Estas épocas son díficiles. Estoy rogando que llegue el 6 de enero para no ver más arbolitos de navidad. Ponés la tele y todo es como en una especie de circuito cerrado para débiles mentales: los saluditos navideños, el primer bebé, los accidentados, la temperatura en "La Feliz". Encima ahora trasmiten en cadena nacional a unos idiotas montados en camionetas colorinches (¿qué pasó con los cortes de calles, Mauri?) que se dedican a algo llamado "rally". Hay pocas cosas en el universo que me interesen menos que las carreras de autos, los autos, los motores, las cilindradas y demás. ¿Querés carreras de autos? Andate al puente de la Facultad de Derecho y mirá pasar coches por la Figueroa Alcorta. ¿Cuál es la diferencia? Como dijo una vez el gran Alejandro Fabbri, las carreras de autos son marcas de cigarrillos que dan vueltas.
Así que ahí estamos, manejando la ansiedad, deseando unas vacaciones en Vietnam donde una china te masajee la espalda caminandote encima mientras das sorbitos a un trago con una ridícula sombrillita en el vaso. Pero no va a pasar claro. No todavía al menos.
¿Qué es lo que viene, amiguitos? ¿Se viene el apocalipisis, se viene la crisis del 30, mientras estamos acá sentados mirando el saldo de nuestra cuenta sueldo, el blow up del aguinaldo, la tranquilandia del verano? Por las dudas yo estoy releyendo la Historia de la Revolución rusa del gran León, y todo lo que dice parece tan desoladoramente viejo, tan desoladoramente perteneciente a un tiempo en que la brecha entre la voluntad y la realidad era más chica, tan desoladoramente moderno. ¿Por qué mierda, Dios, me hiciste tan escéptico? ¿Por qué no puedo creer en esas viejas historias?
Lo bueno de que ya estemos en el 2009 es que podemos, tenemos ya, el derecho a olvidar todas esas cosas que nos prometimos - compungidos - en la ola bajonenante de fin de año. Digamos la verdad: no se trata de ponerse metas, sino de hacer lo que se pueda lo mejor posible. Seamos sinceros, más que grandes hazañas aspiremos a módicas correcciones del recorrido.
Y otra cosa. 2009. Me aterra un poco ese número. Estamos ya terminando la década sin nombre. Tenemos nombre y rostro para los ochentistas, para los noventistas, ni que decir para los setentistas. ¿Qué con los 00? Uf, la puta que pasó rápido. Tenemos toda una mitología de los 90s, toda una galería de personajes, todo un canon literario que nos forma a esa década, pero los dosmil, los dosmil kirchneristas carecen de todo eso. El futuro saldará cuentas, sin dudas.
Así que ahí estamos, manejando la ansiedad, deseando unas vacaciones en Vietnam donde una china te masajee la espalda caminandote encima mientras das sorbitos a un trago con una ridícula sombrillita en el vaso. Pero no va a pasar claro. No todavía al menos.
¿Qué es lo que viene, amiguitos? ¿Se viene el apocalipisis, se viene la crisis del 30, mientras estamos acá sentados mirando el saldo de nuestra cuenta sueldo, el blow up del aguinaldo, la tranquilandia del verano? Por las dudas yo estoy releyendo la Historia de la Revolución rusa del gran León, y todo lo que dice parece tan desoladoramente viejo, tan desoladoramente perteneciente a un tiempo en que la brecha entre la voluntad y la realidad era más chica, tan desoladoramente moderno. ¿Por qué mierda, Dios, me hiciste tan escéptico? ¿Por qué no puedo creer en esas viejas historias?
Lo bueno de que ya estemos en el 2009 es que podemos, tenemos ya, el derecho a olvidar todas esas cosas que nos prometimos - compungidos - en la ola bajonenante de fin de año. Digamos la verdad: no se trata de ponerse metas, sino de hacer lo que se pueda lo mejor posible. Seamos sinceros, más que grandes hazañas aspiremos a módicas correcciones del recorrido.
Y otra cosa. 2009. Me aterra un poco ese número. Estamos ya terminando la década sin nombre. Tenemos nombre y rostro para los ochentistas, para los noventistas, ni que decir para los setentistas. ¿Qué con los 00? Uf, la puta que pasó rápido. Tenemos toda una mitología de los 90s, toda una galería de personajes, todo un canon literario que nos forma a esa década, pero los dosmil, los dosmil kirchneristas carecen de todo eso. El futuro saldará cuentas, sin dudas.
6 comentarios:
Hay una opción para salir de esos mensajes estereotipados, y que son idénticos, calcados año por año... Que es apagar el televisor...
Y las historias del León, no las podés creer, no porque sean viejas, sino porque son ajenas. Tendremos que construir nuestra propia historia, con sueños incluídos...
Se perciben sueños variados en los blogs...
Saludos.
sos muy bueno salvaje.
Va a ser un año de buenos posts en este blog.
Saludos !
Yo supe ganarme el odio del "fierrero" cuando, interpelado sobre si era de Ford o de Chevrolet, respondí que para mí ser hincha de una marca de autos es como ser hincha de una licuadora; de modo que lo comprendo en este detalle de color inche, Salvaje.
Con respecto a las espectativas de la década, casi ruego que no suceda nada preponderante ni este ni el próximo año para poder leer en ensayos posteriores como la nada del doble cero se manifestó como tal. Para escuchar música tiene que venir REM o Radiohead. De los locales, se tienen que juntar Soda Stereo y Los Cadillacs. Hay que leer gente muerta (como el mismísimo León que usted lee) y releer apuntes cuyas primeras ediciones empiezan com 19..
Me sumo a la vietnamita masajista, pero si puede ser acá en Belgrano, mejor che...
Abrazos. Y felíz 2009! (Si podemos)
bueno mariano, nada de lo estas viendo es te fin de año resulta diferente a lo de años anteriores. lo curioso es cuan poco te duro el sueño kirchnerista.
por otro lado los males nacionales foraneos no solo estan en la tv.
la praxis intelectual no puede reconstruirse mas alla de los claustros. por ejemplo.
la protesta social, mediatizada tambien, quedo licuada en discursos anodinos distantes de la realidad que denuncian.
la intentona, por cierto tambien vacua y personal, fue tratar de hace una hermeneutica del capitalismo, que termina siendo una genealogia historica sin proceso de transformacion.
por otro lado, mas alla de las quejas y las inclinaciones filosoficas: la cuestion seria re-preguntarnos cual es el espacio que nos creamos para practicar, en menor grado claro esta, una democracia participativa...
tal vez sea hora (o no, la comodidad, despues de todo, es una caracteristica de la progresia clase media) de cambiar el discuros o adaptar una accion determinada, desde un espacio concreto, a sus enunciados.
Kanal, usted se horrorizaba ante el grado de pedorrez de la nota "nabideña" de Caparrós?
Por favor, lea esto
http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=16760
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