Estimado amigo menemista, todo bien, pero cambiá ese slogan porque así perdés todo el target femenino pre-menopáusico. Es una idea nada más.
(El cartel de este ignoto personaje es enorme y está en Cerrito y Perón, enfrente del Edificio del Plata. Debe costar una petite fortuna.)
jueves, abril 30, 2009
lunes, abril 20, 2009
El último crash
domingo, abril 19, 2009
El affaire Pron
La piedra inicial en el manso estanque, y sus réplicas posteriores pueden leerlas acá, acá y también acá.
Ah, sí, sí. Fue divertido. ¿Quién se resiste a asomar la cabeza por entre el gentío que rodea a un tipo estrolado en la vía pública, mientras las ambulancias se acercan con sus zumbidos y los policías desganados mandan mensajitos de texto y dicen "dejen espacio, dejen espacio para la ambulancia"? Nadie se resiste a echar una mirada en esas circunstacias que alteran, aunque sea módicamente, el orden de un mundo hasta entonces tranquilo, o que uno suponía tranquilo. El accidente que altera el fluir del tránsito, el herido en la vereda, el escandalete que irrumpe en el mundillo cultural, los feos retratos que dibuja.
En dos líneas, para los que todavía no lo saben, la cosa fue así: un grupo de escritores argentinos viaja a España para darle manija a la edición de una antología de cuentos llamada La joven guardia. Allá se suma otro escritor argentino residente en España desde hace tiempo. Van juntos a museos, a comer, a las citas con el periodismo, hablan del mercado literario, se sacan fotos en algún viejo salón ornamentado pesadamente, posando reflexivamente. Bien. Días después los argentinos residentes en Argentina se enteran que el argentino residente en España los defenestra en una nota escrita para una prestigiosa revista. Hasta aquí todo bien, como piensa el hombre mientras cae desde un rascacielos. La parte de la "infidelidad" o de la "traición" es la que menos nos importa. Tal vez cualquiera hubiera hecho lo mismo en circunstancias similares. Pron podría, justificadamente, citar a Capote cuando las señoras de la alta sociedad neoyorquina le volvieron la espalda por la publicación de Plegarias atendidas: "¿qué esperaban? estaban hablando con un escritor".
Lo que me interesa de la nota de Pron y de sus réplicas es la idea de literatura que dibujan. El discurso de Pron es el discurso de un hombre que defiende la santidad, la pureza del oficio literario frente a la barbarie de unos mercaderes sedientos de embolsar unos billetes más.
“Alguien habría tenido que decirles que la literatura consiste en leer y en escribir libros y que ésa es una actividad virtualmente antieconómica porque descansa sobre la búsqueda de un sentido esquivo a un mundo en perpetua confusión y nadie quiere eso en su casa a la hora del almuerzo”.
La literatura, para Pron, es como la política para los viejos atenienses: algo que se hace en un radiante ágora, disociado de cualquier sucia necesidad material. Una profesión costosa y a la que se le entrega la vida, una labor dignísima cuya recompensa no se mide en monedas sino en la satisfacción interior del literato al lograr captar "el sentido esquivo" del mundo. No me preguntes sobre porcentajes, sobre subsidios, sobre becas, sobre agentes de prensa. Hablemos de aquel pasaje de Musil, o de aquel otro cuento de Cheever. Alimento para el alma, sí.
"Hay que quitarle a la literatura su aire sacramental y liberarla de sus tabúes sociales aclarando el secreto de su poder", citaba a Escarpit David Viñas al comienzo de Literatura argentina y realidad política. Porque lo que hay que decir, y esto excede la calidad literaria de los defenestrados por Pron y de Pron mismo, es que la literatura es un hecho social, que no puede escapar de esa materialidad fea y rústica que rige cualquier intercambio, cualquier obra, cualquier acción en el mundo. Lo que a Pron le espanta es ver que entre obra y autor existen una serie de mediaciones que nada tienen que ver con el lugar fáustico del sabio encerrado en su estudio, en conexión directa con la "inspiración". Vamos, que la gente debe ir al supermercado, pagar el alquiler, el jardín de los chicos, enfrentarse con el jefe, comprar una garcha en el kiosco para tener monedas para el colectivo. Un horror, un horror.
No sé si Terranova et al. son más "peseteros" que cualquier mortal que debe sobrevivir en medio de algo llamado "capitalismo", lo que sí sé es que la literatura nunca, pero nunca, consisitió sólo en "leer y escribir libros". Qué esa sólo es la ficción que se cuentan a sí mismos algunos, cuando ya están tranquilos, para olvidar la génesis social de sus obras, para negar la rosca, las operaciones, las alianzas y las luchas que los llevaron a ser "escritores". Indignarse por esas cosas no revela más que una candidez dificilmente perdonable.
Ah, sí, sí. Fue divertido. ¿Quién se resiste a asomar la cabeza por entre el gentío que rodea a un tipo estrolado en la vía pública, mientras las ambulancias se acercan con sus zumbidos y los policías desganados mandan mensajitos de texto y dicen "dejen espacio, dejen espacio para la ambulancia"? Nadie se resiste a echar una mirada en esas circunstacias que alteran, aunque sea módicamente, el orden de un mundo hasta entonces tranquilo, o que uno suponía tranquilo. El accidente que altera el fluir del tránsito, el herido en la vereda, el escandalete que irrumpe en el mundillo cultural, los feos retratos que dibuja.
En dos líneas, para los que todavía no lo saben, la cosa fue así: un grupo de escritores argentinos viaja a España para darle manija a la edición de una antología de cuentos llamada La joven guardia. Allá se suma otro escritor argentino residente en España desde hace tiempo. Van juntos a museos, a comer, a las citas con el periodismo, hablan del mercado literario, se sacan fotos en algún viejo salón ornamentado pesadamente, posando reflexivamente. Bien. Días después los argentinos residentes en Argentina se enteran que el argentino residente en España los defenestra en una nota escrita para una prestigiosa revista. Hasta aquí todo bien, como piensa el hombre mientras cae desde un rascacielos. La parte de la "infidelidad" o de la "traición" es la que menos nos importa. Tal vez cualquiera hubiera hecho lo mismo en circunstancias similares. Pron podría, justificadamente, citar a Capote cuando las señoras de la alta sociedad neoyorquina le volvieron la espalda por la publicación de Plegarias atendidas: "¿qué esperaban? estaban hablando con un escritor".
Lo que me interesa de la nota de Pron y de sus réplicas es la idea de literatura que dibujan. El discurso de Pron es el discurso de un hombre que defiende la santidad, la pureza del oficio literario frente a la barbarie de unos mercaderes sedientos de embolsar unos billetes más.
“Alguien habría tenido que decirles que la literatura consiste en leer y en escribir libros y que ésa es una actividad virtualmente antieconómica porque descansa sobre la búsqueda de un sentido esquivo a un mundo en perpetua confusión y nadie quiere eso en su casa a la hora del almuerzo”.
La literatura, para Pron, es como la política para los viejos atenienses: algo que se hace en un radiante ágora, disociado de cualquier sucia necesidad material. Una profesión costosa y a la que se le entrega la vida, una labor dignísima cuya recompensa no se mide en monedas sino en la satisfacción interior del literato al lograr captar "el sentido esquivo" del mundo. No me preguntes sobre porcentajes, sobre subsidios, sobre becas, sobre agentes de prensa. Hablemos de aquel pasaje de Musil, o de aquel otro cuento de Cheever. Alimento para el alma, sí.
"Hay que quitarle a la literatura su aire sacramental y liberarla de sus tabúes sociales aclarando el secreto de su poder", citaba a Escarpit David Viñas al comienzo de Literatura argentina y realidad política. Porque lo que hay que decir, y esto excede la calidad literaria de los defenestrados por Pron y de Pron mismo, es que la literatura es un hecho social, que no puede escapar de esa materialidad fea y rústica que rige cualquier intercambio, cualquier obra, cualquier acción en el mundo. Lo que a Pron le espanta es ver que entre obra y autor existen una serie de mediaciones que nada tienen que ver con el lugar fáustico del sabio encerrado en su estudio, en conexión directa con la "inspiración". Vamos, que la gente debe ir al supermercado, pagar el alquiler, el jardín de los chicos, enfrentarse con el jefe, comprar una garcha en el kiosco para tener monedas para el colectivo. Un horror, un horror.
No sé si Terranova et al. son más "peseteros" que cualquier mortal que debe sobrevivir en medio de algo llamado "capitalismo", lo que sí sé es que la literatura nunca, pero nunca, consisitió sólo en "leer y escribir libros". Qué esa sólo es la ficción que se cuentan a sí mismos algunos, cuando ya están tranquilos, para olvidar la génesis social de sus obras, para negar la rosca, las operaciones, las alianzas y las luchas que los llevaron a ser "escritores". Indignarse por esas cosas no revela más que una candidez dificilmente perdonable.
viernes, abril 17, 2009
"Reventadito culposo"
Luis D'Elía acaba de hacer mierda a Fernando Peña en el programa de Lanata. Desearía que algún blogger ducho en YouTube (¿Diego F?) pueda postear pronto el debate. Nada sorprendente, por otra parte, teniendo en cuenta las diferencias intelectuales entre ambos contendientes. Me hizo recordar ese genial y bizarrísimo debate entre el Turco Asís y Gerardo Romano en un programa de Grondona en los años 90s. El progresismo banal de Peña, hecho de transgresiones módicas (como le lanzaba Asís a Romano) y de gestos supuestamente subversivos que no espantan a nadie quedaba rídiculo frente a las intervenciones ideológicas de D'Elía. Eran dos universos contrapuestos, pero no los universos de "lo negro y lo blanco" - como se podría pensar superficialmente - eran los mundos alejados de la impostura lamentable del sentido común clasemediero (aunque se tatúe el cráneo, aunque confiese haberse cogido a medio episcopado) contra la posición de alguién que conoce el significado de la palabra "política".
Un diálogo que cito de memoria:
Peña - Me gustaría saber que hiciste vos en tu vida por los pobres.
D'Elía - Yo hace 35 años que trabajo con los pobres.
P - No te creo nada.
D - Vos no tenés idea de lo que es vivir con los pobres, ni los podrías reconocer.
P - Yo sé lo que es vivir con los pobres. Hice muchos informes en villas para mi programa (!!!).
No further questions, the defense rests.
Un diálogo que cito de memoria:
Peña - Me gustaría saber que hiciste vos en tu vida por los pobres.
D'Elía - Yo hace 35 años que trabajo con los pobres.
P - No te creo nada.
D - Vos no tenés idea de lo que es vivir con los pobres, ni los podrías reconocer.
P - Yo sé lo que es vivir con los pobres. Hice muchos informes en villas para mi programa (!!!).
No further questions, the defense rests.
jueves, abril 16, 2009
El terror en los tiempos del dengue
¿Bancamos a la Hormiguita o bancamos a los Gordos? Una pregunta tonta que parece haberse instalado en el corazón de cierto kirchnerismo que no nos interesa. Bancamos a los dos. Tenemos muchas críticas para hacerle al progresismo frepasista (¿zapatitos blancos?) y conocemos la importancia vital y crucial del sindicalismo en una sociedad que quiera ser medianamente "civilizada". Sabemos que el trazo grueso de la batalla cultural pasa por defender aquellos espacios que los trabajadores tienen para hacerse escuchar, para no quedar invisibilizados en la brutalidad del mercado. Pero también sabemos que una articulación política que quiera prolongarse en el tiempo, hacerse fuerte, reconstruir lo destruido, tiene que contar con aquellos sectores que en su imaginario ven a figuras como Ocaña un referente de ciertos valores. No importa acá demasiado si esos valores son pura falsa conciencia, importa que tienen efectos prácticos. Ah, sí, me descubrieron: soy albertista. Tal vez ya sea tarde para reconstruir el kirchnerismo del 2003, 2004, lo sabemos. Eso no impide que volvamos la vista a ese momento, a la potencia de ese momento. Igual no pido que vuelva Ibarrita, dios me libre.
El significante "Dengue" está en todas las pantallas. Vemos patios suburbanos bajo el humo de la fumigación, paisajes de plazas públicas recorridas por hombres con barbijos y extraños implementos que largan insecticida, recomendaciones de los médicos electrónicos para cubrir las cunas de los niños con mosquiteros de tul, Julito Bazán con su mejor voz temblequeante firme desde Charata, Chaco, informando el día a día de las víctimas que caen en la línea de batalla. El enemigo silencioso, chupasangre de pobre, que se cría en los cacharros de los fondos, que revolotea por pueblos y ciudadades buscando su próxima víctima: ¡es una enfermedad de la pobreza! ¡nadie está a salvo! Las fronteras sanitarias, sabemos desde el Foucault de la biopolítica, son permeables, capilares, un dolor de cabeza permanente para las autoridades. Se recrea la imágen de un país tropical, vencido por el calor, donde la enfermedad es parte del "color local". ¿A cuánto los tours de post graduates canadienses o noruegos por las zonas afectadas? El destino sudamericano.
Porque tal vez lo que aterre tanto del dengue, lo que capture tanto la atención de los medios porteños sea ese caracter latinoamericano que el mosquito lleva en su abdomen. En los tiempos del dengue lo que predomina es el horror a saberse parte de una región castigada por infinitos males. Otro cachetazo al narcisismo porteño que descubre con pavor que la Atenas del Río de la Plata no es más que un cuento grabado a fuego en las aulas escolares. "La Argentina no tiene regreso. No va a volver a lo que fue. No hay ninguna restauración. El cambio ha sido tan brutal que no queda ningún fundamento sobre el cual restaurar." Lo dice la Profesora Sarlo, espantada luego de su recorrida por las barriadas populares para su último libro. No hay caso, che, la realidad siempre se impone: un puto mosquito te devuelve a tu lugar real en el mapa.
Sin embargo, el terrorismo que se ejerce cotidianamente con el dengue (y con la "inseguridad", y con tantos otros objetos de pavor que dibujan la cartografía de una ciudad sitiada) no nos debería hacer olvidar el uso político que esos temas encubren. La naturaleza nunca es inocente. Estamos al borde de que estalle el viejo discurso higienista de las poblaciones peligrosas. Discurso que siempre, volvamos al francés sadomasoquista, va de la mano de las opciones políticas que consagran los dicursos de la exclusión.
El significante "Dengue" está en todas las pantallas. Vemos patios suburbanos bajo el humo de la fumigación, paisajes de plazas públicas recorridas por hombres con barbijos y extraños implementos que largan insecticida, recomendaciones de los médicos electrónicos para cubrir las cunas de los niños con mosquiteros de tul, Julito Bazán con su mejor voz temblequeante firme desde Charata, Chaco, informando el día a día de las víctimas que caen en la línea de batalla. El enemigo silencioso, chupasangre de pobre, que se cría en los cacharros de los fondos, que revolotea por pueblos y ciudadades buscando su próxima víctima: ¡es una enfermedad de la pobreza! ¡nadie está a salvo! Las fronteras sanitarias, sabemos desde el Foucault de la biopolítica, son permeables, capilares, un dolor de cabeza permanente para las autoridades. Se recrea la imágen de un país tropical, vencido por el calor, donde la enfermedad es parte del "color local". ¿A cuánto los tours de post graduates canadienses o noruegos por las zonas afectadas? El destino sudamericano.
Porque tal vez lo que aterre tanto del dengue, lo que capture tanto la atención de los medios porteños sea ese caracter latinoamericano que el mosquito lleva en su abdomen. En los tiempos del dengue lo que predomina es el horror a saberse parte de una región castigada por infinitos males. Otro cachetazo al narcisismo porteño que descubre con pavor que la Atenas del Río de la Plata no es más que un cuento grabado a fuego en las aulas escolares. "La Argentina no tiene regreso. No va a volver a lo que fue. No hay ninguna restauración. El cambio ha sido tan brutal que no queda ningún fundamento sobre el cual restaurar." Lo dice la Profesora Sarlo, espantada luego de su recorrida por las barriadas populares para su último libro. No hay caso, che, la realidad siempre se impone: un puto mosquito te devuelve a tu lugar real en el mapa.
Sin embargo, el terrorismo que se ejerce cotidianamente con el dengue (y con la "inseguridad", y con tantos otros objetos de pavor que dibujan la cartografía de una ciudad sitiada) no nos debería hacer olvidar el uso político que esos temas encubren. La naturaleza nunca es inocente. Estamos al borde de que estalle el viejo discurso higienista de las poblaciones peligrosas. Discurso que siempre, volvamos al francés sadomasoquista, va de la mano de las opciones políticas que consagran los dicursos de la exclusión.
miércoles, abril 15, 2009
Dos
Dos apuntes sobre la campaña en ciernes:
1- Lo vi a Aníbal Fernández en el programa de Lanata. Aníbal es por lejos la espada más filosa del gobierno, un todo terreno que defiende con buenos argumentos - cifras, logros y también bajada ideológica - al Gobierno. Me da la sensación que por tipos como ese debería pasar la primera línea de defensa y ataque en la campaña. Tengo la impresión hace bastante que el gobierno se "retiró" de los pocos espacios políticos televisivos, ayudando a crear un clima monocolor informativo. Si el 28 de junio es tan trascendente no hay que regalar ni un segundo de aire, aún en los programas más opositores.
2- La verdad es que la interna del PRO-De Narváez-Solá me aburre muchísimo. Esa cosa de observar como tres tipos con plata se clavan puñales y simulan la construcción de un "proyecto" político es algo que me supera, la verdad. Lo que sí me llamo la atención es el tema Michetti: su sufrimiento, su sentido moral herido en el lodazal de la riña política, su stress para afrontar una campaña. Querida, todo bien, pero ¿estás segura que querés jugar a esto? Porque el político de vocación ama por sobre todas las cosas las batallas electorales, le vaya como le vaya. No sé, por ahí no es lo tuyo.
1- Lo vi a Aníbal Fernández en el programa de Lanata. Aníbal es por lejos la espada más filosa del gobierno, un todo terreno que defiende con buenos argumentos - cifras, logros y también bajada ideológica - al Gobierno. Me da la sensación que por tipos como ese debería pasar la primera línea de defensa y ataque en la campaña. Tengo la impresión hace bastante que el gobierno se "retiró" de los pocos espacios políticos televisivos, ayudando a crear un clima monocolor informativo. Si el 28 de junio es tan trascendente no hay que regalar ni un segundo de aire, aún en los programas más opositores.
2- La verdad es que la interna del PRO-De Narváez-Solá me aburre muchísimo. Esa cosa de observar como tres tipos con plata se clavan puñales y simulan la construcción de un "proyecto" político es algo que me supera, la verdad. Lo que sí me llamo la atención es el tema Michetti: su sufrimiento, su sentido moral herido en el lodazal de la riña política, su stress para afrontar una campaña. Querida, todo bien, pero ¿estás segura que querés jugar a esto? Porque el político de vocación ama por sobre todas las cosas las batallas electorales, le vaya como le vaya. No sé, por ahí no es lo tuyo.
lunes, abril 13, 2009
miércoles, abril 08, 2009
Golpeando a Alfonsín
"Un catálogo con las peores ofensas, matizados con recriminaciones por "los pollos de Mazorín" y por la "traición del Pacto de Olivos", aceleraron al máximo las pulsaciones del líder radical de 75 años: "Insolentes, déjense de infamar, son unos irrespetuosos", encaró Alfonsín en el asfalto, cara a cara, a unos tres o cuatro hombres "de unos 40 años" que estaban a la vanguardia del grupo manifestante.
Tanta tensión verbal explotó cuando uno de los que discutía con Alfonsín (llevaba una bandera argentina) lanzó un mandoble sin aviso que impactó en la nuca del ex presidente. Lejos de amilanarse con la refriega, el ex presidente devolvió el ataque con un repertorio de golpes de puño, de los que en verdad se desconoce si llegaron a la humanidad de sus agresores. Sí se sabe que la custodia de Alfonsín —cuatro personas en dos coches— no lograba sujetar al hombre que debe proteger."
Tanta tensión verbal explotó cuando uno de los que discutía con Alfonsín (llevaba una bandera argentina) lanzó un mandoble sin aviso que impactó en la nuca del ex presidente. Lejos de amilanarse con la refriega, el ex presidente devolvió el ataque con un repertorio de golpes de puño, de los que en verdad se desconoce si llegaron a la humanidad de sus agresores. Sí se sabe que la custodia de Alfonsín —cuatro personas en dos coches— no lograba sujetar al hombre que debe proteger."
La noticia es de febrero de 2002 y apareció en Clarín. Los protagonistas fueron "asambleístas" de la plaza Rodríguez Peña. Sucedió cuando RA todavía no era un prócer de las clases medias indignadas, sino, más bien, todo lo contrario. Y no, nada resiste al archivo.
(Gracias Luther por esta curiosidad)
(Gracias Luther por esta curiosidad)
"La lucha no ha terminado"
"La lucha no ha terminado". Suena a frase de veterano trotskista entusiasmado ante la crisis del capitalismo y las perspectivas de la clase obrera internacional. Pero no. Lo dice Fernando De la Rúa, que ayer fue sobreseído en la causa por 5 asesinatos ocurridos el 20 de diciembre de 2001, aquel final a toda orquesta de ese gobierno republicano, moderado, austero y dialoguista, que tanto contrasta con los violentos hegemónicos que vinieron después.
En Perú, para compensar el mal karma, Fujimori fue condenado 25 años por crímenes de lesa humanidad.
En Perú, para compensar el mal karma, Fujimori fue condenado 25 años por crímenes de lesa humanidad.
lunes, abril 06, 2009
Los días negros
Esto es un caos, queridos, así que recurro al "método Fresán" aprendido en la adolescencia noventista, cuando leíamos "Historia argentina" y el Radar by Juan Forn. Dios me perdone.
1- Leyendo los diarios, pienso en Cobos. Me obsesiona. Es Gardener. En el momento justo en el lugar apropiado. La muerte de Alfonsín inaugura la plenitud de los Chance Gardener de la política argentina: gente que no hila dos frases sintácticamente correctas, pero que "cae bien". Sigo pensando en esos discursos improvisados de Alfonso ante un millón de personas, largamente incubados durante décadas de gimnasia de comité bonaerense, esa oratoria florida de guitarrero viejo, que conmueve hasta las piedras. Ahora es el tiempo de los ingenieros, de los hombres prácticos habituados a las mesas de directorio donde el balbuceo y las buenas corbatas pagan más.
2- Cobos tiene, disculpen mi francés, un culo enorme. A Cristina, en cambio, las grandes ocasiones parecen destinadas a pasarle malas jugadas. Nota mental: releer a Maquiavelo sobre la fortuna y la 'virtú', etc, etc.
3- Hablando de los Gardener: el domingo en Página 12, Verbitsky relata una escena: "Quienes lo conocieron en las oficinas de Casa Tía en la avenida Santa Fe recuerdan sus extravagancias: para desconcertar a sus visitantes solía recibirlos disfrazado, con un gorro de pieles de Davy Crockett, con música de rock a todo volumen y representando una pelea con una secretaria bella y altísima, también cubierta por un gorro de pieles, a la que fingía maltratar para incomodidad de sus interlocutores."
Quiero una foto ya, pensé mientras leía esa bizarreada. No me digan que no es una escena de los Hermanos Coen. De Narváez y una secretaria (la imaginamos rescatada de algún parador de Punta del Este) trenzados con gorros de piel. A proposito, ¿alguien sabe qué significa el tatuaje de De Narváez? En la era Cobos esa es la política argentina. Sepan disculpar la frivolidad.
4- Más por la tarde nos reivindicamos con una nota de Molle sobre la biografía de Malcolm Lowry en Perfil Cultura del domingo (no conseguimos el link). Malcolm, qué decir... te queremos cada día más. En los días más oscuros fantaseamos con hacer la tuya en Cuernavaca. Somos un poco como el Cónsul, rodamos por la pendiente ante el cartel de "¿Quiere usted la salvación de México?" No, claro. No.
5- El sábado estuvimos en la última fila del encuentro blogger K. Es raro el ritual de las presentaciones con los noms de guerre.
- Hola, soy elbuensalvaje.
- Que tal, soy last-exit.blogspot.com
- Ah, y yo soy arcoirisdegravedad.wordpress.com
(blogs ficticios, hasta donde sé, ponele)
Uno no puede sacarse la sensación de película ambientada en la Berlín dividida, con esos espías de identidades múltiples que se encuentran en algún cabaret decadente de una strasse empedrada y neblinosa. Mi nombre en clave es...
Por otro lado, un grande Manolo, uno de esos tipos que tiene la extraña facultad para captar en breves trazos la esencia de un movimiento político que viene rompiéndole la cabeza a los académicos de todo el mundo desde hace décadas. A cuánto se cotizarían sus clases si los reclutadores universitarios tuvieran mejor puntería.
6- ¿Qué es ser kirchnerista? Un lugar raro, incómodo, a contracorriente en esta ciudad. ¿Seremos en unos años como el Julian Sorel de Rojo y Negro que atesoraba un relicario con el retrato de Napoleón en plena Restauración?
7 - Con respecto a la nota de Clarín tan citada, canallesca sí. Pero que ofrece la ventaja de observar en plenitud el sentido común sobre la pobreza que impera en vastas capas de la sociedad. La pobreza es la otredad absoluta. Me refiero a esa pobreza que no es la pobreza del estudiante, o del joven profesional que come tallarines para ahorrar y comprarse la notebook. En ese sentido, creo que más vale tender una piadoso manto cuando leemos cosas como esa nota. La pobreza "estructural", la pobreza secular, es un territorio casi inexplorado. ¿Hacen los pobres cálculos costo-beneficio? ¿Son los pobres homo economicus maximizadores de sus ventajas? Les voy a contar algo que los va a horrorizar más: estoy trabajando con entrevistas a referentes de ONGs del interior del país para un programa social del Ministerio de Desarrollo Social. En muchas de esas entrevistas se repiten los tópicos que Calvo relata para Clarín. Pueblos de 2000, 3000 habitantes de las provincias más pobres. Esas visiones sobre los pobres y la pobreza (y su relación con el Estado) están mucho más extendidas de lo que pensamos. No son monopolio de la usina de Ernestina Herrera de Noble. La ideología de que toda seguridad social es en realidad cooptación y clientelismo forma parte del horizonte cultural de la clase media, no sólo de la clase media porteña, de cualquier clase media que se vive a sí misma como "independizada del Estado". Ese es el sustrato peligroso sobre el que andamos. Ese es el paisaje horrible al que todavía no nos enfrentamos. Kulturkampf.
8- A última hora, leemos esta nota de, otra vez, Perfil, sobre el Bafici. Qué país generoso, pensando en el "escritor" que la firma. Las plumas de los diarios porteños. Gente con suerte. En fin... Intrascendente, pero lo quería decir.
9- Lo dejamos acá. Quedaron cosas afuera, tal vez las más importantes. Después la seguimos, si tenemos ganas.
1- Leyendo los diarios, pienso en Cobos. Me obsesiona. Es Gardener. En el momento justo en el lugar apropiado. La muerte de Alfonsín inaugura la plenitud de los Chance Gardener de la política argentina: gente que no hila dos frases sintácticamente correctas, pero que "cae bien". Sigo pensando en esos discursos improvisados de Alfonso ante un millón de personas, largamente incubados durante décadas de gimnasia de comité bonaerense, esa oratoria florida de guitarrero viejo, que conmueve hasta las piedras. Ahora es el tiempo de los ingenieros, de los hombres prácticos habituados a las mesas de directorio donde el balbuceo y las buenas corbatas pagan más.
2- Cobos tiene, disculpen mi francés, un culo enorme. A Cristina, en cambio, las grandes ocasiones parecen destinadas a pasarle malas jugadas. Nota mental: releer a Maquiavelo sobre la fortuna y la 'virtú', etc, etc.
3- Hablando de los Gardener: el domingo en Página 12, Verbitsky relata una escena: "Quienes lo conocieron en las oficinas de Casa Tía en la avenida Santa Fe recuerdan sus extravagancias: para desconcertar a sus visitantes solía recibirlos disfrazado, con un gorro de pieles de Davy Crockett, con música de rock a todo volumen y representando una pelea con una secretaria bella y altísima, también cubierta por un gorro de pieles, a la que fingía maltratar para incomodidad de sus interlocutores."
Quiero una foto ya, pensé mientras leía esa bizarreada. No me digan que no es una escena de los Hermanos Coen. De Narváez y una secretaria (la imaginamos rescatada de algún parador de Punta del Este) trenzados con gorros de piel. A proposito, ¿alguien sabe qué significa el tatuaje de De Narváez? En la era Cobos esa es la política argentina. Sepan disculpar la frivolidad.
4- Más por la tarde nos reivindicamos con una nota de Molle sobre la biografía de Malcolm Lowry en Perfil Cultura del domingo (no conseguimos el link). Malcolm, qué decir... te queremos cada día más. En los días más oscuros fantaseamos con hacer la tuya en Cuernavaca. Somos un poco como el Cónsul, rodamos por la pendiente ante el cartel de "¿Quiere usted la salvación de México?" No, claro. No.
5- El sábado estuvimos en la última fila del encuentro blogger K. Es raro el ritual de las presentaciones con los noms de guerre.
- Hola, soy elbuensalvaje.
- Que tal, soy last-exit.blogspot.com
- Ah, y yo soy arcoirisdegravedad.wordpress.com
(blogs ficticios, hasta donde sé, ponele)
Uno no puede sacarse la sensación de película ambientada en la Berlín dividida, con esos espías de identidades múltiples que se encuentran en algún cabaret decadente de una strasse empedrada y neblinosa. Mi nombre en clave es...
Por otro lado, un grande Manolo, uno de esos tipos que tiene la extraña facultad para captar en breves trazos la esencia de un movimiento político que viene rompiéndole la cabeza a los académicos de todo el mundo desde hace décadas. A cuánto se cotizarían sus clases si los reclutadores universitarios tuvieran mejor puntería.
6- ¿Qué es ser kirchnerista? Un lugar raro, incómodo, a contracorriente en esta ciudad. ¿Seremos en unos años como el Julian Sorel de Rojo y Negro que atesoraba un relicario con el retrato de Napoleón en plena Restauración?
7 - Con respecto a la nota de Clarín tan citada, canallesca sí. Pero que ofrece la ventaja de observar en plenitud el sentido común sobre la pobreza que impera en vastas capas de la sociedad. La pobreza es la otredad absoluta. Me refiero a esa pobreza que no es la pobreza del estudiante, o del joven profesional que come tallarines para ahorrar y comprarse la notebook. En ese sentido, creo que más vale tender una piadoso manto cuando leemos cosas como esa nota. La pobreza "estructural", la pobreza secular, es un territorio casi inexplorado. ¿Hacen los pobres cálculos costo-beneficio? ¿Son los pobres homo economicus maximizadores de sus ventajas? Les voy a contar algo que los va a horrorizar más: estoy trabajando con entrevistas a referentes de ONGs del interior del país para un programa social del Ministerio de Desarrollo Social. En muchas de esas entrevistas se repiten los tópicos que Calvo relata para Clarín. Pueblos de 2000, 3000 habitantes de las provincias más pobres. Esas visiones sobre los pobres y la pobreza (y su relación con el Estado) están mucho más extendidas de lo que pensamos. No son monopolio de la usina de Ernestina Herrera de Noble. La ideología de que toda seguridad social es en realidad cooptación y clientelismo forma parte del horizonte cultural de la clase media, no sólo de la clase media porteña, de cualquier clase media que se vive a sí misma como "independizada del Estado". Ese es el sustrato peligroso sobre el que andamos. Ese es el paisaje horrible al que todavía no nos enfrentamos. Kulturkampf.
8- A última hora, leemos esta nota de, otra vez, Perfil, sobre el Bafici. Qué país generoso, pensando en el "escritor" que la firma. Las plumas de los diarios porteños. Gente con suerte. En fin... Intrascendente, pero lo quería decir.
9- Lo dejamos acá. Quedaron cosas afuera, tal vez las más importantes. Después la seguimos, si tenemos ganas.
viernes, abril 03, 2009
jueves, abril 02, 2009
Quemado
No tengo muchos recuerdos de su época. Sí te puedo decir que lo invitamos a zapar un par de veces y no quiso, que creo el Austral y las "Felices Pascuas". Nada más. No me gusta la política ni me meto en ella.
Simplemente genial. Si los ochentas perduran en algún lugar, es en el adorable cerebro quemado de Pipo Cipolatti. Una declaración generacional.
Simplemente genial. Si los ochentas perduran en algún lugar, es en el adorable cerebro quemado de Pipo Cipolatti. Una declaración generacional.
Algunos hombres permanecerán
Un par de cosas sobre la "canonización" de Alfonsín que me vienen dando vueltas después de mirar horas de tele este último día.
El borramiento discursivo en los medios del caracter eminentemente conflictivo del gobierno de Alfonsín: de las polémicas sobre el divorcio y la patria potestad (con amenazas de excomunión incluidas) no se habla. Tampoco - o casi nada - de la confrontación con la Sociedad Rural que se plasmó en aquella silbatina famosa, por ahí andaba Biolcati rindiendo honores a un difunto que despreciaron con saña en los ochentas. El 1989 de los saqueos y la hiperinflación, del menemismo triunfante recorriendo el mundo boicoteando las finanzas maltrechas del Estado, creo que ni siquiera fue mentado. ¿Dónde está Cavallo? No escuché a nadie recordar los epítetos nefastos de "sinagoga radical" y "patota cultural" tan al uso de la derecha ochentista. Hasta se escucha ahora a gente reinvindicar los proyectos más megalómanos de aquel momento, aquellos como el traslado de la capital a Viedma o la conformación de un Tercer Movimiento Histórico, que en esa época ridiculizaban abiertamente. El nombre de Ubaldini, uno de los sindicalistas más dignos de este país, sólo ha sido mencionado en referencias hostiles a los 13 paros generales, sin ponerlos en el contexto de una crisis económica terminal. Los velorios, lo dice la sabiduría popular, son momentos propicios para las peores hipocresías.
Digamoslo abiertamente: el alfonsinismo tuvo su momentum fundacional que terminó deshilachándose a los pocos años de asumido el gobierno. El discurso de Parque Norte quedó como un bello documento de una Argentina posible que fracasó ante la Argentina real. Por supuesto son esos instantes del gobierno de Alfonsín los que rescatamos, y los que nos ligan afectivamente con RA. La famosa y tan ridiculizada frase de "con la democracia se come, se educa, se cura" que durante los 90s era el blanco predilecto del menemismo más obsceno y pragmático, contenía en germen la verdad de que sólo con una democratización profunda de las estructuras sociales sería posible alcanzar umbrales de igualdad. Claro que la palabra "democracia" fue entendida sólo como preservación del sufragio periódico, de libertades negativas. Ese fue el fracaso más estrepitoso del Alfonsín post Felices Pascuas: congelar el significado de aquella palabra en su sentido mínimo.
La continua cantinela del consenso y el diálogo enarbolada por los referentes de la oposición actual produce el efecto de borrar las confrontaciones y las disputas que signaron el gobierno de Alfonsín. Aquellos sí que eran años de "crispación" y "frentes abiertos". ¿No era acaso eso lo que le criticaban a Alfonsín cuando envió, por ejemplo, la ley de divorcio al Congreso? ¿Qué necesidad tenía de sumar a la Iglesia a la lista de enemigos? Sin embargo, la historia - incluso la historia reciente - siempre se lee según la clave del presente. En veinte o treinta años desfilarán otras voces evocando el "dialoguismo republicano" de Néstor K. El tiempo lo trastoca todo.
Digo esto pensando en los días horribles del 2000 - 2001 cuando Alfonsín era una presencia molesta para el gobierno sushi de Fernando De la Rúa. No hace tanto. Personajes ínfimos que no le darán nombre ni a una plazoleta, como Chrystian Colombo (¿se acuerdan?) o Patricia Bullrich salían a cruzar sin piedad al ahora "Padre de la Democracia" porque sus declaraciones enojaban a los mercados. Allí estaba, impertérrita, Bullrich ensayando su guitarreo frente al féretro. Colombo, thanks God, abandonó la política.
Así como las sociedades reclaman chivos expiatorios, también, a veces, requieren de héroes en los que imaginarse reflejadas. Es un proceso extraño, pero funcional al mantenimiento de cierta idea de comunidad nacional. No es algo que haya que censurar, las cosas son así. Alfonsín, parece encaminarse a ocupar un lugar en el panteón de la historia argentina. Lo más inteligente es recordar que las cosas nunca son tan lineales ni tan puras, que la Historia con mayúscula usualmente ofrece una versión edulcorada de los conflictos, de las peleas, de las historias con minúscula. Algunos hombres permanecen.
PS: leyendo esto en Crítica, qué oratoria de la puta madre, Dios.
El borramiento discursivo en los medios del caracter eminentemente conflictivo del gobierno de Alfonsín: de las polémicas sobre el divorcio y la patria potestad (con amenazas de excomunión incluidas) no se habla. Tampoco - o casi nada - de la confrontación con la Sociedad Rural que se plasmó en aquella silbatina famosa, por ahí andaba Biolcati rindiendo honores a un difunto que despreciaron con saña en los ochentas. El 1989 de los saqueos y la hiperinflación, del menemismo triunfante recorriendo el mundo boicoteando las finanzas maltrechas del Estado, creo que ni siquiera fue mentado. ¿Dónde está Cavallo? No escuché a nadie recordar los epítetos nefastos de "sinagoga radical" y "patota cultural" tan al uso de la derecha ochentista. Hasta se escucha ahora a gente reinvindicar los proyectos más megalómanos de aquel momento, aquellos como el traslado de la capital a Viedma o la conformación de un Tercer Movimiento Histórico, que en esa época ridiculizaban abiertamente. El nombre de Ubaldini, uno de los sindicalistas más dignos de este país, sólo ha sido mencionado en referencias hostiles a los 13 paros generales, sin ponerlos en el contexto de una crisis económica terminal. Los velorios, lo dice la sabiduría popular, son momentos propicios para las peores hipocresías.
Digamoslo abiertamente: el alfonsinismo tuvo su momentum fundacional que terminó deshilachándose a los pocos años de asumido el gobierno. El discurso de Parque Norte quedó como un bello documento de una Argentina posible que fracasó ante la Argentina real. Por supuesto son esos instantes del gobierno de Alfonsín los que rescatamos, y los que nos ligan afectivamente con RA. La famosa y tan ridiculizada frase de "con la democracia se come, se educa, se cura" que durante los 90s era el blanco predilecto del menemismo más obsceno y pragmático, contenía en germen la verdad de que sólo con una democratización profunda de las estructuras sociales sería posible alcanzar umbrales de igualdad. Claro que la palabra "democracia" fue entendida sólo como preservación del sufragio periódico, de libertades negativas. Ese fue el fracaso más estrepitoso del Alfonsín post Felices Pascuas: congelar el significado de aquella palabra en su sentido mínimo.
La continua cantinela del consenso y el diálogo enarbolada por los referentes de la oposición actual produce el efecto de borrar las confrontaciones y las disputas que signaron el gobierno de Alfonsín. Aquellos sí que eran años de "crispación" y "frentes abiertos". ¿No era acaso eso lo que le criticaban a Alfonsín cuando envió, por ejemplo, la ley de divorcio al Congreso? ¿Qué necesidad tenía de sumar a la Iglesia a la lista de enemigos? Sin embargo, la historia - incluso la historia reciente - siempre se lee según la clave del presente. En veinte o treinta años desfilarán otras voces evocando el "dialoguismo republicano" de Néstor K. El tiempo lo trastoca todo.
Digo esto pensando en los días horribles del 2000 - 2001 cuando Alfonsín era una presencia molesta para el gobierno sushi de Fernando De la Rúa. No hace tanto. Personajes ínfimos que no le darán nombre ni a una plazoleta, como Chrystian Colombo (¿se acuerdan?) o Patricia Bullrich salían a cruzar sin piedad al ahora "Padre de la Democracia" porque sus declaraciones enojaban a los mercados. Allí estaba, impertérrita, Bullrich ensayando su guitarreo frente al féretro. Colombo, thanks God, abandonó la política.
Así como las sociedades reclaman chivos expiatorios, también, a veces, requieren de héroes en los que imaginarse reflejadas. Es un proceso extraño, pero funcional al mantenimiento de cierta idea de comunidad nacional. No es algo que haya que censurar, las cosas son así. Alfonsín, parece encaminarse a ocupar un lugar en el panteón de la historia argentina. Lo más inteligente es recordar que las cosas nunca son tan lineales ni tan puras, que la Historia con mayúscula usualmente ofrece una versión edulcorada de los conflictos, de las peleas, de las historias con minúscula. Algunos hombres permanecen.
PS: leyendo esto en Crítica, qué oratoria de la puta madre, Dios.
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