viernes, febrero 10, 2006

Bajo el volcán

Por lo general tengo la tendencia de terminar los libros (o las películas) que empiezo. Carezco de esa capacidad admirable para dejar un libro por la mitad y pasar a otra cosa, siempre me pregunto si las páginas que están por venir y que no leeré no traerán una revelación inusitada, una epifanía que redimirá magicamente todas las angustias, todos los interrogantes. La experiencia, claro, nos dice que lo que empieza mal sigue mal y termina mal. Pero la incertidumbre permanece y así me clavo con lecturas empinadas y áridas como laderas volcánicas. Volcánicas, dije, y ahora me pasa eso con Bajo el Volcán de Malcolm Lowry, libro que llevo leyendo e intentando terminar desde hace meses. Hay algo que me impide terminarlo, que me ata a las páginas como un grillete y convierte la lectura en una acción morosa y bastante esforzada. Igualmente ya estamos demasiado alejados del principio como para abandonar el camino, así que sigamos para adelante.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Je,

sufrí semanas con Bajo el Volcán, para peor en inglés. Lo colgué alrededor de la página 70.

(el remordimiento por dejar un libro dura no más de medio día. menos aún si pudiste reemplazarlo por uno mejor, o cualquier otra cosa mejor).

saludos,
h.

mariano dijo...

Una de mis intenciones para este año es abandonar esa neurosis compulsiva.
Saludos.

Javier dijo...

Pasa seguido.
Las puertas de la percepcion de huxley, todos dicen que es bueno... para mi hizo que 77 paginas sean un libro largo. Eso es meritorio igualmente...

mariano dijo...

Depende los estados de ánimo, cuando estás concetrado podés entrarle a un Hegel sin asco y en el colectivo; cuando estás deprimido hasta una novelita de Aira te parece dificil de leer.

Anónimo dijo...

no hay lecturas faciles o dificeles, solo hay lecturas. tal vez lo que exista sea un espacio cioranesco donde el ser no es mas que un absurdo estado de animo. bien ese sin sentido es el que nos permite dsifrutar o no una lectura, claro que del mismo modo hay malos y buenos escritores. los primeros se merecen ser tratados enserio.