lunes, octubre 23, 2006

Carta

En la furia de los días solías llegar tarde a casa. Volvías cuando los vapores del alcohol ya se habían desvanecido y tu cabeza explotaba de ideas geniales que nunca llevaste a la práctica, tan típico de vos eso. Los pájaros de la fisura con sus trinos de mutantes post-nucleares no hacían mella en tu conciencia de que el mundo y la vida podían, y debían, ser otra cosa que lo que te rodeaba. Esa certeza de tesoro escondido, de premio mítico, siempre la tuviste y todavía, algunas noches, vuelve a vos como la llamada lejana de una tribu amenazada convocando a los guerreros hacia el corazón de la oscuridad selvática. Y mejor no hacer el recuento de estos últimos años - lo blanco y lo gris, nunca lo rojo y lo negro, como soñabas cuando a los 17 años lloraste por dos días la muerte de Julian Sorel, tan joven, tan lindo, tan merecedor de todos lo premios del mundo. Porque los recuentos son siempre un listado anodino de peripecias mediocres para quién no las vivió: Tu novia que te dejó herido, no pudiste ver películas por largos meses porque todo lo relacionado con el cine te abría la llaga del desamor. Los amigos que perdiste, algunos ahora en la selva de Ecuador enseñando derechos humanos a los indígenas, luego de las noches compartidas: esas largas caminatas por la ciudad hablando de discos, de poetas muertos por la cirrosis, de posibles itinerarios de mochila buscando la perla en el camino (una vez con él te sacaste una foto remedando la portada de On the Road, vos eras Jack, tu amigo era Neal, esa misma tarde viajaron en una camioneta cargada de frutas de verano y aprendieron palabras en mapuche, días más tarde se pelearon por una boludez y siguieron caminos separados); tu desolación en la facultad, tu incapacidad para hallar un lugar, tu propensión al cinismo estéril, riéndote de los puloveres peruanos (claro, vos escuchabas la Velvet) y de las consignas ortodoxas de los troskos, te parecían delirantes y ridículas, pero ellos formaban una pequeña comunidad y tomaban cerveza en el bar y se reían y hasta había chicas lindas con ellos que subrayaban La revolución permanente, mientras vos pasabas rumbo a casa, solo, sin el anclaje de un grupo tan necesario cuando sos adolescente. Y cuando te preguntaban sobre ese tema sensible solías alardear diciendo que la soledad era una buena maestra que te enseña a poner en perspectiva las cosas realmente importantes, respuesta idiota propia de un monje, de un ermitaño, no de un chico que rezaba en las noches de frío, Dios dame alguien a quien amar, por favor, por favor. Y así sublimabas ese faltante: tu biblioteca fue creciendo, tus cuadernos se llenaron de anotaciones, en tu piel crecía el tatuaje de los parias, la marca de los solitarios involuntarios, el salvoconducto de la cárcel del mundo. Y ahora seguís, tenés que seguir. Creo que aprendiste un par de cosas, hay quien dice que te ve más maduro, quizá sea verdad. Aunque todavía te quiebra esa canción que dice sixteen, clumsy and shy, aunque todavía te reconocés en esa story of my life. Te siguen tirando las canciones tristes, seguís buscando la luz que nunca se apaga, te late que hay una gran verdad en todo eso. Siempre fuiste un sentimental y harías bien en no ocultar esa parte tuya.
Y ahora me despido hasta la próxima, hasta que sea necesario: y no te aferres a la oscuridad y no te fatigues en más paseos por el lado salvaje. Que el sol queme las marcas del pasado; mañana es mejor.
Un abrazo grande.

12 comentarios:

Henry dijo...

Esto es de Bolaño? Le pregunto porque me interesó, tal vez usted también esté escribiendo una novela aún en secreto ...

mariano dijo...

No. No es Bolaño.

Henry dijo...

Hummmmm que misterio ....

Anónimo dijo...

Es alguien que se cree Bolaño, pero para ser Bolaño no basta haber transitado las aulas de una facultad en coma perpetuo o jugar al outsider en una ciudad en donde para ser percibido como un outsider, que es bien distinto a serlo, solo basta escuchar un disco de la Velvet o leer un libro de Cheever.

mariano dijo...

Está bien.

Ruth dijo...

Dale, Mariano, decí que lo escribiste vos. Que se lo atribuyan a Bolaño es tremendo elogio.

Unknown dijo...

La pregunta no es quién la escribió sino sobre quién. ¿Autorreferencial o dedicado a?

Emilie dijo...

suena autorreferencial. interesante post.

Anónimo dijo...

Dedicado a (su antiguo) sí.

Anónimo dijo...

Un dia mas que pasa y yo sin probar aquello que ando buscando / Desesperado y sin aliento trate de no sentirme cansado / Fui hasta al blog que escribio dia tras dia / amanecia en Boedo a prisa / y decidi dejar aquella ilusion en quien leyera ese dia / Puse un aviso en el blogger hoy para tener una cita / con alguien que tuviera ganas de amar, hasta con la luz prendida / Busco un amor clasificado en el blogger que para amar no tenga dia ni horaio / busco un amor que nunca encontre pero yo sigo posteando / Busco una chica que me de su amor, que sea pura ternura / no importa raza religion o template, exijo amor y locura / busco un amor clasificado en el blogger / que para amar no importen post u horarios / busco un amor, amor que nunca encontre pero yo sigo posteando / Cindo dias han pasado y sigue el telefono callado / Compre camisa pantalon de vestir y hasta lustre los zapatos / Sono el telefono y salte de la cama / alguien dijo ¨Hola¨ nadie me contestaba / y una voz dijo: corte de servicio debe veintre entradas / Oh, este post que subi hoy dice que ando buscando un amor / Oh, este post que dedique hoy dice que ando buscando el amor.

25 de junio / R. Bueno y la Orquesta de Salon.

Anónimo dijo...

ars poetica no consumir drogas vencidas ni aun vencidas

Anónimo dijo...

Se nota tanto cuando el CNA comenta....