No tengo muchos recuerdos de su época. Sí te puedo decir que lo invitamos a zapar un par de veces y no quiso, que creo el Austral y las "Felices Pascuas". Nada más. No me gusta la política ni me meto en ella.
Simplemente genial. Si los ochentas perduran en algún lugar, es en el adorable cerebro quemado de Pipo Cipolatti. Una declaración generacional.
1 comentario:
Llorar es un sentimiento.
Negarse a zapar con Pipo es un pecado.
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