domingo, junio 29, 2008

Confieso mi delito campero

Robé Don Segundo Sombra de una librería de saldos.
Transgresor módico, reventadito culposo, como le dijo el Gran Turco a Gerardo Romano en un inolvidable programa de Grondona many years ago.
Y bueno, quería tener esa frase final en la biblioteca: "me fui, como quien se desangra."

Ezra


Poned ahora hielo en vuestras hieleras, el gran concierto de los vientos
Llama a las cosas por sus nombres.
El buen soberano
por la distribución
El mal rey es conocido por sus impuestos.

Ezra Pound, Cantos.

viernes, junio 27, 2008

Toda herramienta es un arma si se la empuña adecuadamente (o no...)

No me sorprendió para nada, pero algunas cosas nunca dejan de resultar extrañas. Ayer a la tarde leía los comentarios de los lectores de La Nación - Hegel decía que la lectura de diarios era un ritual casi sagrado. Yo agregaría: y también la lectura cotidiana de los foristas de La Nación - sobre el corte de organizaciones piqueteras al Puente Pueyrredón por los 6 años de la masacre de Avellaneda. Lo que rayaba la esquizofrenia era pensar que los tipos que largaban la habitual catarata de insultos clasistas contra los piqueteros sean los mismos que durante los "cien días gloriosos" apoyaron con pasión el piqueteo ruralista. Es maravilloso como un mismo método de protesta (salvando las distancias entre cortar caminos durante unas horas y cortar rutas nacionales, desabastecer, etc.) es resignificado valorativamente al instante, en cuestión de días u horas.
¿Qué implica que el "piquete" haya sido apropiado por sectores historicamente refractarios a esa herramienta de lucha? ¿Cómo se lee que el "escrache" haya sido reconvertido de escarmiento popular a método de presión corporativa? Métodos fraguados en los largos años de la invisibilidad de los excluidos y de la denegación de la justicia son adaptados a fines impensados. Sí, definitivamente toda herramienta puede convertirse en un arma, como cantaba Ani DiFranco. Y el arma que ayer apuntaba a unos, puede girar de pronto y apuntar a otros.

miércoles, junio 25, 2008

Éramos tan progres

El otro día me puse a pensar qué les pasó a Tenembaum, a Sietecase, a Zlotogwiazda, a Montenegro, a Lanata mismo. Si hasta el gordo Rozin parece Noam Chomsky al lado de ellos (ver el videíto de la entrevista a Carrió que anda dando vueltas)... Sietecase, que había escrito poemarios en Rosario (creo que uno se llamaba "Cierta curiosidad por las tetas", gran título, por cierto), Tenembaum y Zloto que arremetían contra el menemismo en la época más delirante de Página/12. ¿Qué les pasó muchachos? Se quedan babeando con De Angeli, dejan pasar como si nada las bestialidades de Lilita, entrevistan a Biolcatti como si fuera Camilo bajando de la Sierra Maestra.
Sí, ok, el tiempo pasa nos vamos poniendo... Éramos tan progres. Igual da, en lo personal, un poco de pena. No debería, pero es así. Realmente no me produce nada leerlo a Morales Solá, o a Van der Kooy, pero tengo que admitir que un poco de incomodidad y tristeza siento cuando veo a estos tipos haciendo el papel que están haciendo.

Tal vez, puede ser, seamos buenos, no se trate de la aplicación del viejo teorema "progre a los veintipico, conservador a los cuarenta", sino que se explique por una fractura de la "progresía" argentina. Fractura catalizada por el kirchnerismo como elemento que aporta un malestar al ideal progresista. Pero ¿cómo llevar a la práctica la prédica progre(sista) - equidad social y república- en el barro del conflicto, de la paritarias, de las tensiones corporativas, de la puja por la torta, de la historia, de la sociedad, del mundanal ruido? ¿cómo hacer real, realmente existente, el antimenemismo, ese arsenal simbólico largamente acumulado y luchado durante los 90s? ¿qué pasa cuando el sueño que soñamos en los 90s se convierte en posibilidad?
Las preguntas - y en este exacto momento este post se va al carajo, aviso - rebalsan las actitudes de los íconos mediáticos progres mencionados más arriba. La pregunta es qué es el kirchnerismo y cómo se enlaza con esa "estructura del sentimiento" progresista que nos (me) forjó en los 90s.
Hipotésis bestial: "la pata peronista" que Chacho soñaba para complementar el proyecto iluminista Villa Freud-céntrico, se terminó quedando con todo. El periférico grupo Calafate, un casi exotismo de fines de la década dorada, termina ganando las presidenciales del 2003. El Chacho, de jefe de la centroizquierda a embajador in partibus del kirchnerismo. Cosas que pasan. La pata se comió a la mesa.
La incomodidad, la sensación de extrañeza que genera el kirchnerismo en buena parte de los votantes progres (muchos de mis amigos, de mis compañeros de trabajo, mis hermanas, nada lejano) por ahí radica en eso. Lo que esperábamos, aquello que nos movilizó a la interna entre "Es Ella" y De La Rua, a la Carpa Blanca, a la Marcha Federal, a votar el referendum del Frenapo, fue tomado como bandera por otros. Y sí, están los otros: la CGT, el PJ, los intendentes del conurbano. El otro exacto del universo simbólico del votante progre medio. Ese malestar, esa línea tensa entre los queríamos y lo que es tal vez ayude a comprender la bifurcación progresista.
No sé, pero más allá de todo, qué buen título era Cierta curiosidad por las tetas ¿no?

Una sana envidia

Qué envidia me dan estos pibes. Pongo esos dos pero hay más, como el Criador o Elemaco, y seguramente otros que se me escapan y desconozco. Basicamente porque destrozan el lugar común - tan común que está instalado, incluso en la misma universidad - de que las ciencias sociales corren en inferioridad de condiciones epistemológicas con respecto a las "ciencias duras" (¿duras de qué o por qué?) tan característico del positivismo berreta que sigue vivo a pesar de Auguste Comte sea hoy un olvidado fósil prehistórico. Pero también, porque desmienten el prejuicio inverso, ese que proclama orgullosamente el ensayismo y el impresionismo como única manera de acercamiento a lo social y mira con desdén cualquier gráfico, cualquier aproximación cuantitativa. Barañao vs. Horacio González, si queremos ser brutales e injustos.
A lo que voy es que en momentos en que es casi imposible ver televisión o leer diarios por la cantidad de inexactitudes/manipulaciones/chatura que tienen, leer blogs como esos levanta el nivel. Y lo mismo, corre para cuando uno se harta de leer papers con esa prosa prefabricada, repetitiva y árida del "publish or perish" académico.
Y, para terminar, me descuelgo con una falacia de autoridad. Durkheim decía, bellamente, en Las reglas de método sociológico: "la estadística revela cierto estado del alma colectiva". Eso: poesía y quantum, poesía y quantum.

lunes, junio 23, 2008

Yo te avisé

Los amigos de artepolitica.com siguen creciendo. No se lo pierdan.

sábado, junio 21, 2008

El pobre John Reed se revuelve en la tumba...

"100 días que cambiaron a la Argentina". Más allá del chiste-guiño al famoso libro de Jack Reed sobre la Revolución Bolchevique, hay algo que es cierto: por primera vez en muchos años el aumento de la temperatura política no se debió a internas de chiquitaje o a asuntos de palacio, lo que se puso y se pone en juego son cuestiones que hacen a la distribución del poder y los recursos económicos entre diversos sectores sociales. Digámoslo en términos brutalmente funcionalista-sistémicos: hasta ahora eran las derivas propias de la lógica del sistema político las que dominaban en las zozobras argentinas. Las luchas menem-duhaldistas, menem-cavallistas, delarúa-chachistas, las ofensivas kirchneristas conta la corte suprema, los militares, el fmi, etc, se reducían al círculo de la política. La complejidad de esas situaciones quedaba, aproximadamente, reducida al mundo del gobierno, y en el mejor de los casos del Estado.
Maticemos. Durante los noventas, eso se explicaba por la hegemonía del modelo neoliberal cuyos fundamentos reales no se podía (decían) afectar. Las crisis polítcas, eran en consecuencia, meras internas para resolver quien gerenciaba mejor ese modelo. En los primeros años de Kirchner, se trató, más bien, de reconstruir la autoridad de un Estado cooptado por esos intereses. Era un paso necesario, un paso que anunciaba la puesta en marcha de las condiciones que abrieran la puerta a este nuevo escenario de conflicto social y económico.
Acá estamos, entonces. El conflicto con el "campo", estos 100 días que tanto agitaron, representan la primera vez en la historia de la recuperación democrática que la puja entre Estado y sectores económicos se da a la luz del día. No debe sorprender, entonces, la dilatación del conflicto, ni la virulencia creciente, ni la multitud de recursos simbólicos y materiales que se pusieron en juego. La explicación radica en que por primera vez esa puja no fue saldada en un despacho, que por primera vez el Estado nacional se negó a convalidar sin chistar las demandas de un actor económico. Y esta es la lección que se debe aprender, esta es la lección que le debe quedar clara a cualquiera que pretenda llevar a la práctica medidas que vayan en contra de los intereses de grupos históricamente beneficiados: No te la van a regalar, querido. No te la van a hacer nada fácil, aunque hayas ganado las elecciones hace 6 meses con 8 millones de votos. Eso no les importa nada.
Castoriadis decía que la democracia es un régimen trágico. Lo es porque es el único régimen donde las posiblidades están abiertas siempre, porque nunca garantiza la victoria de la mejor solución, porque, incluso, admite que sus enemigos triunfen. Pero también es el único régimen donde el destino de los ciudadanos depende de los ciudadanos mismos.

miércoles, junio 18, 2008

A la plaza

Me sumo a la convocatoria. Las razones, para mi, están bien expresadas en la declaración colectiva que anda circulando. Y de fondo, lo que hay que defender es la posibilidad de que el estado pueda ponerle límites a las demandas de sectores históricamente (y en el presente) beneficiados por las políticas económicas. Porque, como siempre, la profundización de la democracia no es cuestión de discurso sino de reasignación de recursos y poder. Y también, vale decirlo, voy para sacarme la bilis que tengo atragantada desde el sábado.

domingo, junio 15, 2008

"La bolsa de nylon es nuestra flor silvestre"


1- Durante todo el camino desde San Juan a Jáchal (170 km. al norte) me acordé de esa observación de Martín. Las bolsas de nylon brillando como flores en el desierto. Y hacía allí íbamos: un contingente heterogéneo, una armada brancaleone de las políticas sociales, dos bombones de trabajo social, un psicólogo y un triste sociólogo sacado de improviso de la ciudad. Hicimos lo que pudimos.

2- Esta vez no me llevé el Facundo. La casa de Sarmiento y Doña Paula ya la conozco, aunque me hubiera gustado parar a sacarme una foto donde el hijoputa escribió en francés esa cita falsa, que nuestras maestras nos enseñaron que dice: las ideas no se matan. Pero las chicas no quisieron, y eso que les conté lo que decía Piglia al respecto. Bueno, tal vez no quisieron precisamente por eso...

3- Mientras esperamos el chivito al vino en uno de los dos restoranes de Jáchal se comenta: la única política social es la política económica. También se comenta (¿ellos? ¿yo?): sería más eficiente cargar un Hércules con nuestros viáticos y arrojar la plata desde el cielo. Debería ir o debería quedarme.

4- Después de trabajar todo el día en ranchitos con piso de tierra, llenando fichas, explicando cosas que ni yo entiendo, escuchando que con mil mangos se resolvería la vida de una familia, que con un contrapiso de material los pibes no visitarían cada quince días la salita por problemas bronquiales, que en la cosecha de la cebolla o de la aceituna se paga 7 pesos por cajón, etc, etc, después decía, llegar al hotel y prender la tele después de la ducha caliente, mirando C5N o TN y ver a los mongos esos en la ruta por las retenciones... sí, yo también en esos momentos pedí que la gendarmería repartiera un par de palazos, sí, lo reconozco, lo reconozco.

5- Y ni idea sobre lo que va a pasar. Ni idea sobre como se va a desarrollar el corto plazo, esa tierra de periodistas. Lo que sí sé es que el enfoque de "la participación comunitaria" se queda corto ante un contexto social dominado por el trabajo en negro, por la informalidad laboral, por un horizonte signado por la desprotección y por salarios bajísimos. Se podrá sembrar de CICs el país, pero mientras el sueldo de los jefes de hogar no pase el umbral de la pobreza el círculo reproductor de las carencias seguirá intacto. Ok, soy un materialista irredento. Pero es así.

6- Estamos de vuelta. Buenos Aires no se ve susceptible desde el aire, se ve, más bien, como la alfombra de cemento cuadriculado e infinito donde trascurren nuestras vidas. Una al lado de la otra, pero sin conocerse. Vuelvo al barrio del anonimato y para los que somos tímidos eso se siente bastante bien.

domingo, junio 08, 2008

El estado de las cosas, las cosas del Estado

La verdad es que no me cierra la idea del Nuevo Sujeto Agrario. Compartir ciertos reclamos, ciertas condiciones materiales, cierta posición en el mercado o frente al Estado no lleva inmediatamente a la conformación de un colectivo político. O por lo menos no de algo que se mantenga en el tiempo, cuando la coyuntura cambie y la "mística de vestuario" (por usar la expresión que Artemio una vez acuñó en su blog) se haya disipado. En este sentido, no le veo mucho futuro a la idea de un partido de los farmers como quieren la Alarcón y el grupo Pampa Sur. La tradición política argentina es más proclive a los nucleamientos que interpelan al "pueblo" en su conjunto, pasando por alto las identificaciones sectoriales. El clasismo (explícito) nunca prendió demasiado por acá. Aún partidos claramente sustentados por una clase, como la Ucedé, apelaban a la vaguedad para que no quede demasiado al descubierto su pertenencia a una fracción minoritaria de la sociedad.
Por otra parte, parece claro que todo esto que está pasando ya trascendió al blumbergianismo histérico y espasmódico, para instalarse como un reclamo de sectores que, con el trascurso de los días, van apilando nuevas demandas que no se resolverán con golpes efectistas. Es cierto, a diferencia de las marchas de los encamisados del falso ingeniero, acá late un balbuceo, un vigor participativo. Aunque llena de mistificaciones y apelaciones a ideas retardatarias, la crisis con los sectores rurales, disparó debates sobre temas fundamentales. Esa potencia no debería ser desaprovechada. Para bien o para mal, ya no se puede volver al 10 de marzo.
Si lo que se discute verdaderamente es la legitimidad (y la necesidad) de la intervención del Estado en la economía y su capacidad para disciplinar al capital, no deberíamos quedarnos en la cuestión amarreta de las retenciones. Lo que está en juego es la posibilidad de avanzar hacia una mayor distribución del ingreso o quedarse en el páramo del "país que aprovecha las excelentes perspectivas internacionales, bla, bla, bla" mientras las mayorías vegetan en la pobreza. Y eso no va a cambiar con invocaciones a la solidaridad de los que más tienen, ni con actos y contraactos, ni con posicionamientos de prensa, ni con paciencia oriental, ni con mediadores de buena voluntad. Eso cambia con acciones desde el Estado. Algo que, desde hace tres meses, viene faltando.

Chinese Democracy


Guarda que se vienen los chinos... Esto está derrapando al terreno de la bizarreada mal.