Ayer me quedé hasta las cuatro de la matina leyendo los comentarios a este post. No les pido que hagan semejante locura, pero sí que le dediquen un poco de su tiempo a leer algunas de las cosas que se debaten ahí. Si se logra dejar en un segundo plano el tono agresivo (pero no olvidarlo, porque el tono también dice mucho) uno puede acercarse a una discusión, que para mi es crucial, sobre el lugar de los DD. HH. en la democracia argentina y sobre las tensiones entre construcción política real y memoria.
La larguísima tira de comments es, básicamente, una discusión entre Martín Rodríguez y Nicolás Prividera, director de la película documental M. Empieza como un debate sobre la entidad del kirchnerismo como proyecto transformador (o como otro fracaso deglutido por el "pejotismo") y culmina con intercambios entre los dos muy duros sobre el rol de la memoria, sobre la endogamia de los organismos de DD. HH., sobre la utilización política de los años setenta, sobre la construcción conflictiva de la democracia argentina. Me interesa que sea una discusión entre tipos de la misma generación, seguramente con recorridos vitales similares, pero que tienen miradas muy diferentes sobre qué hacer con todo eso - me refiero a la herencia política de la generación anterior, me refiero a la historia íntima familiar también - en el contexto abierto por el kirchnerismo.
La cuestión generacional más importante para los que nacimos en los setentas y crecimos en el menemismo es pensar el presente aún si tenemos que pensar en contra nuestro. Pensar, obsesivamente, esas tres estaciones que nos marcan generacionalmente: los años setenta, los noventa y el presente. Pensar las continuidades y los quiebres. Pensar el menemismo más allá de los papers de Flacso, pensar los setenta más allá de los libros que atesoramos en nuestras bibliotecas. Pensarlos en relación a nosotros, a la sociedad actual, ahora.
Me parece que la violencia verbal que se lee en el comentarios de LLP es fruto de que todo eso no lo pudimos, todavía, armar y de que seguimos recurriendo a materiales que, por más venerables que sean, hoy ya no resultan útiles. Y por eso, me parece, el error de Prividera de encasillar a los que discuten con él como "quebrados" o como "vendidos al menemismo". Es ese par 70s-90s, el que todavía no pudimos amalgamar en una lectura que de cuenta del presente. ¿Qué es Kirchner? ¿Cuánto de ruptura tuvo Kirchner, cuánto de continuidad con el "orden democrático"? ¿Derechos Humanos + superávits gemelos? ¿El museo de la ESMA es poner la memoria en un museo, literalmente, o un intento de escribir otra página sin tirar el libro entero del pasado por la ventana?
Por ahí pasan algunos de los temas que se leen en ese post (que creo dará mucho que hablar) y que algunos venimos discutiendo y pensando hace bastante, y que, sobre todo, nos constituyen como generación.
La larguísima tira de comments es, básicamente, una discusión entre Martín Rodríguez y Nicolás Prividera, director de la película documental M. Empieza como un debate sobre la entidad del kirchnerismo como proyecto transformador (o como otro fracaso deglutido por el "pejotismo") y culmina con intercambios entre los dos muy duros sobre el rol de la memoria, sobre la endogamia de los organismos de DD. HH., sobre la utilización política de los años setenta, sobre la construcción conflictiva de la democracia argentina. Me interesa que sea una discusión entre tipos de la misma generación, seguramente con recorridos vitales similares, pero que tienen miradas muy diferentes sobre qué hacer con todo eso - me refiero a la herencia política de la generación anterior, me refiero a la historia íntima familiar también - en el contexto abierto por el kirchnerismo.
La cuestión generacional más importante para los que nacimos en los setentas y crecimos en el menemismo es pensar el presente aún si tenemos que pensar en contra nuestro. Pensar, obsesivamente, esas tres estaciones que nos marcan generacionalmente: los años setenta, los noventa y el presente. Pensar las continuidades y los quiebres. Pensar el menemismo más allá de los papers de Flacso, pensar los setenta más allá de los libros que atesoramos en nuestras bibliotecas. Pensarlos en relación a nosotros, a la sociedad actual, ahora.
Me parece que la violencia verbal que se lee en el comentarios de LLP es fruto de que todo eso no lo pudimos, todavía, armar y de que seguimos recurriendo a materiales que, por más venerables que sean, hoy ya no resultan útiles. Y por eso, me parece, el error de Prividera de encasillar a los que discuten con él como "quebrados" o como "vendidos al menemismo". Es ese par 70s-90s, el que todavía no pudimos amalgamar en una lectura que de cuenta del presente. ¿Qué es Kirchner? ¿Cuánto de ruptura tuvo Kirchner, cuánto de continuidad con el "orden democrático"? ¿Derechos Humanos + superávits gemelos? ¿El museo de la ESMA es poner la memoria en un museo, literalmente, o un intento de escribir otra página sin tirar el libro entero del pasado por la ventana?
Por ahí pasan algunos de los temas que se leen en ese post (que creo dará mucho que hablar) y que algunos venimos discutiendo y pensando hace bastante, y que, sobre todo, nos constituyen como generación.
8 comentarios:
¿Somos una generación entonces, Mariano? ¿Será esa la buena noticia?
Un abrazo
¿Pero que es una generación después de todo? Un concepto sociológico no es. Me parece que es una herramienta práctica para plantear a un grupo como la renovación dentro de una institución. Si es así, disculpen que no me levante.
No puedo creer que este pobre intercambio sea visto como un "debate": eso habla muy mal de esta generación.
Porque el nivel de virulencia no lo puse yo (que tampoco represento a los '70, como facilistamente me atribuís), sino el representante oficial de la impotencia: el poeta Rodriguez, que como cuadro político deja mucho que desear, en todo sentido.
esteban, yo también descreo bastante del término "generaciòn". no lo tengo claro, lo dije pensando en las edades y los recorridos/capitales simbòlicos similares de los que discuten. y en las cosas que ahi se discuten que serìan impensables en otros àmbitos (generacionales, para caer en lo mismo) como carta abierta y alrededores.
nicolàs, no dije que "representabas" los 70s en ningún momento. no pienso eso.
me parece que en el intercambio en llp entre vos y rodríguez sí hay mucho de debate y de confrontación sobre la relación entre la sociedad y la memoria, hay cosas que se dijeron que apuntan a pensar esa relación desde el hoy, en el contexto del kirchnerismo y, tambièn, de la sociedad moldeada por los sucesivos gobiernos desde 83 a esta parte. participé sólo como lector de las cosas que se dijeron y por eso me quedo con el fondo y los argumentos que se expusieron, más allá de que todo se haya ido a la mierda en términos de la virulencia discursiva.
me parece que es un debate que hay que seguirlo, que hay que pensar las rupturas y las continuidades en estos 25 años. y pensar todo eso no equivale a "absolver" al menemismo o a caer en la resignaciòn o a aceptar el "mirar para adelante". no, tiene que ver con pensar en nuestros propios términos, en aproximarse a lo que hoy pasa en el estado y la sociedad. tiene que ver con no seguir en un lugar de impugnación de la sociedad (que es una abstracciòn) que al final de cuentas termina encasillando, para millones de tipos, los derechos humanos en un pedestal lejanìsimo de las necesidades cotidianas.
todos los que discutimos y leimos ese debate formamos parte de un cierto micromundo, de un micromundo que (aunque se puteen) comparte cosas y herencias simbòlicas. lo que nos deberia preocupar es como plantear esas discusiones para que puedan ser entendidas por los millones que están afuera, por los millones que conforman el grueso de la "sociedad", por lo millones que pactan esos consensos que se transforman en polìticas concretas.
No pude terminar la discusion (la lei de La Barbarie, qe la pegó Alejandro) y debo decir que tuve una sensación rara: hasta que no intervino Quintin parecía como si fuera la misma persona discutiendo de manera ezquizoide. Quizás porque me reconocí en argumentos y posturas de los dos lados (y el unico ezquizofrenico soy yo) pero me parece que toda la discusión es parte de una misma cosa: el discurso de Prividera, discurso que he incorporado sobre todo en la facultad y en espacios de militancia compartidos, con el de Martin, intentando pensar el hoy de un proyecto Nacional y Popular (o no); y nuestra "generación" parada sobre el canto de la moneda.
Estaría re bueno poder bajarle los decibeles y las acusaciones cruzadas a la discusión y que siga. Me quede con ganas de saber adonde llegamos.
La pregunta en todo caso es porque vos presencias en silencio y la palabra la toman otros. Vos y todos. Bajo la lógica de lo que pensas tenes todo para intervenir, cualquiera tiene todo para intervenir. Pero nuevamente eso no interesa, lo que podría pasar, lo subjetivo, no. Lo objetivo es que Martin Rodriguez decidio, no sabemos porque, que queria ser la primer persona en instalar un debate "candente". Ser la nueva chica Coppola. Se llevo con el un par de putillas, Rubio que confirma que estar loco no te hace menos hijo de puta, se crea alter egos y firma como orga que rima con poronga que es lo unico que se mira durante todo el debate y se le planta a un tipo sin contenido como Quintin y a un pibe atravesado por su realidad como Privididera a quien de a poco va trabajando, despacito, despacito mientras construye lo que el debe creer es la gran novela historica generacional.
Pero lo hace en su ghetto con sus invitados. Y va renovando como si fuera la temporada de una sitcomb de ultratumba. Ahora lo tenes ahi a Diegose para la temporada dos, porque como Rodriguez ya develo el misterio de que si esta tocado de cerca por la realidad de Prividera, hay que renovar.
Van a estar ahi hasta que salgan en un apartado del Diario Critica o Miradas al Sur, lugar mucho mas util en donde Rodriguez podria plantear ese debate ya que alli escribe, van a estar ahi hasta que "el debate este instalado".
Lo que pedis Mariano no va a suceder. Menos si hay laxos como Prividera de un lado e hijos de puta como Martin Rodriguez del otro al cual si queres que hablemos de este debate yo le podria decir y que mierda te debo yo a vos grandisimo forro que te pago el pensamiento estatal para que digas tilingadas.
Y asi.
saludos cordiales
A esto me refiero, Mariano: el primo dice que mi pensamiento es de facultad y Helena dice que soy "laxo". Bueno, si no fuera "laxo" debería haberlo recagado a trompadas. Pero creo que esa no es la manera (su manera facistoide), además de que el "debate" no lo inauguró el ni mucho menos. Más bien hay que pensar por qué lo quiso dar en esos términos y en ese post lateral. No creo que solo obedezca a su afiebrada mente.
Por lo demás, yo he debatido y seguiré debatiendo estas cosas done haya que hacerlo, aunque para algunos sea "laxo" y para otros demasiado rígido. Pónganse de acuerdo. Yo se que dentro del peronismo es difícil, pero hagan el intento, delen. Todos se lo vamos a gradecer.
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