viernes, marzo 03, 2006

Historias de Rainer II: Muchacha Punk

A R.E.F, con indisimulada admiración.
En diciembre de 1998 Rainer hizo el amor con una muchacha punk. "Hizo el amor" es, en realidad, una treta fascista del lenguaje, porque lo que Rainer y la muchacha punk hicieron no se parecía en nada al "amor". Veamos: si esa noche en las calles de Buenos Aires el calor rozaba los 30 grados, adentro de la cueva inmunda donde tocaban los "Muertos al Nacer" la temperatura podría considerarse venusina, propia de un planeta tiranizado por el Sol. Los "Muertos al Nacer" no eran una buena banda, de hecho era una banda horrible, pero el baterista había sido compañero de Rainer en los años del Nazional y, a pesar de haber sido expulsado en tercer año por colocar una foto del Pepe Firmenich en la galería de ex alumnos notables, seguía manteniendo cierto contacto con Rainer. Como decía, los "Muertos al Nacer" le hacían honor a su nombre: un aborto musical intolerable.
Rainer se asaba lentamente al fondo del lugar. La banda arremetía un cover de Pixies, y Rainer deliró con el nombre de la banda: cuatro fetos abortados tocando como bestias, pequeños nonatos escapados de los frascos de formol del laboratorio de Biología y tomando por asalto la sala de música. La vieja Del' Halcón (antigua profesora de solfeo del Nazional) infartándose de asco: actitud punk. Después las vió. Un grupo de muchachas punk pasándose la ginebra entre ellas, moviendo los borcegos al ritmo de la música. Eran tres, la del medio estaba buena. El calor asfixiante le había derretido el maquillaje y una pequeña cicatriz simulada en su mejilla se había borroneado. Las otras eran horribles, parecían loros negros, loros con chupines negros. Pero ella estaba buena de verdad, "hasta parece una chica del Nazional", pensó Rainer. De hecho le preguntó si iba al Nazional, de hecho le preguntó cualquier cosa con tal de acercarse a ella mientras las dos amigas lo miraban con odio. A la salida de la cueva Rainer se ofreció a acompañarla a la casa, Rainer asegura que fue ese gesto demodé de chico nazionalista el que terminó de asegurar el levante.
La muchacha punk vivía en un piso de la calle Posadas, enfrente del Palais de Glace. La casa estaba vacía porque el padre estaba de viaje de negocios en Londres. Ni bien entrar Rainer miró la biblioteca: mayormente eran catálogos de armas e historias de la Segunda Guerra Mundial. Historias de la Segunda Guerra del lado alemán. Le preguntó a la muchacha a qué se dedicaba el padre: trabajaba para el Gobierno, ella no podía decir nada más. Rainer no insistió.
"Hicieron el amor" en la cama del padre. Rainer desviaba la vista a la mesita de luz y chocaba con una pila de libros de poesía. El viejo además de "service" también era poeta, al parecer. Ella le clavaba las uñas, el lamía la falsa cicatriz.
- Mi fascista, mi pequeña adorable fascista - lanzó Rainer segundos antes de acabar.
- Papá - decía ella - Papá. Nada más eso, era raro. Parecía que no se lo decía a él, que se lo decía al otro.
Se quedó un rato medio adormecido a su lado. Cuando los pájaros comenzaron a atronar en su cabeza, Rainer se levantó y juntó sus cosas. Era imperioso no dejar rastros, desaparecer completamente de ese departamento. En el ascensor revisó que no le faltara nada. En la calle volvió a comprobar que no se hubiese dejado nada olvidado. Era prudente Rainer: el padre de la muchacha punk parecía un tipo muy peligroso.

6 comentarios:

Ruth dijo...

¿"Nacional"? Bah! Aguante el Pelle.

mariano dijo...

Nazional, sí. Aguante el Normal 4.

Anónimo dijo...

Y el Comercial 19....! (??)
Espero que eso de que Sanguinetti echó a uno por lo de la foto sea una licencia poética!!! Por mucho más Gak te apañaba y te palmeaba el hombro comprensivo!!! No ves que Minerva tiene razón.

mariano dijo...

Todo es una liciencia poética, claro. Aunque no sé si no hay una foto de Firmenich en la cartelera de ex alumnos famosos. Recuerdo que había una de Corach y de Caparrós, ¿por qué no podría estar la del fundador de la guerrilla urbana más importante de Latinoamérica?

Playmobil Hipotético dijo...

los recitales punks siempre ofrecìan mujeres que odiaban ser mujeres; igual no me daban bola.
Me encanto el relato

mariano dijo...

A mi tampoco me daban bola las chicas punks. Pero recuerdo con cariño a algunas chicas dark.