miércoles, noviembre 30, 2005
Felisa and me
Mientras las secretarias de Roberto Lavagna se limpiaban el rimmel corrido por el llanto (según la crónica del clarinete de ayer) yo me cruzo con la designada ministra en la esquina de 25 de mayo y Rivadavia. Desde el Banco Nación cruzaba la calle para meterse en la Casa Rosada, por una puertita de madera del costado, sin asesores que le llevaran las carpetas. Un piso más arriba el presidente la esperaría para debatir el supuesto giro distributivo que Pravda/12 y La Nación anuncian con distinta simpatía. Simbología: yo con cinco pesos miserables en la billetera y la ministro de Economía pasándome de costado. Distribuyan, sí, pero para este lado please, que la malaria es terrible por aquí.
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