sábado, abril 01, 2006

Trelew

Leer esta nota de TP me disparó mis recuerdos de Trelew. Era el verano del 2002 y sobran las palabras para explicar lo que ese verano significó. Pero nosotros estabamos recorriendo la Patagonia con los pocos dólares que habíamos juntado en el 2001: el 1,40, el 1,70 por dólar nos permitía, repentinamente extender el viaje. Habíamos dejado Buenos Aires el día de la asunción de Duhalde y en el congreso las barras bonaerenses tomaban el esquivo premio que se les había escapado en el 99. Esos días están cubiertos, en mi recuerdo, de imágenes confusas y excitantes. Preparativos de viaje y el final de una época; estado de enamoramiento y Estado de confusión; felicidad personal y ese hormigueo que produce la agitación del espacio público.
Bien, Trelew. Un pozo en el desierto, una hondonada en medio de la meseta, una ciudad administrativa sin mayores atractivos. Como si todo vestigio del pintoresquismo que se asocia a la Patagonia hubiera sido borrado intencionalmente. No hay mar en Trelew, no hay montañas en Trelew, solo la meseta poblada de matas grises y arbustos ráquiticos. Y el viento. Estabamos allí para tomar el micro hacia Esquel, hacia las montañas y los bosques. Pero en Trelew no había camping, o el camping que había quedaba en las afueras, o estaba abandonado por falta de clientes, no sé. Buscamos un hotel barato y dimos con uno que quedaba cerca de la estación de omnibus, un hotel que parecía desde afuera la casa de Norman Bates, varios pisos y con aspecto bastante dejado. Vamos, era sólo una noche. El dueño del hotel, para nuestra sorpresa (o no) era Norman Bates. Alto y flaco, mirada esquiva, hablaba con balbuceos. Nos llevó al cuarto y en cada pasillo jugabamos a adivinar en donde se escondía la madre de Norman, esperábamos oir la voz de la madre de Norman, autoritaria, tiránica, llamándolo.
"Norman ¿quiénes son?"
Después salimos a recorrer la ciudad. Subimos las calles que ascendían hacia los límites hasta llegar a un inmenso hipermercado rodeado por la villa miseria. El clima era pesado y las miradas no muy amigables. Enero 2002. En la plaza principal de la ciudad había una estatua gigante del fundador del pueblo Lewis Jones y nosotros (ella en realidad) lo bautizó como Jeremías Springfield. Tenía bastante razón, no sólo se parecía a Jeremías Springfield sino que toda la ciudad era como un Springfield en negativo, un Sprigfield tragado por un agujero negro donde cualquier cosa podía suceder. En otra plaza, mucho más bonita, grupos evangelistas gritaban la palabra de Dios bajo una pérgola, bajo unos árboles con flores lilas. Y nosotros dábamos vueltas por todo aquello, bastante felices, totalmente ignorantes de lo que pasaba en Buenos Aires, discutiendo el derrotero que seguiríamos en nuestro viaje, perfectamente desconocedores de lo que vendría después, meses después cuando llegáramos a Buenos Aires y todo ese viaje se hubiera convertido en unas cuantas fotos, en unos cuantos reproches, en un par de anécdotas inolvidables que contarle a los amigos, en recuerdos para escribir ahora, cuatro años después en este blog que escribo yo y ella desconoce, reviviendo un día en una ciudad lejana en una época (sí) tan lejana, un sábado a la noche en Buenos Aires 2006.
"Norman ¿quiénes son?"
"Ojalá pudiera contestarle, señora, pero de verdad que no lo sé".

15 comentarios:

Jorge_Mayer dijo...

Hola Mariano, gracias por el (velado) recuerdo.
Si no entiendo mal, el hotelito del que hablás, queda a una cuadra de mi casa. ¿Recordás la loma inconcebible de esa calle? Pues bien, allí en la cima.
La plaza que nombrás, es la Centenario, que no es la principal y gracias a dios cuando llegaste, ya la habían parquizado porque era arcilla pura.
La plaza principal no es, como en todo el país, la San Martín, sino la Independencia.
Tal vez ya no estuviese allí, pero al lado del hipermercado que mencionás, había una sucursal del banco Galicia. Era para hacer una foto con la villa al fondo, una postal de esos años que son estos.

Anónimo dijo...
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mariano dijo...

Querido Jorge, no recuerdo el nombre del hotel, puede ser "Argentino" o algo asì. Era subiendo una loma, eso me acuerdo. Tambièn fuimos a Gaiman tras los pasos de la malograda princesa y allì tuvimos la primera discusiòn, en fin. El hipermercado (creo que era la Anònima) tenìa esa noche un ambiente bien pesuti.
En fin, fue una crònica impresionista, seguro que de visitarla hoy Trelew me gustarìa màs.

pELuZoN oF PuPo dijo...

Marian: exquisito. No decifro la intensión real del post, pero mi cabeza se fue a todos lados. Momento, lugar y estado de enamoramiento. Mucha concentración de emociones.
Abrazo

mariano dijo...

Un abrazo, Pelusa.
No hay intenciòn real en nada de este maldito blog, nada màs una manera de obligarme a escribir cosas que de otra manera nunca escribirìa.

Jorge_Mayer dijo...

Residencial Argentino y La Anónima, en efecto.
Lo mejor de la crónica es que podría haberla escrito yo mismo y no muy distinta que eso, con la salvedad de que con trece años de vivir acá, el veneno se me hace inevitable. Siendo lo tuyo una pasada, merece loarse lo fuerte de las impresiones.
Hace tres años que vivo con el barrio y, tocando madera, y más allá de lo feo de las caras, nunca he visto nada demasiado extraño. Es cuestión de meterse en el paisaje. Eso que no puede hacer un visitante. Un abrazo.

Anónimo dijo...

lo joderia con esas cosas politicas con las cuales ud solo jode en ambientes donde intenta impresionar a mujercitas histericas; en fin seria bueno que...nada trelew es muy lindo y es tan romantico, no, digo, algo asi como la panamericana a la altura de pacheco...

mariano dijo...

Que grande Morini! y eso que no camina con las dos piernas...
Buenas Noches,
Ulises Lima.

Anónimo dijo...

no, es verdad no camino con las dos pero me dicen el tres piernas.

mariano dijo...
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mariano dijo...

Y al final se queda con la minita... Ups... espero no haberle cagado el final...
Un abrazo.

Henry dijo...

Ja ja ja ... Yo quisiera saber cuando va a terminar esta lucha entre las barbaridades y los exabruptos del subcomandante vikinny y las supresiones de los mismos por don Kanal. De verdad, esto, como las papeleras, requiere una solución política. Me ofrezco a hacer de Samoré

Anónimo dijo...

lamentablemente debo salir en defensa de canal. no he escrito nada que sea ofensivo. obviamente me estan difamando. por otro lado no da ofenderme con nuestro querido canal dado que el solo escribe para que lo adulen algunos burgueses de poco vuelo... tal vez es como espinoza (bolaño dixit) un tipo que sabia que inexorablemente no seria un narrador. no he escroto nada qe mariano deba suprimir, auqneu no estoy en nada de acuerdo en que lo haga. la gente no siempre dice lo que queremos leer o escuchar. pero todos poseemos algo narcisista en nosotros.

mariano dijo...

Afloje Vik con 2666, le va a hacer mal, en serio. Lo recuerdo a usted una lejana noche gritando a voz en cuello "viva la burguesìa", creo que en una fiesta igualmente lejana. Me gustò su errata: "no he escroto nada que..." lo mejor que se ha dicho en estos dichosos comments.
Un abrazo (y ahora en serio me alegro que te estè gustando 2666, te voy a mandar algunas cosas de Bolaño que me bajè de internet).

Anónimo dijo...

estiamdo compadre: realmente la obra de bolaño es buena pero no me quita el sueño. debo reconocer que los cuentos del gaucho insufrible me han impactado mucho mas. 2666 esta buena en la medida que bolaña se permite jugar (porque no, hasta burlarse) de distintos estilos narrativos; tambien se burla de toda una clase de seudo intelectuales a la que nosostros bien podriamos reconocer en el bar la paz, o en los pasillos de alguna triste facultad. o en el mismo bar britanico (los porteños snobs y pequeños burgueses progres, la izquierda fosil y la prensa no encuentran mejor tema para simbolizar una (en realidad ninguna) "lucha", anti sistema, que el no cierre de ese bar pedorro, atendido por dos gallegos mal paridos (bestias de trabajo)y que te cobran una cerveza 3/4 6 mangos. que lo cierren y pongan un pelotero). en fin, como yo no tengo blog...gracias.