lunes, mayo 25, 2009

Cómo no vivir juntos

Linda nota sobre el "deterioro" del glamoroso Puerto Madero, ese proyecto insignia de la gentrificación urbana del menemismo (que fue como política nacional, en resumen, una gentrificación a escala macro social). En fin, como decía el sociólogo ex sartreano ex contornista Sebreli, el infierno de unos es el paraíso de otros.


miércoles, mayo 20, 2009

Champagne

Yo no creo que vuelva el 2001 si pierde K, pero viendo estas fotos hay un hambre de menemismo dando vuelta...

lunes, mayo 18, 2009

En la calle codo a codo...

Reynaldo Sietecase logra la proeza de escribir dos veces una misma necrológica. Algo para el Guinness.

jueves, mayo 07, 2009

Ustedes ven tránsito parado, nosotros el movimiento.

miércoles, mayo 06, 2009

Pobres negros

El día de mañana le contaremos a nuestros hijos: "fue en el otoño que pasamos mirando la campaña por Canal 26". Un signo sutil de los tiempos que corren, que enlaza la territorialización de la política con el lugar preponderante que ocupa el GBA en el discurso político. De todo esto da cátedra el maestro Manolo en su blog, que para los porteñitos blandengues como yo es un curso acelerado de inmersión en ese espacio geográfico, anímico, mental, cultural y político que es el conurbano. Se habla tanto del conurbano por estos tiempos. ¿Es el Desierto del siglo XXI? Ese que se pensó en el siglo XIX como despoblado cuando estaba pleno de intercambios, de significados; ese contra el cual se construyó la idea de nación moderna y que le dió a la literatura argentina tres de sus mejores obras. Algo de eso puede haber, aunque mejor no exagerar el símil.

Hoy Ricardito Alfonsín, el hombre que perfecciona todos los días frente al espejo del baño el vibrato de la voz paterna, decía que el segundo cordón del GBA es un espacio prepolítico. No lo gloso, lo cito textual. No leyó la entrevista a Merklen que posteamos el otro día, o si la leyó no le importó, da lo mismo. El discurso del clientelismo es fuerte. Es una de las piedras sobre la que se sostiene la autoestima de la clase media, que le permite mantener su visión de eterna incomprendida en este "país de mierda".
Más política Lilita Carrió, que estaba al lado de Alfonsin Jr., lo cruzó con un sermón sobre su inmenso amor a los pobres, sobre la sensibilidad, sobre que ella ganó en las mesas femeninas de José C. Paz. Lilita sabe: la clase media quiere el discurso de los "clientes" arreados como ganado, pero también quiere la esperanza de que ese inmenso espacio que imagina homogeneamente miserable - el GBA - puede ser reconquistado para la civilización. En cada votante de la CC hay un pedagogo que, luego de pasada la calentura con los "negros de mierda", reflexiona y dice: "esto se soluciona con educación, con cultura cívica".

Se me ocurre, no sé porqué, otro simil literario: la clase media oscila entre "Las puertas del Cielo" de Cortázar y la "Carta abierta a la patria". Entre la infinita frustración ante los pobres que no saben comportarse y la añoranza de un país que todavía "puede ser". Pero sin muchas esperanzas.

lunes, mayo 04, 2009

Estado y sectores populares

Entrevista imprescindible a Denis Merklen que hace foco en una cuestión crucial y llena de equívocos: la relación entre sectores populares y Estado en la Argentina de los últimos 25 años. Desde hace mucho tiempo las palabras clientelismo y universalización de las políticas contra la pobreza monopolizan el debate en torno a la presencia del Estado en las zonas que han quedado al margen del crecimiento económico de los sucesivos modelos de país que hemos experimentado las últimas décadas.
La pobreza dura y extensa de los barrios populares se ha constiuido gradualmente en un campo contra el cual se proyectan las imágenes aterrorizadas o falsamente compasivas de ciertas capas sociales para las cuales esas masas de extramuros encarnan los espectros del fracaso social, o más aún, de una inviabilidad irresoluble: desiertos que rodean las zonas exitosas, espacios librados a la mano de dios por los cuales no transitar, no mirar, no pensar más que con las categorías prefabricadas del "clientelismo" que todo lo explican. Desde otra perspectiva, en cambio, se da el intento inverso de revalorizar acríticamente muchas prácticas políticas degradadas que tienen lugar en los territorios de la pobreza.
Es, me parece, un juego peligroso que no ayuda en nada a pensar y entender cómo se da realmente la dinámica política en los barrios populares. No contribuye en nada oponer al discurso estigmatizador del "clientelismo" respuestas que festejan gozosamente la supervivencia de liderazgos que han probado su falta de eficacia para resolver la pobreza estructural. ¿Más claro? Oponerse y refutar la visión de que los pobres son seres manipulados que votan lo que les dice un puntero no significa echarse en los brazos de tipos con los que ninguno de nosotros compartiría ni un café. Hay una tensión ahí que es de difícil resolución y qué, como señala Merklen, sólo puede resolverse desde el Estado cambiando la lógica de distribución de los recursos.
El sueño de las clases medias de una política social que se cobre exclusivamente por la ventanilla de un banco, donde la relación ciudadano - Estado esté mediada por una tarjeta magnética, ese sueño de la transparencia, de la abolición de las mediaciones, es también una pesadilla antipolítica. No es extraña entonces, la persistencia del mantra "ingreso universal" esgrimido por Carrió y por otros representantes del liberalismo argentino. Junto al mercado que vincula a los individuos de manera invisible a través de su rol como consumidores y productores, el ingreso universal ascéptico ("que lo cobre desde el hijo de Macri al hijo del cartonero") viene a completar la configuración de una sociedad de individuos desligados de cualquier instancia colectiva.
En el otro extremo, la distribución de recursos en forma de microemprendimientos, de subsidios destinados a un fracaso casi seguro en la intemperie del mercado, de aportes que no hacen más que solidificar condiciones de miseria. La marcha del jueves tenía un simbolismo fuerte: la multitud de la CGT frente al ministerio de Desarrollo Social. Estaban ahí dos maneras de vinculación de los sectores populares con el Estado. Me parece crucial pensar esa relación en un contexto donde el trabajo formal sigue siendo importante pero ya no mayoritario, donde los sindicatos siguen cumpliendo un papel fundamental pero que no incluye a muchos de los pobres que han quedado fuera de esos encuadramientos y que se relacionan con el Estado a través de otras vías. ¿Cómo distribuir bienes y servicios, cómo tener una voz que pueda ser atendida por la dirigencia política en tiempos de fractura social? El kirchnerismo lo intentó apostando a la recuperación del trabajo formal, por un lado, y por otro atendiendo la pobreza extrema con políticas territoriales y focalizadas, de un impacto - como mínimo - modesto. A seis años del 2003, y en vísperas de las elecciones es crucial pensar que se hizo bien y que falló.

viernes, mayo 01, 2009

1 de mayo

Nadie me llamó del gobierno, nosotros estamos para socializar las perdidas, nunca los beneficios. Nosotros somos los que estuvimos siempre en la calle y lo vamos a estar porque venimos de la escuela que dice: Primero la Patria. Vamos a estar con Kirchner, a pesar de Kirchner y de Cristina. Vamos a estar porque como alguna vez yo le dije a Néstor Kirchner: “Yo soy mas kirchnerista que vos, en términos de proyecto nacional, popular y revolucionario. Porque creo firmemente en lo que estamos haciendo, y estamos en esto por convicción, no por pura táctica, lo nuestro es estratégico."

Manual de conducción, Néstor. Hay que, tenés que, leer esta "carta abierta" una y mil veces. Late ahì, un profundo llamado de atención y más de una verdad.

Feliz día de los trabajadores para todos.