sábado, diciembre 08, 2007

Ahí nos vemos

Más que probablemente no pueda ver ni por televisión la asunción de Cristina, la salida de Kirchner. Una lástima, con lo que me gusta el show off político: la ritualización que marca los finales y los comienzos. Decimos: el de Kirchner fue el mejor gobierno de estos últimos 25 años. Decimos: apenas tenemos un recuerdo de Alfonsín (pero intenso); crecimos con Menem (ese fue nuestro verdadero Bildungsroman); De la Rua y Duhalde pasaron como una exhalación, como un hálito cargado de presagios negros (esa fue una maduración repentina, el descubrir los límites de la democracia realmente existente -que son lo límites de nosotros mismos-, ver como todo se puede hacer mierda en tan poco tiempo). Por lo tanto esa afirmación arriesgada del principio (el mejor gobierno de los últimos...) es tan fuerte y tan débil como la trama de historia personal y posicionamiento público - ese ida y vuelta entre la biografía y la Historia- lo puede permitir.
Sin duda, lo mejor del gobierno Kirchner estribó en darle unas buenas puñaladas a los dos relatos más nefastos que el poder sostuvo desde el 83 a la fecha: el relato del "cierre del pasado" referido a las violaciones de derechos humanos, y el relato de la "transformación del Estado" para adaptarlo a las exigencias del poder económico. Y ahí está el núcleo de las críticas que se le hicieron desde el progresismo blanco a Kirchner estos cuatro años: que es pura retórica, que coopta las banderas de los movimientos de derechos humanos, que negocia con las corporaciones sindicales y empresarias por debajo para luego exhibir un discurso centroizquierdista, bonapartismo dirían los amigos del PO, populismo, dice con un gesto de asco la beautiful people de Palermo y alrededores. No deja de ser un mérito haber cambiado el eje del discurso luego de tantos años de hegemonia neoliberal, no deja de ser un mérito haber reinstalado la política (el Estado) en el centro del conflicto social, no deja de ser un mérito haber cascoteado ese sentido común moralizante que sostenía que el gran mal argentino era la falta de "valores, de ética, de decencia".
Pero lo que queda, también, es la sensación de que todos esos cambios están sostenidos con alfileres, que el deficit principal de este gobierno (y del próximo, más que probablemente) es la incapacidad para construir una organización que sustente y empuje los cambios. Una conjunción de buenas voluntades, que bien podría desarmarse ante un cambio repentino de los tiempos. Todo se discute entre nos, las decisiones son herméticas y se custodian con recelo para ganarle la primicia a la prensa, cualquiera que intenté ir más allá lo hace ateniéndose a las consecuencias. Ahí está el gordo D'Elía rumiando la bronca. No es un rasgo exclusivo del gobierno, es el resultado del pasaje de partidos políticos de militantes a partidos espectrales que sólo aparecen dos meses antes de las elecciones, que se comunican con la sociedad vía publicidad. Sin duda, más que en un regreso a la prolijidad de las formas, el aumento de la calidad de la democracia reside en revitalizar el espacio público, en contar con sectores que presionen por sus demandas publicamente, que se constituyan en actores visibles del conflicto social.
Veremos cuanto de todo eso termina pesando más: si el impulso reparador que desde 2003 intentó recuperar derechos y condiciones de vida perdidos gracias al neoliberalismo, o la lógica pequeña y desconfiada que ubica en una persona (o en un par de personas) la capacidad de transformar el país. Ahí nos vemos.

10 comentarios:

charly dijo...

muy de acuerdo con el planteo,
saludo

Anónimo dijo...

Sospecho que de un modo u otro ha podido asistir mediáticamente al traspaso de la pesada herencia que un gobierno suele dejarle al siguiente, incluyendo al de fuerte recuerdo, primavera democrática que sorprendió con hojas mustias de carapintadas y aprietes sindicales.

Sospecho que habrá visto la cara del edecán hembra (¿o será edecana? ¿es de cana decirle edecana?) esquivando hombros ministeriales para salir en la foto como los ladrones del monte de los olivos.

Hubo momentos en los que me pareció estar viendo el video de Kasamiento del matrimonio real. ¡Qué momento emotivo cuando Cristina le pasó el bastón de mando a su hijita!

Sospecho que habrá asistido al traspaso. Sospecho que asistió todo lo que el estómago lo permitió. Por lo menos a mi me pasó todo esto.

Puta se nace dijo...

Fué un buen espectáculo

Anónimo dijo...

Creo que la concentración del poder no es el único problema de este gobierno. El modo de construcción política es excesivamente personalista, al modo peronista, pero el problema es que K y F hacen todo para preservar el poder ¿Qué pasa con la coparticipación? ¿Hata cuando los gobernadores van a tener que hacer filita india y rendir pleitesía a la nación para poder gobernar? La toma del ministerio de desarrollo de la provincia es un ejemplo del funcionamiento del PJ. "No vueles alto porque te prendo fuego todo" Es la lógica PJ y la de los K cada vez que tuvieron que ceder algo de poder. Por otra parte, los acercamientos la Iglesia muestran lo que ya estaba unido de antemano. CF se despachó siempre en contra de la despenalización del aborto, ahora lo manda a Ginés a Chile haciendonos creer a todos que es un premio, cuando bien se sabe que las embajadas, para tipos que estuvieron en la primera línea de gobierno significan el ostracismo.
Además, el gobierno tira manteca al techo, habla de construir el tren bala a Rosario (para quienes puedan pagar el suculento pasaje) y millones de personas que se mueven todos los días por el conurbano viajan como pueden, sin un desarrollo urbano que tenga la suficiente racionalidad. Ni hablar de los muchachos del conurbano, que desde Cafiero, pasando por Menem, DeLarua, Duhalde, K, siguen con su intacto reinado, y cuando son reemplazados persiste la lógica del caudillaje y el clientelismo. Hay que asomarse apenas para ver que lo que producen es de una medianía y reacción sorprendentes. Es como dice Capusoto: "El kirchnerismo es el menemismo + derechos humanos". Y yo lo veo con una continuidad de Duhalde, excepto, claro, que antes se crecía al 5 y ahora se crece al 10. Y yo no soy ni de Palermo ni de sus alrededores, ni soy Beautiful People, aclaro por las dudas. Me alarma que a mis compañeros de generación con inquietudes intelectuales les baste con un capitalismo creciente y un discurso al lado de las abuelas.
Saludos.

principio de incertidumbre dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
principio de incertidumbre dijo...

Ojo, no soy anticristina. pegarle por sus carteras es un mecanismo inmediato y fácil.

Sólo que me parece que hay algo en el aire que no alcanza.

Y no voté porque no tenía documento.

Anónimo dijo...

la liberacion de carrio, me suena un poco a vamos a exorcisarlos, lavarlos, despiojarlos... Bastante racista

manolo dijo...

Feliz y prospero 200 8-()

Anónimo dijo...

no te cansas de todos estos pelotudos?

Lic. Alejandro Herrera dijo...

Sin duda, Mariano, que este "cuarto peronismo" tiene ya ganado un lugar en la historia del pensamiento progresista y popular. Estan sentadas las bases, pero, confieso, no soy tan optimista en la etapa que se abre. No por la razones que aducen quienes, en rigor, quieren que le vaya mal porque el estilo y los ejes del "cuarto peronismo" golpeó (o limitó) sus intereses. Sino, porque aun no está clara la agenda de la "Argentina del Crecimiento". Y eso es una obligación que cumplir. Una punta de esa agenda parecia ser la idea del Pacto. Pero la señora Presidenta, por el momento,ha abandonado la presentación y desarrollo del proyecto. Quizá un exceso de preocupación por la gobernabilidad del corto plazo (en una sociedad extraordinariamente fragmentada y volátil, efecto de la politicas neoliberales es comprensible) puede hacer olvidar que necesitamos 3 o 4 acuerdos básicos fundamentales para hacer de las bases sentadas una verdadera plataforma de arranque y desarrollo. Es fácil decirlo acá, claro.