Hoy alguien (en otra radio) recordaba que la inauguración de Radio 10 ocurrió un 24 de marzo. La derecha simpática con su cohorte de freaks inimputables emite desde entonces inundando el éter (así se llama una escuela del ex compañero de Carlos Varela Eduardo Aliverti) con su mensaje animal: el discurso de los ricos y ofendidos, esa dialéctica pernenne entre el espanto y la satisfacción económica, esa lógica ABC1 consumida por taxistas resentidos por los vahos letales que expelen los motores. Es sabido: el pensamiento de derecha suele ser rudimentario pero siempre revela zonas de lo real que el idealismo de izquierda prefiere relegar a las regiones del "retorno de lo reprimido". Ahora, cuando el sol feriado del 24 asoma entre nosotros, Canal 9 prepara un especial sobre la historia de la dictadura. Ya lo veo al Dani supervisando la isla de edición:
- Pongan lo del robo de bebés.
- Pongan lo de la hijita del capitán Viola (one hit wonder de nuestros fascistas).
- Pongan imágenes de Ezeiza y de la liberación de presos el 25 de mayo.
- No pongan a Martínez de Hoz.
Todo parece darse para que la vulgata interpretativa de aquellos años se cristalice en una serie de imágenes fuertes y televisivas. Pareciera, 30 años después, que todo fue como un rayo en un día soleado, una catástrofe desproporcionada que asoló sin previo aviso las costas mansas de la república. Si hace 15 años el leitmotiv del sentido común argentino era "mirar para adelante", hoy es un compugido y comprometido gesto de adhesión a los DDHH. ¡Si cualquier tilingo coreador del Mundial 78, cualquier imbécil con calcomanías en el 147 o Renault 12 de los "argentinos somos derechos y humanos" hoy dice con voz de circunstancia "Nunca Más"!
Mientras todo eso pasa en el vientre de la sociedad, la paleoizquierda (que grande el Perro) siente que K les está arrebatando las banderas que durante tanto tiempo monopolizaron. Ellos también habían armado su quintita en torno a las figuras queridas de los que nunca más aparecerán. Y ahora un bonapartista, un cesarista, un peronista (oh horror), les arrebata su discurso tan largamente cultivado. El peronismo es un hecho maldito, ya lo sabemos, pero hay otros en esta tierra que son aún más malditos.
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