lunes, diciembre 29, 2008

Llamado a la solidaridad

Ante la inminente caída del capitalismo se solicita a la población cualquier información sobre el paradero de Antonio Negri, de nacionalidad italiana, 75 años de edad y filósofo de profesión. Para más datos, responde al sobrenombre "Toni".
Gratificaré.
Muchas gracias.

miércoles, diciembre 24, 2008

Como el super chino: ¡Felicidades!

Pasaba por acá y aprovecho para desearles a todos una feliz navidad y un gran año. No iba a escribir nada de esto, porque a veces me agarran ataques de adolescente rebelde que empieza a cuestionar la significación de estas fechas, pero, me rindo a la evidencia de que estoy más viejo y ya no da. Un año más viejo, y eso, creo, es bueno, o por lo menos en este momento de mi vida no me da tanto miedo como antes. Además leía una nota pedorrísima de Caparrós (que es más viejo que yo y todo hace pensar, humildemente, que está cada año más pelotudo) haciendo berrinches ante el súbito descubrimiento de la "hegemonía" de la mitología cristiana en nuestras vidas. Martín, de onda, ¿da para escribir semejante obviedad en un periódico? Digo, el peso de esa cultura es algo que conoce hasta el taxista amargado que putea ante el embotellamiento de Corrientes a la altura del Abasto. Todo bien, feliz navidad para Caparrós también.
Y para lo que se viene el año que viene. No tengo idea qué será, esperemos que políticamente la cosa se ponga más interesante y no tengamos que bancarnos más los devaneos del señor Cobos, la máquina de ansiedades de Lilita, el resurgimiento de la UCR, el "tema de la lechería" -diría Carrasco - en boca de los ruralistas, los movimientos orquestales en la oscuridad del republicanismo (esas notas de Joaquín, Mariano y Pagni que no podemos masoquistamente dejar de leer). Fuck you Sarlo, la democracia será gris, pero todavía aspiramos a un poco de épica. Queremos, nosotros también, tener relatos emocionantes que contarles a nuestros hijos en las largas sobremesas del futuro.
Pero todo bien. Estoy más viejo y más sensible. Y a finales de año siempre rezo por las correcciones que quedan pendientes. Ser mejores. Ser más valientes. Sí, Martín, el peso de esa cultura bárbara judeo cristiana nos atraviesa a todos, aunque nos espante. Felicidades para todos, sin ironía alguna.

lunes, diciembre 15, 2008

Maestros de la sospecha

(...) Los maestros de la sospecha han erosionado erosionado el sentido natural de la autoridad.

¿A quiénes se refiere con "maestros de la sospecha"?

Al influjo, quizás difuso pero que se puede constatar, que han tenido en la cultura Marx, Nietzche y Freud.

Y más abajo:

(...) Los programas oficiales y la bibliografía que se imparte tienen un sesgo ideológico notable. Los alumnos que van a la escuela estatal reciben lo que se transmite allí, aún cuando eso fuera en contra de las convicciones de sus padres.

¿Ese sesgo ideológico se fue acentuando en los últimos años?

Creo que sí. Tradicionalmente hemos criticado el carácter laicista de la educación argentina. Sin embargo tenemos que reconocer que la escuela del laicismo clásico transmitía una serie de valores humanos fundamentales que hoy resultan cuestionados en este sesgo ideológico de algunos programas recientes.

¿Por ejemplo?

La definición de la familia, el matrimonio, los problemas acerca de la educación sexual, la vida; juicios históricos sobre la realidad argentina y sobre el papel de la Iglesia en la historia nacional. Y se ha ido imponiendo en las ciencias sociales una filosofía constructivista del conocimiento y esa orientación niega el orden natural.

Son palabras del obispo de La Plata hablando sobre educación desde algún lugar situado en la Edad Media.

miércoles, diciembre 10, 2008

Democracia: apuntes tirados en el piso


1 o a), como gusten. Hay algo sobre las efemérides que resulta irritante. Sí, es un lugar común. Cualquiera más o menos cínico, más o menos culto, más o menos piolín va a decirte - mientras toma una Stellita helada en Palermo - que son una boludez. Sí, lo son. Pero las boludeces no siempre son tan boludas como parecen a primera vista, no siempre son tan llanas, tan pobres. A veces las boludeces (en su repetición impenitente) esconden algo del orden de la verdad. Ejem. Las efémerides, los aniversarios, los números redondos, forman parte de cierto ritual que obliga al autoexamen. Una obligación más poderosa que nuestra habitual miradita por sobre el hombro a los clichés sociales. Entonces: 25 años de democracia. Un título, una efeméride. Algo más también.

2 o b) En la foto que ilustra este post, Alfonsín le dice a Menem mientras pasean por los senderos de Olivos:
-¿Cuando podés asumir?
-Ya
.
Es 1989, y en ese diálogo se trama algo de todo lo bueno y de todo lo malo de la democracia argentina. Tenemos una transición acordada entre un presidente saliente y un presidente electo. Tenemos a dos hombres civiles acordando el traspaso de mando mientras caminan por la Quinta de Olivos. Dos civiles de partidos distintos. Dos civiles, dos hombres de traje, dos abogados. Algo que no había pasado nunca desde la Ley Saenz Peña, algo que no había pasado nunca. Period.
Esa imagen - que para muchos representa el colapso, el fracaso, de la transición alfonsinista - para mí es poesía civil. No dejo de mirar el sendero y los árboles de ese otoño. No dejo de mirar la espalda encorvada de Alfonsín y la espalda recta de Menem, dos caminando a distintas velocidades. Pero ahora, mirándola, pienso que la expresión poesía civil le cuadra bien. Poesía de la política democrática: frágil, de una épica derrotada, de esa clase de épica que sólo puede captarse cuando se está asqueado de las viejas épicas guerreras y sangrientas.

3 o c) Ahora que escribo esto sobre la democracia argentina, o algo así, me cruza la digresión - perdón, perdón - de Maquiavelo y la política florentina. Pienso en Maquiavelo trabajando en una oficina para la fragilísima democracia florentina del siglo XVI. Salones de hombres de Estado que discuten decretos y proyectos. Gente bastante mediocre, algunos sólo están ahí para lucrar con la maquinaria estatal, otros tienen ideas propias, otros tienen ideas dementes que nunca serán aplicadas, otros son pragmáticos incurables, otros son honestos. Pero todos saben, mientras hacen política en esas oficinas grises, que la amenaza es la dictadura de los Medicis que acecha con todo su brillo, con sus artistas, con su épica, con su desmesura, con su seducción. Tipos como Maquiavelo - torturados, exiliados, humillados como Maquiavelo - sabían que la poesía civil casi siempre pierde frente a la poesía brillosa de las dictaduras. Sabían que ese peligro permanente, esa cuerda tensa, era lo que le daba vigor a la opción democrática. Clinton, el primer presidente negro de EE. UU., lo dijo alguna vez: la democracia se escribe en prosa.

4 o d) Sin embargo, sin embargo, ese 1989 del sendero otoñal y los dos abogados que caminan pactando la transición, fue el 1989 donde emergieron violentamente los límites de esa democracia recuperada años antes. Digamos: había personas saqueando supermercados para sobrevivir. Había cuevas de la City donde se negociaban a velocidad de la luz activos que se evaporaban al instante. Había paranoia. Había un despliegue infinito de estrategias individuales de supervivencia (para los pobres) y de enriquecimiento fácil (para los salvados). La democracia convertida sólo en eso que los politólogos (y los exiliados y frustrados convertidos a la socialdemocracia ochentista) pregonaban: la democracia como un sistema de selección de gobernantes. Un método de selección pácifico. Por debajo se iba insinuando otra cosa. Por debajo iba apareciendo un paisaje desangelado.

5 o e) Para que quede claro: aún hoy, 25 años después, el principal sentido de la democracia argentina es que no te metan en un sumidero infecto y te pasen corriente eléctrica por el cuerpo hasta la muerte, que no te pongan hierros al rojo vivo en los testículos o te arranquen los ojos o te quemen junto a una pila de basura. Bajo el sol argentino. Mientras una radio trasmite chamamés a todo volumen o el relato de un partido de fútbol, y unos hijos de puta hablan sobre lo que van a hacer cuando termine su guardia.

6 o f) No sé que queda de todo esto. No sé que va a quedar de todo esto. La normalidad democrática es la garantía de cierta pacificación de la vida (excluir la guerra civil, etc.) pero también es rutina, el sonido monótono de una máquina que apaga los ruidos que no queremos escuchar. Y que de cuando en cuando estallan y se hacen escuchar fuerte. Nos quedamos con esa rutina, obvio. La preferimos y la necesitamos.

7 o g) Así que 25 años. Felicidades. Algunos, muchos, muchísimos, no se enteraron y vieron pasar estos 25 años de costado. ¿O no? En todo caso, si la democracia es un régimen abierto al riesgo (y por eso mismo un régimen trágico, como escribió un francés alguna vez) lo que nos mantiene vivos es esa posibilidad, que siempre parece postergarse, de que se convierta en una forma de vida, que funde una manera de vivir más amable, más intensa, más valiente. Un intento permanente, a ciegas, con más probabilidades de fracaso que de victoria, y por eso mismo imposible de abandonar.
Felicidades, en serio.

martes, diciembre 09, 2008

Sensini

Nos enteramos con alegría del premio literario recibido por una persona querida. Fue en España. Nos acordamos del cuento de Bolaño sobre los cazadores de premios de ayuntamientos españoles, pero eso no importa nada. Lo que vale es esa íntima victoria, amiga dickensiana.

lunes, diciembre 08, 2008

Va a ser fuerte la lluvia que va a caer

Edie Sedgwick, musa de Warhol, Dylan y la Velvet. Party girl, she's so my type. Porque sí.

1- Pasó un año. La veíamos a Cristina asumir, hace un año, en la tele de un hotel de San Juan. Tanto calor, pero esos días están grabados a fuego. Por otras cosas. El link personal con los acontecimientos políticos siempre es por otras cosas. Esa vez que preparabas tu "Gran Viaje al Sur" y silbaban las balas en Plaza de Mayo. Te diste una vuelta por ahí, siguiendo la marea humana que escapaba de las ráfagas que disparaba la policía en fuga de la "Alianza". Mataron a un chabón a 100 metros de donde estabas. El fuego al atardecer de aquel día es inolvidable. Y hace un año, otras cosas, tristes, se clavan en la memoria de ese día.

2- Años después, la veías a Cristina asumir en el Congreso. Habían pasado los cuatro años de Kirchner y sentías en la nuca el aire de la normalidad. Trabajo, buen sueldo. La posibilidad, por primera vez, de integrarte al pelotón de los incluidos. Digamos que era "tranquilandia". ¿Quién sabía lo que iba a venir? ¿Quién, en ese diciembre, profetizaba tiempos tan movidos como estos? ¿Quién se atrevía a hablar del final? A Hard Rain's A-Gonna Fall.

3- A Felipe Solá se le soltó la cadena y cuenta: "En el 2004 le llevé a Kirchner todos los proyectos que tenía en marcha en el Ministerio de Acción Social y en el Ministerio de Educación, que tendían a paliar la pobreza. La discusión sobre la pobreza en la provincia de Buenos Aires entre el Presidente y el Gobernador duró un minuto y medio. Me dijo: “No creo en ninguna asignación universal”. Ahí terminó la discusión. Y cuatro millones de argentinos vieron pasar el crecimiento de estos últimos cinco años como un viento de altura. Ni los tocó. También se calcula que pasar esos indigentes a categoría de pobres cuesta entre el 0,3 y el 0,5 del PBI, es decir, más o menos cuatro mil millones de pesos. No es nada comparado con el total de subsidios que estamos pagando, que superan los 35 mil millones de pesos por año. Entonces me pregunto si hay sensibilidad social."

4- A veces sueño con la imagen de un avión Hércules arrojando dinero sobre las villas y asentamientos del Gran Buenos Aires. La Tía Alicia sonríe desde la cabina. La estela del avión queda flotando durante varios minutos en el cielo bonaerense. Pienso que es una manera drástica y contundente de resolver el dilema focalización/universalización de las políticas sociales. Me despierto de buen humor.

5- Porque un poco eso, y sin sueño, es lo que se le puede reprochar al kirchnerismo. Los que están en el fondo del vaso medio lleno, el primer y segundo decil (como les gusta decir a mis colegas) vieron pasar el viento de cola como un suspiro. La sociedad salarial que aspiraron a reconstruir los Kirchner (y muy bien por hacerlo) lamentablemente tiene límites infranqueables. Los desafiliados, los que sobran, los que quedaron en el camino, ya no pueden integrarse al "salariado". Son las figuras oscuras que pueblan las pesadillas de la clase media. Las clases peligrosas redescubiertas, pero sin rédito político para integrarlas. Siluetas de gorrita y capucha, fantasmas de C5N. Un universo que las apelaciones bien intencionadas del ministerio de Trabajo deja afuera. El neoliberalismo anida en todos nosotros. Llegó para quedarse. El sueño kirchnerista fue el sueño de una vuelta a la normalidad salarial, a una integración fundada en el lugar de trabajo. Eso no es posible. La negación o el olvido del kirchnerismo de políticas sociales ambiciosas y no estigmatizadas queda como su principal deuda. La cristalización de una sociedad con un piso impermeable de 20% (mínimo) de pobreza.

6- Y ahora, vemos a los monstruos salir. No hablo de La Nación, ni de la Mesa de Enlance. Hablo de una sociedad que ante la perspectiva de una crisis se vuelve más mezquina aún. Hablo de tus vecinos. Hablo de los significantes de ley y orden que revolotean. Hablo de cómo el país en ruinas que nos rodea no deja de pasar facturas. Hablo de cómo tal vez fue demasiado ingenuo creer que podía desandarse en tan poco tiempo un camino tan bien construido (o destruido).

7- La lluvia va a ser fuerte, como canta el merqueado Dylan en el video que linkeé arriba. No importa, seguimos. Un año más. 25 años. Nunca atrás.

jueves, diciembre 04, 2008

El precio de la República

Estoy cansado, me levanté a las seis de la matina, hice cuarenta kilómetros ida y vuelta y recién leo sobre los (nuevos) anuncios del gobierno. Pero, ¿no era que fijar las retenciones era una indelegable facultad del Congreso? ¿No fue eso parte de la furiosa batalla que enfrentó hace unos meses a los bellos republicanos atenienses contra los vulgares populistas bárbaros? Ah, bajarlas sí, todo bien, con un decreto alcanza.
Ya sé la respuesta leguleya que va a venir, que bajar impuestos sí se puede hacer sin pasar por el parlamento. Pero mi pregunta apunta a otro lado. Dejando de lado el pequeño detalle, como dice Rollo, que hoy con la 125 las retenciones serían aún menores y su tasa no dependería de una decisión del ejecutivo. Pero bueno, la institucionalidad republicana tiene su precio.

miércoles, diciembre 03, 2008

Sobre lo de abajo

En el post de abajo, cuando me refiero a políticos profesionales quiero decir (agarré mi edición manoseada de La política como vocación, de M.W.) los que viven de y para la política. Es decir esos que la inmensa mayoría de "la gente" rechaza, desprecia y considera la fuente de todos los males.

martes, diciembre 02, 2008

Weber tenía razón

La acaban de rajar a Picolotti. Sí, la de Medio Ambiente. Más allá del tema eternizado de Botnia y del veto a la ley de protección de los glaciares (asunto que no seguí ni siquiera de lejos, confieso tener una resistencia casi irracional por toda la vulgata ecológica), en lo que me hace pensar esta renuncia es en las confusiones que se dan entre la técnica y la política. Y en los fracasos que estas confusiones provocan. Los cargos políticos deben ser ocupados por políticos profesionales. La figura del técnico brillante que llega a un cargo de dirección política (y una secretaría lo es) sustentado sólo en méritos profesionales y/o académicos es una forma bastante encubierta de privatización de lo público. Un poco como decía Weber, debe ser la política la que provea los cuadros directivos (desde el parlamento, desde los partidos) que puedan luego bajarle a los técnicos las líneas de acción a implementar. De lo contrario, pasa lo de siempre: gente bien intencionada para la cual el Estado (y lo que implica: limitaciones, frustraciones, acuerdos, posibilismo) se convierte en un lugar incómodo del que mejor salir lo antes posible.

Dylan es una cinta moebius en mi mp4

lunes, diciembre 01, 2008

Disclaimer

Yo no tengo nada que ver con esta garcha. Y hablo del libro, claro.