sábado, febrero 23, 2008

El derecho a la ciudad

A fin de cuentas, lo que está siempre en cuestión es el derecho a existir. No es algo dado, algo sobrentendido. Es, como en el resto de las interacciones sociales, una cuestión de poder en última instancia. Y es una obviedad decir que en un régimen capitalista ese poder que cada uno detenta se expresa principalmente en los recursos económicos que posea. No únicamente, pero sí principalmente.
El desalojo sin orden judicial (¿pero cambiaría algo la cuestión que hubiera sido con orden judicial?) de los cartoneros asentados en Barrancas de Belgrano revela quienes tienen derecho a usar la ciudad, quienes tienen derecho a hacer uso del espacio público. La doxa progresista de los burócratas y los vecinos bien pensantes concibe al espacio público como una zona donde las diferencias de clase quedarían suspendidas, mágicamente, en favor de una igualdad temporaria, una igualdad cuasi ateniense donde sólo la cualidad de "ciudadanos" abre la puerta del disfrute urbano a todos por igual.
Las cosas son bien diferentes a la bella doxa que elaboran en sus escritorios y ONGs los cráneos del pensamiento urbano. El espacio público es espacio social y en él juega la misma lógica que en el espacio privado: para vivir en un depto de Barrancas tenés que tener plata y pertenecer a cierto estrato socioeconómico, tenés que tener cierta posición. Lo mismo para usar el espacio público de Belgrano. Si no cumplís esas condiciones, afuera.
El caracter "igualitarista" de la Argentina del siglo XX - del que hablaba nostálgicamente Lucas Rubinich en una nota en P/12 esta semana - hace tiempo que se fue al tacho. Ahora, desde la derecha se erige el viejo discurso del orden (la limpieza, la salubridad, el cuidado de la estética de una ciudad cada vez más diseñada como paseo turístico, el fantasma de la delincuencia) y desde la progresía bondadosa se exhorta a la aplicación de soluciones asistenciales que les permitan a sus psicoanalizados vecinos conciliar el sueño.
Así como el aumento incensante de los alquileres está, silenciosamente, expulsando de la ciudad a miles de familias pobres, así como las normas de habilitación heredadas de la paranoia post Cromañón han logrado cerrar numerosos espacios culturales y comerciales, la embestida decidida del gobierno PRO y el apoyo de los vecinos que no quieren oler a un pobre en sus cuidados espacios verdes, están rediseñando una ciudad cada vez más homogénea socialmente. Una ciudad donde el derecho a usarla esta reservado para unos, felices y educados, pocos.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

el desalojo fue sin orden judicial? creo que, contrariamente a lo que decías, la situación cambia mucho según haya o no orden judicial. me parece raro que la policia federal interviniera sin una orden judicial. y porqué se suspendió el tren que permitía a los cartoneros viajar? no tiene que haber cirujeo en la ciudad. los cartoneros son usados (por dos mangos) por una serie de empresarios que ganan mucha plata con su actividad. mejor (mas eficiente, mas honorable) es dar un subsidio a los cartoneros.

mariano dijo...

según lo que sale en todos los diarios el desalojo fue sin orden judicial, eso lo admitieron los propios macristas. por otro lado, creo que el fondo de la cuestión (quienes tienen y quienes no tienen derecho al espacio público) no se modifica si había o no una orden judicial. es decir, ¿que cambiaría eso? convertiría magicamente en legítima la decisión de sacar a palos a 50 familias que arruinaban la vista de los sensibles vecinos? iba a algo más profundo, no a un tecnicismo leguleyo.
y eso del cirujeo, ummm, no sé será un trabajo de mierda, hiper precario, horrible, pero se diferencia bastante del viejo ciruja que recorría los barrios hace décadas. es decir, los tipos están insertos en un mercado, en una cadena productiva. y son cientos y lo hacen desde hace, por lo menos, 7 años (since 2001). no me parece tan simple.

Ling dijo...

Si la cuestión es la inserción, la orden judicial sí hace la diferencia. Es un reconocimiento -negativo, claro, porque somos políticamente muy correctos- de que están, que tienen entidad. El fondo de la cuestión, no, no se modifica. Y el merecimiento de la ciudad quedaría vedado legalmente. Tampoco parece simple.

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

Estimado: Insisto. Comparado con estos, el bueno de "Topadora" Domínguez era la revolución socialista. Por lo menos le pasaba con el camioncito por arriba a las mesitas que ponen ilegalmente los restoranes de Recoleta. Recuerdo que entonces los medios criticaban. Ahora no. Estamos mal.
Saludos

Anónimo dijo...

el anonimo que escribio mas arriba, espelotudo las 24hs o para a comer?

mariano dijo...

Escriba, y ni hablar de Fernandito De la Rúa, gran alcalde que demolió el Ski Ranch ese templo del menemismo fiestero. Eso sí era recuperación del espacio público.
Ling, ¿está segura? recuerde a los presos por la represión frente a la legislatura, 2 travestis y 3 vendedores ambulantes que pasaron tres años en cana "por atentar contra las instituciones democráticas" o algo así. Siempre hay un juez o un fiscal a mano. El Estado es siempre uno solo.

Anónimo dijo...

el tema es muy complejo y así debe tratarse. el espacio geográfico (algo más amplio que la categoría de lo urbano) es una construcción social, y por lo tanto va a reproducir en él las mismas estructuras de clases que tiene la sociedad. lo que la sociedad no admite o rechaza es lo abyecto. los cartoneros en barranca de belgrano es algo abyecto. la utilización del espacio público debería tener una base de igualdad, pero no es sencillo. tiene derecho un señor a juntar cartones y acomodarlos en una esquina? sí, lo tiene. tiene derecho un señor a caminar por una vereda despejada o limpia? sí, lo tiene. hay una colisión de derechos, podríamos hablar horas sobre esto, sobre si el derecho forma parte de la superestructura de un estado burgués opresor y muchas cosas más. pero también está el cuidado del espacio y de los bienes públicos, y la forma de canalizar y accionar la protesta social. creo que se trata de una cuestión de sincerar el discurso, y que si algunos grupos quieren decir: "muchachos, queremos hacer la revolución y poner la bandera roja en palermo soho, y expropiar casas y dárselas a los pobres, y cambiar el régimen de propiedad" que lo digan y lo actúen, y no se escondan en reclamos que justifiquen destrozar bienes públicos. no se pueden comparar estas caricaturas lúmpenes de revolucionarios con aquellos que tomaron la bastilla o asaltaron el palacio de invierno. de ningún modo. y jamás votaría a macri y por suerte no vivo en baires. hay otros modos de gestión más silenciosos pero eficaces. mariano, tu post es interesante, pero nada más que eso, no aporta nada a esta vieja discusión, a lo suma una lista prolija de lugares comunes.

Anónimo dijo...

mariano, lo tuyo es buenísimo! llegue acá a través de emma peel, pero te despachás con todo esto y tenés puesto un moderador de comentarios en tu blog????????? pensalo, te va a ayudar un poco. me estoy cayendo al piso de la risa. tanta contradicción toda junta no es fácil de encontrarla.
saludos.

brasil dijo...

Perdon, llegue acà de casualidad (siguiendo a Emma y al Mellizo)

Coincido en gran parte con el Mellizo. Hay una serie de temas en que se colisiona contra si mismo porque no se está discutiendo el tema en si, sino ideología

Por ejemplo: parece que el orden es un tema de derecha. Tengo 50 años y dificilmente se me podría tildar de derecha, pero concebir soluciones fuera de algun orden es o bien ingenuo o mal intencionado (en realidad simplemente me opongo a...)

Porque Macri sea de derecha, no parece muy conducente levantar el reclamo cartonero como si fuera una vía al socialismo. En todo caso reclamemos que los cartoneros sean obreros en una reinsercion digna. No que no los desalojen.

PS Sobre todo cuando parecen ser usados por todo el mundo: los de derecha y los de izquierda

mariano dijo...

¿quién habló de los cartoneros como sujetos revolucionarios? ¿quien habló de "plantar la bandera roja"? ¿quien habló de la bastilla o el palacio de invierno?
estamos hablando de que un día se desalojó por la fuerza a un grupo de personas que ocupaban un espacio porque habían quedado, literalmente, varadas ahí. personas que tienen la mala fortuna de tener que ganarse la vida de una manera horrible y precaria, personas que, digamos, no tiene precisamente un abanico de posibilidades vitales demasiado amplio. Punto uno.
Punto dos, el tema del espacio urbano y de quienes se lo pueden apropiar gentilmente y quienes son corridos a palos. A Willy Vilas no le desmontan el Vilas Raquet los ursos de la federal. El espacio público está bajo la misma lógica que el espacio privado, es una obviedad, pero una obviedad que se encubre con las apelaciones "a la salubridad, a la higiene, a la seguridad, etc." Y eso es ideología, en el sentido más lato del término: encubrir el clivaje de clase con un discurso aparentemente no-político.
Porque la cuestión es que los tipos reclaman que se vuelva a poner el un furgón en el tren, no parece algo demasiado imposible para una ciudad rica como Buenos Aires, o para el Gob. Nacional ¿o sí? ¿o en realidad, tal como dice el proyecto presentado por un legislador del PRO, lo que se quiere es excluir definitivamente esas presencias tan poco estéticas?

Anónimo dijo...

mariano, no voy a polemizar sobre los puntos que no contestás. que vayan y hablen con cfk que es la "progre".
digo que también se podría hablar de promocionar a las personas, en la argentina de hoy hay trabajo formal y habría que ver cómo se ayuda a esta gente a volver al trabajo formal que le da otras cosas además de un salario. la contradicción actual es inclusión-exclusión.
seguro que macri es ideología y no apoyo lo que hizo.
lo importante es como se construye el espacio público y se lo cuida.

Anónimo dijo...

che que bueno es leer que hay tipos que viven en argentina pensando que estan en suiza. despues no queres que los puetee

Cristian Páez dijo...

Perdón, llegué acá mitad por aburrido de trabajar.

Sin duda, los cartoneros no deberían estar viviendo precariamente en un espacio público. Pero el problema a resolver es la precariedad vital de los cartoneros no la calidad visual del espacio público!

Hagamos ex-cartoneros a través de trabajo en blanco bien remunerado, con obra social para que sus familias tengan un mínimo acceso a la salud y démosle créditos blandos para que puedan levantar sus casas y rediseñemos los sistemas educativos como para que sus chicos puedan pasar mas tiempo en la escuela que en la calle. Después, recién después, capaz que me dan ganas de hablar del espacio público. Capaz, que se yo.

Y esto es una propuesta netamente liberal. Y sin embargo, libertaria. Claro, el español impone unos acentos y escribir liberal con acento en la i, es un horror ortográfico. Líberal. Eso quiero decir, líberal.

PD: moderar es ideológicamente contradictorio a qué? Hay que leer cada cosa.