martes, junio 30, 2009

Lo que viene

Lo de abajo salió excesivamente optimista para el contexto y para la depresión que tenía el domingo. Ok, no quería ponerme demasiado personal, contar que me metí en la cama a mirar al pelado de C5N con su pantallita interactiva en mute, mientras sonaba en la computadora Adagio en mi país de Zitarrosa, una especie de licencia poética setentosa a la que sucumbí intentado evocar por unos minutos la Gran Derrota Gran de la generación perdida. La verdad es que la sensación íntima que tengo es que lo que viene es horrible: Cobos, Reutemann, Macri, De Narváez, gente espantosa, de cartón, con discursos mezquinos, exitosos, gente sin pathos.
Creo que no soporto más esa palabra que se puso de moda desde el año pasado: "consenso". ¿Qué mierda es eso? La escucho, confieso, y se me vienen encima imágenes de muchos garcas alrededor de una larga mesa, posando para las cámaras porque todo está cocinado ya. El consenso es a 2009 lo que la ética fue a 1999. La contraseña vacía donde se reconocen los que forman lo peor de este país, y los cooptados por el síndrome de Estocolmo que les hacen de comparsa. No puedo creer que gente inteligente argumente su posición política usando esos términos, abogando contra la "soberbia" y otros sinónimos que reducen la política a una "lucha de almohadas".
Mi trosco interior me sugiere que se vayan todos a la mierda, pero estoy demasiado cortado por la civilización como para decirlo. Vox Populi Vox Dei, me repito mientras Pino en la tele saluda con su boina de geronte bohemio a los compañeros y habla por enésima vez de la Barrick Gold. Suficiente.

Los años de Kirchner


Cuando a las nueve de la noche de ayer empezaron a caer los cómputos oficiales, todos le prendimos una vela a esa nueva Tierra Prometida: el segundo cordón del GBA. Por nuestras mentes pasaban las imágenes de esos territorios devastados, esos bordes de la Gran Ciudad, que contenían la salvación de "el Proyecto". Una irónica metáfora del devenir de estos intensos años kirchneristas que comenzaron con la idea obamista de unir lo mejor de la progresía "blanca" con la dureza de los territorios de relegación de las grandes ciudades; y terminaron (terminamos) refugiados sólo en la esperanza del conurbano.
Quiero decir, ese proyecto inicial de Kirchner fue lo mejor de Kirchner. Y el mayor mérito de Kirchner fue seguir peleando hasta el final, seguir colocando la política (la discusión, la pelea, la crispación, sí) en primer plano. Kirchner es mejor que la sociedad que le tocó gobernar, pero eso pasa casi siempre con los políticos de vocación. Pero hay que admitir los errores, hay que admitir que en un año y medio se fueron tres millones de votos y que un personaje ignoto como De Narvaéz le ganó la provincia de Buenos Aires nada menos que a Néstor Kirchner.
En ese sentido la conferencia de prensa de Cristina me pareció muy pobre, excesivamente concentrada en mostrar una "normalidad" que cualquiera que haya estado ayer frente al televisor (y aún más en el bunker del FPV) sabe que no es cierta. No se trata de mostrar debilidad sino, apenas, de reconocer que las cosas no salieron nada bien y que la batalla en los términos que planteó el gobierno se perdió.
¿Fin de ciclo? Sí, sin duda nada será igual y ya asoman las caras pálidas de los presidenciables 2011. Pero no diría, no caería en la actitud imbécil de culpar a la sociedad y buscar el mitológico "giro a la derecha". Me preocupa más hacer la genealogía de esta derrota, ver cómo desde diciembre de 2007 los vahos del microclima impidieron ver las transformaciones sociales paridas por el kirchnerismo en estos seis años. Ahora queda entonces, en medio del reflujo, volver a sintonizar con aquellos sectores que se distanciaron del kirchnerismo, reconocer los límites sociales y juntar fuerzas para poder ir extendiéndolos de a poco. Ojalá se pueda.



sábado, junio 27, 2009


Progresismo blanco - Progresimo negro

jueves, junio 25, 2009

Patético

¿Quieren ver cómo es un votante de Carrió? Pasen por acá. Mientras lo leía tuve la vaga sensación de estar frente a una cargada muy elaborada, pero no, parece que es en serio.

Bueno, peores son los kirchneristas. Esa banda de impresentables que salen en televisión, los Scioli, los Randazzo, los Fernández, los Conti, banda de facinerosos, resentidos y violentos a los que uno sabe capaces de cualquier mentira, de cualquier apriete, de cualquier acto autoritario y de la más repugnante obsecuencia. Es muy difícil no ver a esa gente de otra manera. Hay que ponerse una venda para no darse cuenta de lo que significan esos tipos.


Dos viejitos retirados frente al mar, rumiando la bronca porque el mundo es demasiado estúpido como para no apreciar las virtudes (ah, el honestismo) republicanas, resignados a una nueva jornada triste donde el país les de la espalda. Y bueno, que le van a hacer, no todos pueden disfrutar de ese ocio tan placentero, matizado con fotos de atardeceres y lecturas de alta cultura. Algunos viven en el mundo real donde palabras como salarios y obras públicas tienen algún peso, algunos se acuerdan todavía de los abismos "progresistas", del final violento de la época de los políticos que "consensuaban" y "dialogaban" y no truchaban las estadísticas del INDEC ni siquiera para desmentir el número de muertos que dejaron en la Plaza de Mayo, hace no tanto tiempo.

Pero está bien, en 48 horas sabremos lo resultados, yo lo único que pido es que el amigo Pino, ese que nos dio películas con Goyeneche cantando en medio de una máquina de humo, nos haga el gran favor de dejar en la puerta a uno de los personajes más nefastos de los últimos años, aquel del cual se dice en San Clemente:

Carrió es la única política puede hablar sin contradecirse, porque tiene un camino, una ética y una lógica. Entonces, es raro que se equivoque. Su discurso es sincero, audaz y fluye con naturalidad. Siempre es creativo y sorprende, aunque no se aparta de una línea rectora que la guía.

Risas. Infinitas risas.