viernes, junio 30, 2006

Preparativos

En la ansiedad bilardista de estas horas, yo ensayo cábalas absurdas: ¿qué camino recorrí la última vez? ¿qué ropa llevaba puesta? ¿caminaba por la vereda par o por la impar? Todo debe repetirse: intento módico de un "eterno retorno". Si es que existe un orden universal, un cosmos, ninguna alteración debe impedir que la rueda del destino nos sea favorable. Deslizarse lentamente, por un rato, al delirio obsesivo-compulsivo.
Escuchar de nuevo las Variaciones Goldberg.
Que sea con suerte.

martes, junio 27, 2006

"Pongamos que hablo de Madrid"

Podrán ser europeos y prósperos, paisanos míos, pero este deporte no es lo de ustedes.

lunes, junio 26, 2006

Poné cara de Messi, ya! (apuntes de Berlín)

¿Y si de pronto Messi no fuera más que una versión 2.0 del Orteguita de los años 90? Esas gambetas endiabladas pero con pronóstico de caída irremediable, ese chocar contra las murallas de carne de los defensores, esa ingenuidad tan poco recomendable en un Mudial de fútbol. No es la idea caerle alevosamente al delantero del Barcelona, pero en algún punto el marketing y los deseos mesiánicos de los periodistas deportivos se conjugaron para construir un presente de alguien que es (por ahora) sólo potencial de futuro.
Desde aquí le ponemos todas la fichas a Carlinhos Tévez, quien en los potreros de Fuerte Apache (a.k.a. Barrio Ejército de los Andes) habrá sabido enfrentar gente mucho más pesutti que los tan mentados "tanques alemanes".

viernes, junio 23, 2006

Variaciones Goldberg

Escribo y escucho las Variaciones Goldberg de Bach interpretadas por el demente Glenn Gould. Mientras la amenaza de una gripe se va alejando lentamente del cuerpo, dejándome en un estado de debilidad y sopor al que gustosamente debería ceder, las notas barrocas del Bach de Gould resuenan en el Media Player. En ciertos pasajes de la pieza es posible escuchar, de fondo, muy suaves, los murmullos que Gould hacía mientras tocaba el piano. Un leve acompañamiento, una vocecita infantil que sigue la música de Bach como alentanto la carrera demencial de los dedos en las teclas. Los ingenieros de sonido se volvían locos intentando quitar de la grabación esos rastros de voz humana.
Y, mientras tanto, esperemos que mañana en Leipzig, la ciudad donde en 1742 fueron compuestas las Variaciones Goldberg, el equipo juegue tan afinado como una pieza de Bach y tan apasionado como una interpretación de Glenn Gould.

jueves, junio 22, 2006

Respondiendo sobre Fogwill

Es extraño, y al mismo tiempo bastante revelador, la fascinación de Puán por Fogwill: como esas amantes maltratadas que se enamoran más locamente con cada golpe, con cada insulto que reciben del objeto amado. Puán, con su característica pasión por la corrección política (copia triste y ajada de un departamento de cultural studies de universidad norteamericana) ve en Fogwill y en el cadáver de Lamborghini eso que ellos (los académicos) querrían ser pero no se animan a ser. Alguien que escribe bien y se caga en el marco asfixiante de la vida universitaria, con sus rencillas, sus revistitas, sus puntajes, sus feudos, sus rituales de vasallaje. A cambio de esa libertad pretender ejercer el único poder que todavía creen ostentar: el de la legitimación de un canon literario. Canon cuyo único respaldo radica en llevar impreso el sello de la UBA y de los grupos académicos que a su sombra todavía vegetan; canon cuyo valor social (como podrán imaginarse) se reduce día a día ante el debilitamiento de los viejos públicos y el reemplazo de los viejos parámetros de calidad por los de venta de ejemplares.
Por otro lado, ciertos medios más o menos masivos redescubren en Fogwill a una figurita que les faltaba desde hacía tiempo: la del quilombero intelectual. Alguien que garantice dosis iguales de declaraciones polémicas, patetismo y raptos de lucidez. Una nota "que garpa" según la jerga periodística. Por supuesto, Fogwill es el primero en darse cuenta de estas operaciones y reacomodamientos del escenario cultural. Veterano del marketing, viejo inventor de productos comerciales, experimentado estratega publicitario, todas esas cosas seguramente no le pasan desapercibidas, y hasta me animo a decir, le causan cierta gracia.

martes, junio 20, 2006

El corazón (todavía) late a la izquierda

Vía la barra de links del CNA llegué al blog Barricada Bolche, un blog escrito con ese pesimismo de la inteligencia y ese optimismo de la voluntad que tan difíciles son de encontrar por estos tiempos. Sorprende encontrar una voz que, desde la izquierda marxista, no caiga en ninguna de las poses, gestos y vulgatas de los aprendices del museo de cera de las atrocidades del siglo XX. Espléndido el "Curso acelerado Posmo cool" radiografiando toda una taxonomía de jóvenes (y ya no tan jóvenes) cínicos que abrazan la doxa posmoderna del fin de los grandes relatos. Más interesante aún, por su impecable análisis de las relaciones Estado - organizaciones sociales, es el testimonio de una militante del PRT (sí, los perros) que se reproduce en toda su extensión al inicio del blog.

sábado, junio 17, 2006

La Voluntad de la Niebla (sobre Fogwill, again)

Entre sorbos de López tinto (después todo decayó con un prescindible Michel Torino) leía la nota de R. E. Fogwill en la Veintitrés de esta semana. No cito textual porque la revista no era mía y ahora solo queda el vago recuerdo de esas declaraciones mezcladas con los vapores etílicos de la noche. Fogwill decía: que a 25 años del final de la dictadura la teoría de los dos demonios se prueba más sólida y certera que nunca; que él no inició en la merca a Enrique Symns (pero a Alan Pauls si que le diste una palita, no Fog?); que todos los que lo fueron a ver a Puán hace un mes era unos boludos. "Me recibieron como a una estrella de rock, me festejaban cada boludez que decía", tira Fogwill sobre aquel encuentro por el que muchas conchitas y pijitas puanescas se mojaron.
Fogwill... qué bueno ese cuento Japonés, qué buenas esas escenas (vos sabés cuales) de la Experiencia Sensible, qué inolvidable ese cuento final de Pájaros de la Cabeza. Fogwill qué encantador eso que decís sobre la rusa que te ayudó a traducir un poema de Pushkin en el hotel donde vivís ahora.
Fogwill: llevale el libro que le prometiste a mi amigo Gustavo (el del kiosco) y si querés después nos vamos a tomar un vino todos juntos.

viernes, junio 16, 2006

Un post que no fue

Pensaba poner esta foto y titularla con un sonoro y prosaico "Puto".
Lo descarté, simplemente, por ser demasiado obvio.

El futbol que le gusta a la Sarlo

Escuché a alguien hoy decir que con este 6 a 0 se borra la mácula de aquel otro 6 a 0 del 78. Si todo fuera tan fácil...
El equipo de los Milosevic pareció perdido en la cancha, les dejó a otros con una imaginación política más calenturienta hermanar este hecho con la disolución de la Yugoslavia de Tito y las heridas abiertas de los colapsos nacionalistas: "Les ganamos a un país que ya no existe" también oí decir. Si todo fuese tan fácil.
Llevaré en mi corazón por siempre el taco de Crespo, quien tuvo que esperar dos mundiales a la sombra de Batistuta para demostrar su calidad. Pekerman, último bastión del progresismo de Villa Crespo, tiene más que merecido este éxito. Lástima el triunfalismo asqueroso que nos invadirá los próximos días, esos desbordes chauvinistas, esos culos pintados con la bandera que Belgrano cosió una tarde de tedio junto al Paraná.
Una última cosita: por favor que algún barrabrava, hooligan, borracho, lo que sea, elimine a Roberto Giordano.
Gracias.

lunes, junio 12, 2006

Esperando al Mesías

Según los últimos rumores Messi no habría jugado por encontrarse muy cansado después de filmar 23500000 millones de publicidades para supermercados, zapaterías, cervecerías, bazares, verdulerías, agencias de remises e industrias lácteas de la zona de Nuremberg (solamente). En cuanto a Carlinhos Tevez, se encontraría en plenas negociaciones para que los Toten Hosen graben un cover de "Piola vago".
En fin... Seguiremos informando.

sábado, junio 10, 2006

Sweet and tender hooligan

Escribe, corazón, nunca dejes de hacerlo. Por favor, por favor.
-A diez mil kilómetros de casa el calendario cuatrianual de las emociones esféricas se pone en marcha en la ciudad de la puta de Hamburgo, esa ciudad que produjo una de las anécdotas más divertidas y bizarras de las noches etílicas y crueles del grupo de amigos. Chistes privados, sepan comprender.
-Desde hace una semana descargo de la mula una enciclopedia personal del britpop. Antes que Blair abandonara las banderas del glorioso y fabiano Partido Laborista Británico un ramillete de bandas de rock recuperaban el don de la palabra y la potencia de la música. Siempre quisimos nacer en Manchester, aunque Brighton hubiese estado bien igual. The Verve, Snow Patrol, Oasis, Blur, Radiohead, Suede, Pulp, Weezer, Manic Street Preachers. Quadrophenia. Yo quiero una motoneta como la de ellos, también quiero mi acantilado para saltar con el walkman puesto y la campera verde oliva bien cerrada. Sweet and tender hooligans.
-La profesora Sarlo festejando los goles de Crespo y Saviola y mirando las piernas morenas de Didier Drogba con un je ne sais quoi perverso en los ojos. ¿De que cuadro era Válter Béniamin? se pregunta. ¿Podemos los intelectuales permitirnos estas maniobras orquestales de los nacionalismos perimidos? insiste ante la mirada cansada de su marido. Alguna gente nunca entenderá, es así, pobrecitos ellos.

viernes, junio 09, 2006

Literatura y alienación

"... Cuatro personas diferentes me preguntaron cual era mi animal terrestre favorito y no pude ni contestar porque no sabía que animales incluir en esa categoría. Estuvimos con dos componentes de los Beastie Boys en una casa de Silver Lake, y allí coincidimos con muchas rubias con el pelo rapado y también con Tamara Davis, Greg Kinnear, David Fincher y Perry Farrell. 'Hielo... ¡qué bien!' fue la frase que acompañó nuestros combinados de Bacardi y Coca-Cola y nuestras quejas sobre los impuestos. En el jardín posterior había una piscina llena de escombros hasta los topes y varias tumbonas rodeadas de jeringuillas vacías. En toda la cena hice sólo una pregunta, que fue: '¿Y por qué no la cultivaís vosotros mismos?' Fui testigo de que es posible emplear diez minutos en cortar una loncha de queso. En el jardín, al lado de la piscina llena de escombros, había un seto podado de tal forma que reproducía la imagen de Elton John. Comimos Vicodin y escuchamos cintas de la Velvet Underground de la época de Nico.
-Comparados con la naturaleza en todo su esplendor, nuestros problemas me parecen mezquinos -sentencié.
- Victor -comentó Chloe-, te recuerdo que eso que tienes a tu espalda es un seto cortado en forma de Elton John."
(...)
"Comimos tamales en rascacielos vacíos y pedimos snacks exóticos en bares japoneses de estilo chic industrial. Compartimos mesa en restaurantes con nombres como Muse, Fusión o Buffalo Club con gente como Jack Nicholson, Ann Magnuson, Los Lobos, Sean MacPherson y un modelo de catorce años llamado Dragonfly, que dejó impresionado a Jimmy Rip. Pasamos demasiado tiempo en el Four Seasons y no el suficiente en la playa. Una amiga de Chloe dió a luz un bebé muerto. Dejé la ICM. Muchos se presentaron como vampiros o bien afirmaron conocer a alguno. Fuimos de copas con los Depeche Mode. Durante aquellas semanas murieron o desaparecieron tantos conocidos nuestros -en accidentes de circulación, de sida, de una sobredosis, asesinados, atropellados, disueltos por mala suerte o por mala voluntad en cisternas llenas de ácido- que Chloe cargó en su Visa casi cinco mil dólares en coronas. Yo estaba guapísimo."

Bret Easton Ellis: Glamourama, Ediciones B, Barcelona, 1999 (pág. 111-113).

lunes, junio 05, 2006

Historias de Rainer: El último beat del corazón americano

Por dos motivos Raymond H. Stevens había ocupado un fugaz y polémico lugar en la generación beat: la escritura de un largo, confuso y húmedo poema de tema sureño llamado "Llanto por Temple Drake, penetrada por una mazorca"; y una pelea a golpes de puño con Jack Kerouac en una lejana noche del San Francisco de los 50's que había concluido con el tabique roto del gran iluminatti budista y con el ostracismo de Stevens del grupo más conspicuo de los beatniks.
Yo tenía, cuando lo conocí, noticia de estos hechos gracias a un extraño y malicioso libro escrito por una ex amante de Lawrence Ferlinguetti, uno de esos libros que los ancianos beatnicks (o aquellos que los conocieron) se largaron a escribir a mediados de la década del 90, en busca de algún dinero que pagase los costosos tratamientos médicos que toda vejez de ex bohemios acarrea. El libro se llamaba "Darkness of City Lights", Rodrigo Fresán lo había reseñado en el Radar y Amazon.com hizo que llegara a mis manos.
Como sea, la cosa es que años después cuando vi el nombre de Stevens en una lectura de nueva poesía de la Costa Oeste que se celebraba en la universidad donde me encontraba estudiando un improbable posgrado en sociología, recordé aquellos dos hechos que lo habían convertido en un marginado entre los marginados, en un exiliado del movimiento beat justo antes de que este estallara en el cielo de la contracultura americana. Stevens. En el libro había una fotografía de él a los 25 años: alto, pelo cortado al ras, campera militar, una mirada azorada y temible al mismo tiempo, abrazados a él y sonriendo Allen Ginsberg, Gregory Corso y una chica hip que hoy debe estar en el cielo del Alzheimer.
La lectura de poesía fue un caos. Una feminista gorda leía un poema sobre corpiños de metal y alienación en los suburbios. Un destruído ex grunge (con camisa leñadora!) hablaba sobre asesinatos en la ruta Portland-Seattle, espectros que salían de los bosques y guitarras eléctricas. Un viejo muy maricón imitaba a Valery y murmuraba al borde del colapso, con los ojos entornados: "L'ennui, l'ennui". Al final Stevens hizo su aparición vestido con un impermeable marrón y un gorro de lluvia: estaba viejo y le temblaban las manos, mantenía la vista clavada en en los papeles que llevaba. El hombre que le rompió la cara a Jack Kerouac. Después de cinco largos minutos dijo: "Sólo puedo decirles algo", más silencio y espera, "háganse coger por una manada de chinos recién descendidos de un largo viaje en la bodega de un carguero panameño".
Quince minutos más tarde me sentaba en un bar de Telegraph Avenue a hablar con Stevens.
- Soy Rainer - le dije.
- Hola, yo también soy Ray.
Lo que siguió a partir de eso solamente lo puedo contar por fragmentos. Stevens alternaba la cerveza con el whisky. Stevens ya no escribía más. Stevens vivía de una jubilación como empleado del Departamento de Bienestar Social de los Estados Unidos. Stevens odiaba hablar sobre los beatnicks. Stevens gustaba de manejar un viejo chevy del 75, a pesar de que la policía de San Francisco le había retirado la licencia de conductor hacía por lo menos 20 años. El alcohol, la ruta y el peligro fueron las presencias dominantes de aquella noche. Algunos de los fragmentos que mencionaba:
- A bordo del chevy, yendo en dirección a Oakland: "Mentiría si dijera que me peleé con Kerouac porque me quiso tocar la pija en el baño aquella noche. La verdad es que ya ni me acuerdo porqué nos peleamos, pero si el mejor escritor de tu país te quiere tocar la pija en un baño, te apuesto lo que quieras a que te acordarías". "Todas esa putitas y putitos escribiendo poesía... no sé, le dan demasiado importancia al asunto, cuando éramos jóvenes todo era más simple: una excursión al campo, los negros levantando la cosecha, la música saliendo de las ventanas de cada casa. La redención yacía entre tu novia y vos cuando la luna entraba a la habitación y se mezclaba con el aroma dulce del sexo". "Faulkner, Faulkner".
- Más tarde en un estacionamiento desierto al pie del Puente de la Bahía, dónde Kim Novak se le escapaba a Jimmy Stewart en Vértigo: "Yo trabajaba para el Departamento de Bienestar Social. Viajaba por todo el país midiendo la talla y el peso de los desnutridos de América. A los que estaban por debajo de cierto coeficiente les entregaba cupones del gobierno. A los demás les daba las gracias y los veía saludarme mientras me alejaba en la camioneta. Volverían a sus casuchas cubiertos de polvo. De mi polvo". "Yo sí vi a muchas mentes de mi generación destruídas por la locura". "¿No es hermoso ese gran puente, no es hermoso el naranja de sus fuertes pilares abatido por las olas del Océano?"
- Luego de comprar una botella de licor en un K-Mart de la ruta a Big Sur: "Tengo 75 años. Tengo una hija de 36 años. Tengo una nieta de 14 años. Viven en Baltimore, en un departamento junto al tren elevado. No puedo entender como pueden dormir con todo ese ruido. No las veo desde hace más de 10 años. Tal vez ya se hayan mudado". "Consíguete un trabajo. Consíguete una novia. Consíguete algo para hacer por las tardes. Lleva los niños al colegio. Limpia la casa cuando tu mujer no está. Iza la bandera los 4 de Julio. Saluda a los servidores de la Ley cuando pasan con sus largos patrulleros. Que nadie te arrebate el cuchillo para cortar el pavo el Día de Acción de Gracias. Y que tu mujer no descubra nunca, nunca, las fotos de niñas desnudas que guardas en el ropero, entre el álbum de tu casamiento y la Magnum 45. que te regaló papá". "Montaña, montañita/ en la hierba está la ardillita".
- A las seis de la mañana, entrando en la ciudad dormida haciendo ruido, como si fuéramos ladrones principiantes. Ultima parada en un café de camioneros: "Ahora tengo sueño, compañero. Fue 'una velada agradable' como decía Dorothy Parker subiéndose la bombacha. Yo vivo a dos cuadras de aquí. Mi vecino se llama Ramón y es pentecostal, quiera Dios saber lo que eso significa. Siempre me está diciendo: '¿Raimundo, no te quieres redimir? ¿No quieres la salvación de nuestro Señor Jesucristo?' y al final siempre termina mirándome con sus ojos tristes y negros, sus ojitos de viejo perro apaleado: 'Este mundo es sólo oscuridad. Eso lo sabes, ¿no?' Y yo me pongo serio e imito su mirada compungida y le digo 'Sí, Ramón, eso lo sé'. Y lo gracioso es que lo digo en serio". "¿Dónde está Allen Ginsberg ahora?, ¿dónde está William Carlos Williams? ¿dónde están los hermanos Marx? ¿dondé está Buddy Holly? ¿dónde está la nena que atendía el guardarropas del Chelsea Hotel en el 57? ¿dónde están los muchachos que ganaron el campeonato de football en mi viejo colegio de Greenville, Alabama? ¿Qué fue de Temple Drake, amigo? No contestes, por favor". "El municipio debería ocuparse de limpiar las hojas secas de las calles. El año pasado gasté media jubilación en destapar el desagüe". "La mejor hora del día: el amanecer. Cuando era niño tenía la pretensión de descubrir el momento exacto en que la noche se hace día. No hay momento exacto. Todo es mezcla. O tal vez el momento exacto sucede cuando cerramos los ojos y por eso decimos que no existe. Bella ciudad, bello mundo durmiente".
Caminé tambaleando los metros que me separaban de una parada de ómnibus. Eran las siete de la mañana y el aire de mar llegaba hasta esa lejana parte de San Francisco. En el asiento de atrás del ómnibus, con el sol matinal pegándome en la cara, pensé en Stevens y en su vecino Ramón discutiendo de teología como dos perfectos caballeros espirituales. ¿No querés la redención? Las cosas son un poco más complejas. Hermoso mundo durmiente.

domingo, junio 04, 2006

La mujer cuyo vestido era una flor

Hasta hace poco creía que Escocia sólo era Sean Connery, platos típicos horribles, tradiciones nacionalistas y monstruos improbales asomando sus lomos en lagos helados. La voz de Elisabeth Fraser y las melodías sabiamente tejidas de los Cocteau Twins que escucho insistentemente por estos días, me hacen cambiar de opinión. El victorianismo puede ser más seductor que el gesto explícito; la oscuridad más iluminadora que la luz radiante.

viernes, junio 02, 2006

Algo un poco, demasiado, unitario

Sartre dice en alguna parte que los intelectuales franceses muchas veces se cansan de París y parten por una temporada a las provincias. Allí intentan escribir y vivir, olvidar la gran ciudad, desintoxicarse al tomar contacto con la "realidad" profunda del interior, conocer historias y gente "más real". Nunca logran nada de eso. Finalmente retornan a la capital y sentados en un café resoplan: "al fin y al cabo sólo existe París".
Buenos Aires ostenta una posición similar en lo que se refiere a su primacía como máquina narrativa. La literatura argentina es Buenos Aires, ya sea a favor o en contra del gran monstruo urbano todo pasa por sus arterias. La cabeza de un Goliat anémico. Sexo y traición entre los rascacielos. El hombre que está solo y espera mientras de noche las avenidas duermen y los pasos de las mujeres amadas se obstinan en perderse. Vida cotidiana y alienación. Literatura y realidad política. Buenos Aires.
De los barrios de Buenos Aires todos guardan historias, muchos han quedado inscriptos en sus ficciones, unos pocos laten con el ritmo apasionado, riesgoso, delator, de la máquina ficcional. Palermo, desde Carriego y su gentryfication por Borges. Boedo con su aura proletaria y socialrealista. El Centro con sus avenidas, sus tugurios, sus oficinas, sus calles desiertas de domingo que recuerdan a una ciudad evacuada por la peste o víctima de un ataque atómico. El Bajo, por lo que leemos que fue: cabarets, marineros rusos, Gombrowicz, Onassis haciendo su fortuna, eche una moneda por la ranura y vea la vida color de rosa. Barracas con sus fábricas y sus reuniones anarquistas. La Boca, todos amamos La Boca.
Esos significados van pegados a cada significante barrio. Pero pertenecen en su gran mayoría al pasado. Necesitamos un literatura de Buenos Aires que reinvente nuevos significados. Necesitamos, urgentemente, borrar las viejas leyendas y sólo retener las que nos sean útiles en el presente. Necesitamos mirar Buenos Aires y horrorizarnos o maravillarnos de su presente. Algo de eso representó la"nueva poesía" argentina de los 90: un realismo descentrado, una búsqueda de personajes palpables, un largo canto de miseria y resurrección. Necesitamos más.
Al fin y al cabo, sólo existe Buenos Aires.