenciones, y, lo más importante, el acceso a los cuerpos jóvenes de los alumnos (igual que en los talleres literarios).

Vanoli, en La Contrarreforma.

Televisión pública

Estoy mirando la tele. 11:30 hs. En el canal Encuentro (cable) pasan en vivo la lectura del veredicto contra el acusado de matar a Fuentealba. En canal 7 (aire) Fanny Mandelbaum entrevista a Ingrid Grudke, y un recuadrito en la esquina inferior izquierda sigue en vivo la apasionante ruptura del glacial Perito Moreno.
¿Es necesario decir más?

lunes, julio 07, 2008

Cut & Paste


“Cuando entra el ego por una puerta se va el talento por la otra y uno pasa a decir pavadas todo el tiempo”.

Mauricio Macri, en China, luego de leer sesudamente las analectas de Confucio (o de Ari Paluch).

VC Presente

Teniendo en cuenta la vergonzosa actitud del diputado Claudio Lozano, que por lo menos formalmente representa a Proyecto Sur como legislador en la Capital Federal, ungido como tal con los votos de esa agrupación en octubre de 2007, el Partido de la Liberación (PL) repudia sus posiciones favorables a la oligarquía y la derecha reaccionaria durante todo este tiempo de lockout patronal agropecuario, coronado con su voto junto a ese espectro de derecha en la sesión que culminó el sábado 5 de julio al mediodía.
Sus compañeros de voto fueron la derecha procesista del PRO, la derecha banelquista de Patricia Bullrich y la Coalición Cívica, la derecha radical de Oscar “Milico” Aguad, y la derecha peronista de Felipe Solá y los duhaldistas. Ni siquiera tuvo el gesto oportunista de la abstención; lisa y llanamente se sumó al voto de esa derecha, a la que secundó con la negativa a dar quórum. De ese modo, Lozano ha roto el compromiso de Proyecto Sur con el sector del pueblo argentino que lo votó con la esperanza de aportar a una fuerza política progresista, antiimperialista, nacional, popular y de izquierda.


Por lo menos estos chinos (o ex chinos, mejor dicho) son más sensatos que los bizarros del PCR, que ven en el "Melli" De Angeli a la vanguardia del campesinado. Un abrazo, muchachos.

domingo, junio 29, 2008

Confieso mi delito campero

Robé Don Segundo Sombra de una librería de saldos.
Transgresor módico, reventadito culposo, como le dijo el Gran Turco a Gerardo Romano en un inolvidable programa de Grondona many years ago.
Y bueno, quería tener esa frase final en la biblioteca: "me fui, como quien se desangra."

Ezra


Poned ahora hielo en vuestras hieleras, el gran concierto de los vientos
Llama a las cosas por sus nombres.
El buen soberano
por la distribución
El mal rey es conocido por sus impuestos.

Ezra Pound, Cantos.

viernes, junio 27, 2008

Toda herramienta es un arma si se la empuña adecuadamente (o no...)

No me sorprendió para nada, pero algunas cosas nunca dejan de resultar extrañas. Ayer a la tarde leía los comentarios de los lectores de La Nación - Hegel decía que la lectura de diarios era un ritual casi sagrado. Yo agregaría: y también la lectura cotidiana de los foristas de La Nación - sobre el corte de organizaciones piqueteras al Puente Pueyrredón por los 6 años de la masacre de Avellaneda. Lo que rayaba la esquizofrenia era pensar que los tipos que largaban la habitual catarata de insultos clasistas contra los piqueteros sean los mismos que durante los "cien días gloriosos" apoyaron con pasión el piqueteo ruralista. Es maravilloso como un mismo método de protesta (salvando las distancias entre cortar caminos durante unas horas y cortar rutas nacionales, desabastecer, etc.) es resignificado valorativamente al instante, en cuestión de días u horas.
¿Qué implica que el "piquete" haya sido apropiado por sectores historicamente refractarios a esa herramienta de lucha? ¿Cómo se lee que el "escrache" haya sido reconvertido de escarmiento popular a método de presión corporativa? Métodos fraguados en los largos años de la invisibilidad de los excluidos y de la denegación de la justicia son adaptados a fines impensados. Sí, definitivamente toda herramienta puede convertirse en un arma, como cantaba Ani DiFranco. Y el arma que ayer apuntaba a unos, puede girar de pronto y apuntar a otros.

miércoles, junio 25, 2008

Éramos tan progres

El otro día me puse a pensar qué les pasó a Tenembaum, a Sietecase, a Zlotogwiazda, a Montenegro, a Lanata mismo. Si hasta el gordo Rozin parece Noam Chomsky al lado de ellos (ver el videíto de la entrevista a Carrió que anda dando vueltas)... Sietecase, que había escrito poemarios en Rosario (creo que uno se llamaba "Cierta curiosidad por las tetas", gran título, por cierto), Tenembaum y Zloto que arremetían contra el menemismo en la época más delirante de Página/12. ¿Qué les pasó muchachos? Se quedan babeando con De Angeli, dejan pasar como si nada las bestialidades de Lilita, entrevistan a Biolcatti como si fuera Camilo bajando de la Sierra Maestra.
Sí, ok, el tiempo pasa nos vamos poniendo... Éramos tan progres. Igual da, en lo personal, un poco de pena. No debería, pero es así. Realmente no me produce nada leerlo a Morales Solá, o a Van der Kooy, pero tengo que admitir que un poco de incomodidad y tristeza siento cuando veo a estos tipos haciendo el papel que están haciendo.

Tal vez, puede ser, seamos buenos, no se trate de la aplicación del viejo teorema "progre a los veintipico, conservador a los cuarenta", sino que se explique por una fractura de la "progresía" argentina. Fractura catalizada por el kirchnerismo como elemento que aporta un malestar al ideal progresista. Pero ¿cómo llevar a la práctica la prédica progre(sista) - equidad social y república- en el barro del conflicto, de la paritarias, de las tensiones corporativas, de la puja por la torta, de la historia, de la sociedad, del mundanal ruido? ¿cómo hacer real, realmente existente, el antimenemismo, ese arsenal simbólico largamente acumulado y luchado durante los 90s? ¿qué pasa cuando el sueño que soñamos en los 90s se convierte en posibilidad?
Las preguntas - y en este exacto momento este post se va al carajo, aviso - rebalsan las actitudes de los íconos mediáticos progres mencionados más arriba. La pregunta es qué es el kirchnerismo y cómo se enlaza con esa "estructura del sentimiento" progresista que nos (me) forjó en los 90s.
Hipotésis bestial: "la pata peronista" que Chacho soñaba para complementar el proyecto iluminista Villa Freud-céntrico, se terminó quedando con todo. El periférico grupo Calafate, un casi exotismo de fines de la década dorada, termina ganando las presidenciales del 2003. El Chacho, de jefe de la centroizquierda a embajador in partibus del kirchnerismo. Cosas que pasan. La pata se comió a la mesa.
La incomodidad, la sensación de extrañeza que genera el kirchnerismo en buena parte de los votantes progres (muchos de mis amigos, de mis compañeros de trabajo, mis hermanas, nada lejano) por ahí radica en eso. Lo que esperábamos, aquello que nos movilizó a la interna entre "Es Ella" y De La Rua, a la Carpa Blanca, a la Marcha Federal, a votar el referendum del Frenapo, fue tomado como bandera por otros. Y sí, están los otros: la CGT, el PJ, los intendentes del conurbano. El otro exacto del universo simbólico del votante progre medio. Ese malestar, esa línea tensa entre los queríamos y lo que es tal vez ayude a comprender la bifurcación progresista.
No sé, pero más allá de todo, qué buen título era Cierta curiosidad por las tetas ¿no?

Una sana envidia

Qué envidia me dan estos pibes. Pongo esos dos pero hay más, como el Criador o Elemaco, y seguramente otros que se me escapan y desconozco. Basicamente porque destrozan el lugar común - tan común que está instalado, incluso en la misma universidad - de que las ciencias sociales corren en inferioridad de condiciones epistemológicas con respecto a las "ciencias duras" (¿duras de qué o por qué?) tan característico del positivismo berreta que sigue vivo a pesar de Auguste Comte sea hoy un olvidado fósil prehistórico. Pero también, porque desmienten el prejuicio inverso, ese que proclama orgullosamente el ensayismo y el impresionismo como única manera de acercamiento a lo social y mira con desdén cualquier gráfico, cualquier aproximación cuantitativa. Barañao vs. Horacio González, si queremos ser brutales e injustos.
A lo que voy es que en momentos en que es casi imposible ver televisión o leer diarios por la cantidad de inexactitudes/manipulaciones/chatura que tienen, leer blogs como esos levanta el nivel. Y lo mismo, corre para cuando uno se harta de leer papers con esa prosa prefabricada, repetitiva y árida del "publish or perish" académico.
Y, para terminar, me descuelgo con una falacia de autoridad. Durkheim decía, bellamente, en Las reglas de método sociológico: "la estadística revela cierto estado del alma colectiva". Eso: poesía y quantum, poesía y quantum.

lunes, junio 23, 2008

Yo te avisé

Los amigos de artepolitica.com siguen creciendo. No se lo pierdan.

sábado, junio 21, 2008

El pobre John Reed se revuelve en la tumba...

"100 días que cambiaron a la Argentina". Más allá del chiste-guiño al famoso libro de Jack Reed sobre la Revolución Bolchevique, hay algo que es cierto: por primera vez en muchos años el aumento de la temperatura política no se debió a internas de chiquitaje o a asuntos de palacio, lo que se puso y se pone en juego son cuestiones que hacen a la distribución del poder y los recursos económicos entre diversos sectores sociales. Digámoslo en términos brutalmente funcionalista-sistémicos: hasta ahora eran las derivas propias de la lógica del sistema político las que dominaban en las zozobras argentinas. Las luchas menem-duhaldistas, menem-cavallistas, delarúa-chachistas, las ofensivas kirchneristas conta la corte suprema, los militares, el fmi, etc, se reducían al círculo de la política. La complejidad de esas situaciones quedaba, aproximadamente, reducida al mundo del gobierno, y en el mejor de los casos del Estado.
Maticemos. Durante los noventas, eso se explicaba por la hegemonía del modelo neoliberal cuyos fundamentos reales no se podía (decían) afectar. Las crisis polítcas, eran en consecuencia, meras internas para resolver quien gerenciaba mejor ese modelo. En los primeros años de Kirchner, se trató, más bien, de reconstruir la autoridad de un Estado cooptado por esos intereses. Era un paso necesario, un paso que anunciaba la puesta en marcha de las condiciones que abrieran la puerta a este nuevo escenario de conflicto social y económico.
Acá estamos, entonces. El conflicto con el "campo", estos 100 días que tanto agitaron, representan la primera vez en la historia de la recuperación democrática que la puja entre Estado y sectores económicos se da a la luz del día. No debe sorprender, entonces, la dilatación del conflicto, ni la virulencia creciente, ni la multitud de recursos simbólicos y materiales que se pusieron en juego. La explicación radica en que por primera vez esa puja no fue saldada en un despacho, que por primera vez el Estado nacional se negó a convalidar sin chistar las demandas de un actor económico. Y esta es la lección que se debe aprender, esta es la lección que le debe quedar clara a cualquiera que pretenda llevar a la práctica medidas que vayan en contra de los intereses de grupos históricamente beneficiados: No te la van a regalar, querido. No te la van a hacer nada fácil, aunque hayas ganado las elecciones hace 6 meses con 8 millones de votos. Eso no les importa nada.
Castoriadis decía que la democracia es un régimen trágico. Lo es porque es el único régimen donde las posiblidades están abiertas siempre, porque nunca garantiza la victoria de la mejor solución, porque, incluso, admite que sus enemigos triunfen. Pero también es el único régimen donde el destino de los ciudadanos depende de los ciudadanos mismos.

miércoles, junio 18, 2008

A la plaza

Me sumo a la convocatoria. Las razones, para mi, están bien expresadas en la declaración colectiva que anda circulando. Y de fondo, lo que hay que defender es la posibilidad de que el estado pueda ponerle límites a las demandas de sectores históricamente (y en el presente) beneficiados por las políticas económicas. Porque, como siempre, la profundización de la democracia no es cuestión de discurso sino de reasignación de recursos y poder. Y también, vale decirlo, voy para sacarme la bilis que tengo atragantada desde el sábado.

domingo, junio 15, 2008

"La bolsa de nylon es nuestra flor silvestre"


1- Durante todo el camino desde San Juan a Jáchal (170 km. al norte) me acordé de esa observación de Martín. Las bolsas de nylon brillando como flores en el desierto. Y hacía allí íbamos: un contingente heterogéneo, una armada brancaleone de las políticas sociales, dos bombones de trabajo social, un psicólogo y un triste sociólogo sacado de improviso de la ciudad. Hicimos lo que pudimos.

2- Esta vez no me llevé el Facundo. La casa de Sarmiento y Doña Paula ya la conozco, aunque me hubiera gustado parar a sacarme una foto donde el hijoputa escribió en francés esa cita falsa, que nuestras maestras nos enseñaron que dice: las ideas no se matan. Pero las chicas no quisieron, y eso que les conté lo que decía Piglia al respecto. Bueno, tal vez no quisieron precisamente por eso...

3- Mientras esperamos el chivito al vino en uno de los dos restoranes de Jáchal se comenta: la única política social es la política económica. También se comenta (¿ellos? ¿yo?): sería más eficiente cargar un Hércules con nuestros viáticos y arrojar la plata desde el cielo. Debería ir o debería quedarme.

4- Después de trabajar todo el día en ranchitos con piso de tierra, llenando fichas, explicando cosas que ni yo entiendo, escuchando que con mil mangos se resolvería la vida de una familia, que con un contrapiso de material los pibes no visitarían cada quince días la salita por problemas bronquiales, que en la cosecha de la cebolla o de la aceituna se paga 7 pesos por cajón, etc, etc, después decía, llegar al hotel y prender la tele después de la ducha caliente, mirando C5N o TN y ver a los mongos esos en la ruta por las retenciones... sí, yo también en esos momentos pedí que la gendarmería repartiera un par de palazos, sí, lo reconozco, lo reconozco.

5- Y ni idea sobre lo que va a pasar. Ni idea sobre como se va a desarrollar el corto plazo, esa tierra de periodistas. Lo que sí sé es que el enfoque de "la participación comunitaria" se queda corto ante un contexto social dominado por el trabajo en negro, por la informalidad laboral, por un horizonte signado por la desprotección y por salarios bajísimos. Se podrá sembrar de CICs el país, pero mientras el sueldo de los jefes de hogar no pase el umbral de la pobreza el círculo reproductor de las carencias seguirá intacto. Ok, soy un materialista irredento. Pero es así.

6- Estamos de vuelta. Buenos Aires no se ve susceptible desde el aire, se ve, más bien, como la alfombra de cemento cuadriculado e infinito donde trascurren nuestras vidas. Una al lado de la otra, pero sin conocerse. Vuelvo al barrio del anonimato y para los que somos tímidos eso se siente bastante bien.