Leo, con temblor, esta noche, la nota de José Claudio Escribano en La Nación. Empieza con un "He visto desde el corazón de este diario..." y repite el tropo a lo largo del texto. Ginsberg en Aullido. Ginsberg en sus peores pesadillas bajo el efecto de la benzedrina más letal y barata de los barrios negros neoyorquinos. Hay, en la nota de Escribano, un tono fatal, un tono de final de época, con toda la solemnidad, la gravedad y la pretenciosidad de los manifiestos. La nota de Escribano es un bando. La nota de Escribano es la traducción más honestamente brutal de las pretensiones de los ganadores del jueves. "La experiencia ha demostrado que cuando, por ignorancia o sobrevaloración de las propias fuerzas, hay un desenfreno voluptuoso en la fantasía de imponer el poder sobre otros, se encuentra, tarde o temprano, un límite infranqueable en el orden natural, sin el cual es imposible la convivencia civilizada entre los hombres." Una teoría del límite de la política frente a la "fuerza de las cosas". La hora de la revancha por los frentes abiertos del kirchnerismo ha comenzado.
Y el título de este post: el cuento de Fogwill, claro. "No éramos tan felices, pero si en la reuniones de los sábados alguien hubiese preguntado si éramos felices ella habría respondido 'seguro, sí'..." Pasa eso. A mi, por lo menos, me pasa eso. Tal vez porque pienso en todo lo que pasó estos años, en lo público y en lo íntimo y en cómo esos elementos se fueron mezclando de maneras extrañas para producirme. Sí, pienso en vos. Y en vos también, que ya no estás. Y en vos, que estás y no estás al mismo tiempo. Y pienso en todo lo que leímos y lo que escribimos, y en lo que pensamos y en lo que discutimos. Y pienso en todo lo que nos reímos, también nosotros, todos estos años.
Y el título de este post: el cuento de Fogwill, claro. "No éramos tan felices, pero si en la reuniones de los sábados alguien hubiese preguntado si éramos felices ella habría respondido 'seguro, sí'..." Pasa eso. A mi, por lo menos, me pasa eso. Tal vez porque pienso en todo lo que pasó estos años, en lo público y en lo íntimo y en cómo esos elementos se fueron mezclando de maneras extrañas para producirme. Sí, pienso en vos. Y en vos también, que ya no estás. Y en vos, que estás y no estás al mismo tiempo. Y pienso en todo lo que leímos y lo que escribimos, y en lo que pensamos y en lo que discutimos. Y pienso en todo lo que nos reímos, también nosotros, todos estos años.
5 comentarios:
Mariano:
excelente post. Te felicito, no te puedo explicar realmente la sensación que me produjo leerlo, es como una síntesis de lo que vine pensando toda la semana.
Gracias y un abrazo fuerte.
Mariano,
Suena a fin de ciclo, no se deje envenenar por Escribano. No les demos ese poder.
Hay que juntarse, no hay que dejarla pasar, no queda otra! las cosas cambian, los tiempos se enserian. "no hay que perder la ternura" dijo alguien por ahi que supo como quedarse.
Saludos!
¿Seguis fumando?
bueno, este tono melodramatico slo señala el fin de algo, que un momenot historico nombramos como kirchnerismo, par algunos lo mas parecido a la libertad, para otros, simplemente algo mas de lo mismo.
un color cualquiera que te guste en una tarde oscura.
una eleccion.
es eso demasiado?
nosotros y ellos.
sin prisma, sin prisa. buscando un puto sentido a todo.
alguna vez leimos a srtre, tanto como a marx; ok, la respuesta fue ...una patada en culo.
ah, si claro. el romanticismo del metodo: la vanguardia peronista. pero, no todos los dias sale el puto sol.
si al menos entendieramos eso...
Estimado: creo que parte del problema es su lectura empedernida del diario La Nación y, aún peor, de los comentadores de las notas. Tanto más usted se indigna y lo retruca, tanto más lo constituye discurso válido y hegemónico.
Y si éramos felices pero era mentira, mejor andate Mabel, lloremos un tiempo y pensemos porqué siempre se nos van de las manos todas las oportunidades de ser felices. Capaz que es más culpa propia que ajena.
Capaz.
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