"La reticencia, en tanto, se ha vuelto una virtud obsoleta. Ahora la gente te habla de buena gana de sus enfermedades, sus alquileres, sus antidepresivos. La historia sexual se cuenta en una primera cita, los jeans cortados y el calzado informal se infiltran en la oficina los viernes informales, los que trabajan en casa instalan la sala de juntas en el dormitorio, el moderno diseño burocrático 'más suave' instala el dormitorio en la sala de juntas, los dependientes de comercio tutean unilateralmente a los clientes, los camareros no te sirven la comida hasta que hayas entablado una relación personal con ellos, los aparatos de grabar mensajes recalcan el 'yo' en 'Lo siento, pero no entiendo lo que ha marcado', y los entusiastas cibernéticos designan con un nombre especialmente inapropiado -'foros públicos'- a unos pedazos de silicona grabada con los que un 'participante' en el foro, sin afeitar y con las piernas cruzadas, puede comunicarse sentado sobre unas sábanas revueltas. ¿El mundo interconectado como una amenaza a la intimidad? Más bien, el feo espectáculo de una intimidad triunfante."
Jonathan Franzen, Cómo estar solo. Seix Barral, Barcelona, 2003, pág 62.
1 comentario:
de regreso al lumilagro, una buena campaña anacrónica
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