jueves, abril 05, 2007

Sobre una película y nada más

* Ayer vi una película. Ayer vi dos películas. Fue en nuestra amada reunión de ya saben qué -no quiero repetir los improperios que le dediqué hace una año a este noble acontecimiento, supongo que crecí, supongo que me volví más indulgente. La segunda película de la noche se llama AFR y es un documental apócrifo sobre el asesinato de un primer ministro danés. Un primer ministro conservador que manda tropas a Irak, un primer ministro que cualquiera desearía ver muerto. Sin embargo la película esta bien: usa hasta el exceso los recursos del género y sobrecarga la trama de inverosimilitudes que la vuelven casi una parodia. Lo más interesante al fin de cuentas es siempre la ficción y en ese irse al carajo del realismo por exceso está tal vez lo más disfrutable del film. Una fantasía sobre los prósperos, agotados, viejos, demacrados países nórdicos.

** Antes de la proyección alguien dice que el director, lamentablemente, se ha retrasado y no podrá estar presente en la sala. Pienso posibles escenarios que retienen al director danés. Van, lógicamente, bordeando lo obvio: yo perdí la guerra contra el cliché. El danés atado con fundas de almohada a la cama, una puta dominicana y su cómplice desvalijándole la habitación. El acompañante terapéutico del danés -joven psicólogo de una clínica de las afueras de Copenhagen- llorando en el pasillo por la sobredosis que no pudo evitar. Tal vez el tipo odia su película y prefirió quedarse en el hotel mirando televisión o mirando por la ventana como las luces se iban apagando y como los automóviles se iban ralentizando y sintiendo frente a la ventana abierta como el viento se le metía en la camisa y le susurraba que era un fraude, que no valía la pena tanta impostación, que mejor tenderse en la cama de una ciudad desconocida hasta que la hora más oscura, frenética, del alma haya pasado.

*** En un momento de la película un taxi boy dice sobre otro: "yo no les meo encima a los cientes, ni les cago encima, ni les pego: él sí. Y otras cosas también: untarles cemento, por ejemplo. Hay gente a la que le gusta que le unten cemento."

**** Alguien comenta: en estos países la gente se aburre mucho. Yo completaría: frente al aburrimiento de la prosperidad no sólo muere el jacobinismo, no sólo las Biblias revolucionarias se convierten en coffee-books que posan su gesto maldito en bilbliotecas civilizadas -¿acaso un Das Kapital no es un objeto pop?- también se revela el lado oscuro de la farsa democrática, su alquimia que convierte mágicamente consenso en coacción querida, deseada. O, sampleando a Saint-Just: La felicidad es una idea pasada de moda en Europa.

***** Tras el final, nosotros los kirchneristas, nosotros el sistema, nosotros el lado de adentro del sistema, abandonamos rapidamente el cine. Los viejos, supervivientes de la izquierda verduga y de la izquierda víctima, reconvertidos luego a los algodones de la socialdemocracia, ahora militantes unicamente de la izquierda cultural - ese lugar donde no hay barro ni hay tiros- felices con sus mujeres de haber cumplido el rito religioso del cine independiente -¿de qué?-. Los jóvenes, aprendices rápidos de los gestos que les permitirán estar siempre dentro del deber ser cultural, cuerpos educados, cuerpos entrenados en las predisposiciones apropiadas al campo y sus leyes: conocer la medida justa de los entusiasmos, de los halagos, de los comentarios post-film, toda una economía simbólica de los intercambios de pasillo.
Y afuera está la calle. Pero la calle dejó de significar algo relevante hace ya mucho tiempo.

miércoles, marzo 28, 2007

martes, marzo 27, 2007

Archipiélago Gulash

"Under his talented leadership, life for ordinary people improved enormously through city housing schemes; universal health care along with pensions and sickness benefits. There was a strong emphasis on education, causing illiteracy to be reduced from about 50% in 1924 to 19% by 1939. From 1934 it was compulsory for children to receive 11 years education."

No sé cómo llego a estos lugares, pero termino encontrándolos. ¡Hasta tiene la musiquita de L'Internationale de fondo! aunque yo preferiría Go West de los Village People para darle un toque más camp.
También es digna de visitar la página del Movimiento Stalin Vive que nos ofrece, entre otras cosas, una opción al decadente e imperialista monopolio de Google llamada "Sabemos tu IP".

viernes, marzo 16, 2007

Los paraísos artificiales

La campaña contra el "paco" que ha iniciado el Gobierno de la Ciudad es inentendible. No sé si vieron los afiches, pero no alcanzo a comprender qué efectividad puede tener ese mensaje sobre la población "en riesgo" a la que supuestamente se dirige. Quiero decir, si esta droga es consumida por los sectores más marginados, más excluídos de la sociedad ¿no deberían usarse esos recursos en políticas, justamente, focalizadas sobre esa población? ¿Quién puede pensar, excepto los cráneos creativos del G. de la Ciudad, que un pibe adicto al paco va a buscar ayuda gracias a los afiches incomprensibles de Telerman? En fin, supongo que algunos piensan que todo se resuelve con comunicación, diseño, y colores visualmente atractivos.

Hasta el pianísimo de la postrera edad (sobre Weber)

El sábado pasado salió en la ñ una entrevista a un alemán (Dick, lo siento pero olvidé tu nombre) especializado en Max Weber. Parece que los estudios que toman a Weber como punto de referencia están cobrando auge, incluso existe una revista académica llamada, creo, Max Weber Studies que reune trabajos de investigadores de distintas partes del mundo. Acá en Buenos Aires, en la lejana y bárbara Buenos Aires (pero te quiero) hay una cátedra de la facultad especializada en el querido Max. Alguna vez, hace mucho pero no tanto, cometí la audacia de publicar un artículo sobre Weber en un libro que editó esta cátedra. No recuerdo mucho lo que escribí, nada más que puse un epígrafe medio de contrabando de Dylan Thomas (tendría que haber puesto uno de Bob Dylan, mejor) y que mientras el país se incendiaba yo escribía sobre el confucianismo y el taoísmo y la imposibilidad del capitalismo en la China imperial - lo que haría cagarse de risa a los camaradas millonarios de Shangai mientras toman merca de la mejor en un rascacielos de 500 pisos que mira hacia la bahía y hacia el más que venturoso Futuro que el Gran Timonel les prometió.
Pero vuelvo a Weber que me sigue pareciendo interesante y vigente. Tal vez esa vigencia reside en el nihilismo que Weber adquirió en sus lecturas juveniles de Nietszche y que a pesar de su prosa seca nunca pudo sacudirse del todo. Digamos, Marx era un iluminista. Marx era un hijo del árbol de la libertad que Hegel plantó una vez en su jardín. Marx creía en el futuro, un futuro incierto, ok, que se desplegaría dialécticamente, bla, bla, bla, pero un futuro sobre el que era posible decir algo. Durkheim era un positivista, un positivista más inteligente que los positivistas bestiales tipo Lombroso, pero positivista al fin. Un laburante esforzado que creía que la sociedad tenía cierta forma y que los cambios seguían determinadas pautas y que con rigurosidad y empeño uno podía, también, decir algo sobre lo que vendrá. Weber en cambio te deja en el páramo de Eliot, Weber no dice nada sobre el futuro. El capitalismo (ese es el tema, ahora y hace 150 años) es una máquina infernal y tiene, al parecer, combustible para rato. Pero también cabe la posibilidad de un cambio radical (la política, la pasión, los iluminados, La Voluntad) que destruya el sistema. Puede pasar o no. Y si pasa, puede ser debido a consecuencias no buscadas de la acción, puede ser un resultado por carambola que rompe toda teleología. Al fin y al cabo, unos boludos que creían que la única manera de complacer a Dios era laburar, laburar y laburar sin descanso y ahorrando cada centavo sin gastarlo en jodas, le dieron el puntapié inicial al capitalismo. ¿Querían eso? No, nada más querían la salvación eterna. Y crearon el infierno en la tierra, pero bué...
Weber, entonces, me cae simpático. Leer a Marx es reconfortante, aún cuando cuenta sobre los niñitos de 7 años explotados en las fábricas de Lancanshire, aún cuando te detalla las torturas a las que sometían a los campesinos para expulsarlos de sus tierras, aún con sus divertidas anécdotas sobre los panaderos que usaban cal y vidrio molido para ahorrar harina, a pesar de eso siempre termina con la moraleja tranquilizadora del dulce porvenir: Marx es el Nuevo Testamento. Weber es el Antiguo Testamento: esperen, esperen tranquilos que Él no vendrá.
Pero estoy exagerando los tantos: Weber y Marx estaban de acuerdo en más cosas de las que vulgarmente se cree. La diferencia entre ellos no es tanto teórica sino de temperamento y generacional: uno escribió en el esplendor del modo de producción, en su fase pionera, aventurera, ascendente; el otro escribió sobre el capitalismo con la catástrofe ante sus ojos, cuando el sistema se había consolidado y había perdido su cara rozagante de reciénllegado. Entre Marx y Weber existe la diferencia entre quien llega a la fiesta al comienzo y quien llega sobre el final: el que está desde el principio todavía confía en que las cosas (con un poco de esfuerzo) se puedan enderezar, el que llega bien entrada la noche se da cuenta que todo está perdido.

martes, marzo 13, 2007

No somos nada

La semana pasada se murió Portantiero. Muchos dicen que la muerte de grandes figuras de la sociología argentina estaría dejando vacante el espacio de la reflexión crítica sobre la sociedad argentina. ¿Cómo? Si ahí están las magnas figuras de chipicastillismo para tomar el relevo... A no preocuparse.

lunes, marzo 12, 2007

The Peter Sellers Appreciation Society

Divertida página donde se puede votar cuál es tu personaje Sellers favorito. Creo que me quedo con el siniestro Clare Quilty de Lolita. Ese personaje vulgar y fatal que es el anverso del pobre, inocente y aburrido Humbert Humbert. ¿Cómo no iba a caer Lo (luz de mi vida, fuego de mis...) en las garras de tan despiadado y seductor villano?

Risa en la oscuridad

Lo gracioso fue leer hoy en la revista veintitrés la cantidad de eufemismos, las loables hazañas linguísticas, el tour de force metafórico desplegado para describir el estado alterado en el que se encuentra Maradona -o eso dicen, al menos- por estos días. Por ejemplo:

"Diego, que no se encontraba en un momento de lucidez, cayó al piso..."

"... el Diego de la gente acaba de reincidir otra vez en un camino sinuoso de pendientes pronunciadas." (my favourite one)

"Diego ha perdido otra vez el control de su cuerpo"

Realmente ignoro la razón de por qué resulta impronunciable la palabra cocaína y los periodistas se ven obligados a describir tantos circunloquios a fin de evitar quedar mal con el ex jugador de fútbol. ¿Qué poder tiene Maradona que obliga a tratarlo con la diplomacia sofisticada de las palabras dulces?
En fin, lo más bizarro de la nota en realidad viene al final, cuando una de las viudas maradonianas -un tal Zannoni-, se despacha diciendo: "... quién investigue su vida (la de Maradona, no la de Zannoni) se dará cuenta que él es muy amigo de la ciclotimia. No es culpa de él sino de los extremistas (?)" y remata muy político: "Me animo a pronosticar que en este año electoral un Maradona sano y recuperado puede resultarles muy útil a los que buscan votos en cualquier parte".
Sí, en Gallo y Paraguay sobre todo.

miércoles, marzo 07, 2007

Colores Primarios II

Los colores de hoy versan sobre dos ex candidatos a presidente de aquella ya lejana elección del 2003. Y dos futuros candidatos perdidos en la niebla opositora de la era K.

1- Lilita interrumpió su "situación existencial de pensamiento" (tal vez una de las más bizarras frases jamás utilizadas para decir "no tengo la menor idea de qué voy a hacer") para anunciar su desafiliación del partido político creado a su imagen y semejanza. El argumento para justificar su desafiliación es lograr una "equidistancia" que le permita liderar una "gran coalición cívica" que finalmente consiga derrotar a los feos, sucios y vulgares (tan vulgares!) ocupantes del gobierno nacional. O algo así, porque leyendo las declaraciones de Carrió uno no puede dejar de tener la impresión de alguién que ha optado definitivamente por ocupar el lugar de oráculo incuestionable y misterioso que emite directivas hacia sus cada vez más confudidos seguidores. Un lugar sacerdotal, digamos. Un lugar que se sitúa más allá del barro de la política realmente existente. Un lugar cómodo e inofensivo.
Vayamos por partes. Construír un partido político no es fácil: requiere dinero, infraestructura, líderes, cuadros directivos, militantes, adherentes y simpatizantes que se nucleen en torno a -al menos- algunas ideas y sentimientos básicos sobre lo que hubo, hay y/o habría que hacer desde el poder. Si bien el modelo de partido político moderno (weberiano, digamos) ya ha sido erosionado en todas partes del mundo por las fuerzas de los liderazgos mediáticos y la debilidad de las identidades políticas, algunas cosas se mantienen: un partido político debe tener recursos materiales y humanos para salir a pelear un lugar en el espacio público.
Las cosas se complican mucho más si se trata de un partido nuevo que cuenta como activo principal -o único casi- la figura carismática del líder. Y se complica hasta lo indecible si el líder es alguien que te anuncia por los diarios una mañana que ya no pertenece al partido que ella creó. Quiero decir, Leandro Alem pudo pegarse un tiro y la UCR seguir funcionando porque se había dotado de una estructura orgánica y territorial que excedía al líder.
En el caso del ARI es evidente que eso no existe. Es evidente que Carrió ocupa el lugar de líder oracular a quién no se le puede discutir nada porque ella "es" el ARI. De otra manera no se entiende las declaraciones de la secretaria general del partido ante la desafiliación de Carrió: "Es un gesto de generosidad y un testimonio de que la construcción puede ser diferente. El mensaje a la gente es que no habrá disputas por cargos". ¿Cómo no habrá disputas por cargos? ¿Qué otra cosa es un partido político sino una máquina de disputar cargos? ¿No es la lucha por el poder -a través de disputar y ganar cargos- lo que define a un partido político?
Lo más preocupante, en resumen, es la incapacidad de una fuerza política opositora que se plantea como alternativa republicana y en cinco años de existencia no ha logrado producir las más mínimas instancias de debate y democracia internas que le permitan no depender de los caprichos proféticos de su líder.

2- Vamos con López Murphy. Ah, sí! La última esperanza blanca del 2003. El hombre que proclama adustamente su melancolía -otra vez- por los buenos viejos tiempos republicanos perdidos. Porque la Argentina siempre fue un país muy republicano ¿no?. En esto coincide con Carrió: son, a su pesar, viejos mitristas llorando la época austera de las familias distinguidas porteñas ante el avance de los mercaderes roquistas. La diferencia es que mientras Carrió tiene su corte de creyentes incondicionales, López Murphy ve su futuro condicionado a lo que decida el voluble hijo de Franco Macri, y -todos lo sabemos- los simpatizantes de derecha no son tipos muy emocionales que digamos, son pragmáticos y emigrarán a la oferta más rentable en plaza.
Por eso López Murphy va convirtiéndose día a día en una caricatura de sí mismo: el adusto hombre de derechas pero honesto que no se manchará las manos apoyando a cualquier arribista desesperado por poder. Un hombre que se indigna por el clientelismo de Sobisch y el panquequeo de Lavagna y se presenta - nuevamente- como el último popperiano honesto de estas pampas.
Extraña convivencia, esa de la honestidad personal con una trayectoria pública marcada por la solidaridad alevosa con los violadores de derechos humanos (Ministerio de Defensa) y por la aplicación salvaje de la ideología económica neoliberal (Ministerio de Economía). Extraña combinación de virtudes privadas y vicios públicos. Lo que lleva, una vez más, a hacer la pregunta: ¿qué valor político tiene la honestidad personal?, o más brutalmente: ¿qué destino tienen las construcciones políticas fundadas exclusivamente en la virtud privada de los hombres?

sábado, marzo 03, 2007

Operación de prensa

Se abrió la campaña. Y los political junkies no podían permanecer indiferentes.

martes, febrero 27, 2007

Colores Primarios

Qué suerte que Macri nos avisó que no todo el mundo vive en Callao y Alvear. Gracias, Mauricio. No lo sabíamos hasta ayer.
Alguna vez habría que escribir algo sobre lo extraña que resulta la retórica política de Macri. Ayer mismo, durante su "lanzamiento", mezcló alusiones a Martín Palermo y la película Happy Feet, con un escenario que pretendía demostrar la decadencia urbana actual (pregunta: ¿cuándo Macri señalaba el paisaje que lo rodeaba y decía: “Desde acá, mostrando lo que queremos erradicar, les decimos se puede”, se refería al basural a sus espaldas o al Sur de la ciudad in toto?).
Macri utiliza permanentemente un tono de niño hastiado de que sus compañeritos no le hagan suficiente caso y no reconozcan su supuesto liderazgo natural. Además se le nota mucho el esfuerzo que hace para parecer simpático y décontracté... ¡La lavandina que habrá usado ayer al llegar a su casa para sacarse de encima todo vestigio de Villa Lugano!

lunes, febrero 26, 2007

Gente que no

Leía un comentario dejado en este blog sobre el affaire Di Nucci (qué lindo, qué culto, es eso de usar affaire, hace sentir al más humilde un furioso dreyfusard). No puedo dejar de estar de acuerdo con la reflexión del comentador. Efectivamente el plagio supone un trabajo: buscar el objeto a plagiar, seleccionarlo cuidadosamente, enmascararlo, apropiárselo, montarlo y unirlo al resto del texto borrando sus límites. Es un trabajo, casi, de amor. ¿Para qué decir con otras palabras lo que ya está bien dicho? ¿Si encaja tan bien en nuestro universo, no es acaso que nos pertenece también a nosotros? Si de lo que se trata es de literatura, ¿qué tiene que ver aquí la moral del copyright, la celosa custodia de palabras, sólo palabras?
Un sujeto cuyo único mérito ha sido ganarle un juicio civil a un gran escritor dice: "Sergio Di Nucci es un vulgar ladrón. Un plagiero. No parecía escritor, porque no es escritor." Y luego agrega, en una pausa de sus cómodas vacaciones frente al mar, justo antes de quitarse la arena de los pies: "No queremos a este imbécil en la literatura argentina". Evidentemente los largos años dedicados a transitar tribunales y trasegar expedientes le han adherido la firme creencia en la judicialización de la literatura. Para Nielsen y otros indignados buenos ciudadanos, los libros de ficción deben analizarse, ante todo, con el Código Civil en la mano. Por otra parte, ¿qué es eso de "no parecía escritor"? ¿Cuál es el physique du rol de un escritor? ¿Nielsen cumple con esos requisitos?
El único valor que debe considerarse a la hora de juzgar un libro es su eficacia poética. Lo demás es campo para los policías y jueces amigos del señor N.

Gira mágica y misteriosa

Vivir nuestra ciudad. Creo que en Dublineses, o en algún otro lugar que se me escapa si es que no se trata de Dublineses, Joyce decía algo así como que siempre se trata de "denunciar el alma de esa hemiplejía o parálisis llamada ciudad". Y entonces, de nuevo caminando por Buenos Aires tenemos una sensación parecida. Nos adentramos primero por donde Rivadavia adquiere su grosor natural que la acompañará hasta lo más profundo de la pampa. A la altura del teatro Liceo, Rivadavia es una calle angosta y angustiante, edificios de principio de siglo y bodegones españoles, hoteles-pensiones, los restos-ahí-tirados-en-el-piso del corso de la Avenida de Mayo: envases de Rey Momo, borrachos durmiendo en la calzada, grupitos de amigos cagándose a golpes con botellas pardas de cerveza. Alguien repara en el ruido de los grillos que resuenan en la magrugada: sí, grillos. Alguien, yo, hace un chiste sobre aviones fumigadores del Gobierno de la Ciudad que arrojan noche a noche miles de grillos sobre el cemento urbano con la intención de darle a la ciudad un aire más campero y relajado. Es una hipótesis loca pero no descarto que sea cierta.

Unas cuadras más atrás nos habíamos cruzado nuevamente con el Poeta Perdido, frente a la Continental de Callao y Corrientes, una presencia invisible que pasa a nuestro lado como si no nos conociera. En fin, supongo que a esta altura de las cosas ya somos mutuamente desconocidos.

El calor había sacado, como sucede en verano siempre, las más extrañas criaturas a la calle. Se desplazaban lentamente, miraban con ojos torvos, todo fluía a dos velocidades menos que lo normal. En Yrigoyen y 9 de Julio los darks departen amablemente, los adolescentes pugnan por entrar al antro antes conocido como El Dorado. Nos quedamos afuera y escuchamos por unos minutos los one hit wonder de los años ochenta. Pero no son los años ochenta, eso sí que no.

Adentrarnos en Lavalle fue una decisión dificil. Se escucha un comentario racista sobre la tarea inconclusa de Roca. Hay quien piensa en ese cuento del Cortázar pre castrista, del Cortázar gorila: Las puertas del cielo. Uno que canta a los gritos Let It Be de los Bealtles, frente a los fichines a los que solía escaparme en las horas libres. Sus alaridos se escuchan a diez cuadras de distancia: Mother Mary comes to me... La gente arrastra los pies, se rie, se agolpa por un superpancho, todos fluyen hacia 9 de Julio, todos caminan hacia la salida. Nosotros hacemos el trayecto inverso.

En la bajada de Lavalle a Alem hay una de las obras por las que nuestro querido alcalde será recordado por los siglos de los siglos: una peatonalización coqueta con banquitos de cemento y muchos tachos de basura que nadie usa. Allí el paisaje social cambia: ahora son ingleses y españoles y alemanes que salen y entran de Bahrein, un ex banco devenido boliche. Los grillos, los grillos, ay, siguen cantando.

En el Yacht Club de Puerto Madero hay una fiesta. Desde el otro lado del dique, a través del agua, oímos las melodías de Los Auténticos Decadentes, Jazzy Mel, Los Pericos y los Paralamas. Hay una dictadura de la música pasable en una fiesta. Tal vez el pop berreta sea la auténtica democracia ya que trasciende barreras socioeconómicas. El pop como metáfora de una posible sociedad sin clases. Pero la hipótesis se agota ahí mismo: se trataría de una sociedad sin clases en la cual no querría participar. Barajamos la posibilidad de colarnos en la fiesta, pero reconocemos que no estamos con el ánimo adecuado para tan magna empresa.

El final de la noche coincide con el final de la ciudad. No hay más ciudad para seguir caminando, si la hubiera, si no hubiera río, hoy estaríamos en Colonia del Sacramento. Contra el murallón de la costanera, entre un carrito de choripanes llamado El Diegote y otro llamado El Sueño, contemplamos los silenciosos trabajos arquitectónicos del menemismo tardío. En unos años esto no va a existir.
Detrás, entre los pastizales acumulados largamente por la labor del río, más allá de los árboles intrusos, la noche comienza a desgajarse. Y el canto de los grillos acá ya no parece tan desubicado: son animales nobles, traídos en el lomo de los camalotes, desde el norte cálido del Delta, desde una geografía quieta y natural. Y cantan porque es lo único que saben hacer.

sábado, febrero 24, 2007

Kim


Y ella canta -en este preciso momento-: Does love ever end/When two hearts have torn away?/Or does it go on/And beat strong anyway?

viernes, febrero 23, 2007

Por una república de creyentes

Hoy en Clarín una pastillita decía algo así como que la Angélica Doctora Carrió se quejaba por el adelantamiento de las elecciones porteñas. Su argumento consistía en denunciar que el apuro de Telerman no había contemplado que la fecha de cierre de listas (el 3 de abril, dos meses antes de la elección) coincide con la celebración de las pascuas judía y católica. ¿Qué tipo de proyecto republicano encabeza la ateniense doctora? Tal vez uno donde el calendario civil esté sujeto a los caprichos de las efemérides religiosas...

lunes, febrero 19, 2007

Los ricos también lloran: o sobre cómo el dinero acarrea diversos inconvenientes y de las virtuosas enseñanzas que se pueden extraer de esta verdad

Hay que tener estómago para leer La Nación por las mañanas, antes de comer un bocado, y encontrarse con estas simpáticas historias:

El texto dice así: "Adolfo Caballero y Ana Fontán Balestra de Caballero solicitan por este medio a familiares y amigos no ser invitados a futuras recepciones de casamientos, considerándolos cumplidos con la simple participación de los mismos. Desde ya, agradecen una buena interpretación de este pedido, basado exclusivamente en la saturación de compromisos sociales".
Según el matrimonio, que vive en Palermo, la catarata de invitaciones comenzó hace más de dos años, y aseguran que, para colmo, se pusieron de moda las fiestas en quintas o salones que quedan lejos, en las afueras de Buenos Aires.
"Eso es lindo y divertido para los más jóvenes que se quedan bailando hasta las 5; pero nosotros, a nuestra edad, viajar tanto para ir a cenar y volver... Al día siguiente estoy cansado, y casi no me puedo mover cuando voy al club a jugar al tenis", relata Adolfo.
Y cuenta que, además, entre la peluquería de su mujer por la mañana, vestirse y arreglarse desde una o dos horas antes de la misa, que suele empezar a las 20, y después viajar a la fiesta que es lejos, y volver...

domingo, febrero 18, 2007

Dios se ocupa de las pequeñas cosas


Todo el día escuchando este disco.

sábado, febrero 17, 2007

"With me or without me"

Los lejanos días de la infancia coincidieron con aquello que los periodistas a la violeta llamaron "la primavera alfonsinista". Alfonso leyendo el Preámbulo en el cierre de campaña en la 9 de Julio. Las buenas intenciones. Después de la noche queríamos ser socialdemócratas. Ilusiones blancas, volver a la Constitución tan bello texto mancillado... apenas diez años antes quien lo decía hubiera sido mirado como un débil pequebú, para volver a la jerga fuerte de nuestros años salvajes. Pero en el 83 ese retorno a 1853 era lo máximo. Volver al siglo XIX era un avance tan grande. Restauración, sí. Y Alfonsín estaba ahí. Herminio, era la figura trágicómica que necesitaba la escena para configurarse definitivamente como histórica. El broche de campaña que avivara la leyenda negra de "la pesada", o en las mentes más librescas, el retorno de la barbarie. Porque, digámoslo, todo país que se organiza necesita fundarse sobre una metáfora, y si esa metáfora es dicotómica, si esa metáfora juega con los opuestos, mucho mejor. Civilización o Barbarie, es la metáfora que sigue recorriendo la historia argentina. Gran slogan el de Sarmiento. Chapeau. Usos múltiples y siempre queda bien.
Y Herminio funcionó en esa circunstancia tanto como víctima propiciatoria, tanto como juguete de la astucia de la Razón. El atildado Luder no cuadraba demasiado bien en el juego de los opuestos. Herminio, con sus legendarios desquicios sintácticos y ortográficos, con su fama de pesado del conurbano y ultraortodoxo, funcionaba perfectamente como contrafigura en el imaginario de la sociedad que buscaba "volver" al estado de derecho - ese calmo prado donde florecen las instituciones, ese Valhalla de los abogados.

miércoles, febrero 14, 2007

Focus group

A propósito de un cuento de D. F. Wallace que empecé a leer hoy y se ambienta en un focus group, recordé algunas experiencias personales en dichos lugares. Tenía un amigo que estaba metido en ese curro: armar grupos de personas para que den su opinión sobre cierto producto comercial, o sobre cierto "nicho" de mercado que los gerentes allá arriba deseaban "explorar". Me sigue sorprendiendo la jerga de la investigación de mercado. Me sorprende todavía la mismísima expresión "investigación" adosada a la palabra mercado. Uno piensa en investigación y las connotaciones se disparan a un tipo de sombrero de fieltro, traje raído y despacho cochambroso en algún edificio art decó: Marlowe, claro. Marlowe. Investigación viene pegada inmediatamente a intriga, misterio, riesgo, peligro. A la serie negra, por qué no. Lo mismo con otro término igual de equívoco: "trabajo de campo". Trabajo de campo. Un inglés rubio con bermudas caqui, largavista, mochila, seguido por diez negros que portan el equipaje de la exploración; abriéndose camino por la selva africana para la mayor gloria del Imperio. Livingstone, supongo.
Pero no. Bajado a la tierra, las investigaciones tienen más que ver con oficinas con plantas artificiales y una jarra de café y coca cola y algunas masitas dispuestas sobre una mesa de fórmica alrededor de la cual se hallan ocho, diez personas de distinto target socioeconómico. O al menos de supuesto distinto target socioeconómico, porque yo recuerdo como mi amigo armaba esos focus groups:
- ¿Tenés auto?
- No.
- Mmm... Bueno, ¿qué auto te gustaría tener?
- Yo qué sé... no sé...
- Cualquiera, decí cualquiera.
- Mustang 65.
- Já.
- No sé, ponele un ford focus.
- Gracioso.
Y así con cosas más pequeñas, hasta moldear el sujeto que las variables nivel económico, edad, estado civil, zona de residencia, etc. requerían para cumplir las cuotas especificadas de una muestra más o menos representativa. ¿Qué marca de cerveza tomás? ¿Qué supermercado preferís? ¿Tomarías caldo instantáneo de espárragos? ¿Y de zanahoria? ¿Y de remolacha? ¿Aproximadamente cuántas revistas leés por año? ¿Aproximadamente cuántas veces por año pensás en Dios? Bueno, no tanto. Pero era bastante así.
Después venían los focus propiamente dichos. Fui a algunos. Una vez me pagaron plata, otra vez me dieron un cartón de cigarrillos infumables, otra vez unos vales para una casa de comidas rápidas. Gratificaciones por los servicios prestados. En el de las comidas rápidas nos pasamos discutiendo media hora si Burger King debía tener o no un personaje identificatorio tal como el payaso maldito Ronald McDonald. Encarnizada discusión. "¿Pero ninguno de ustedes vio la película It?" "¿Acaso vieron alguna vez a un niño encariñado con ese personaje, que ciertamente, parece esconder debajo del maquillaje al Estrangulador de Boston?" "A mi nena le encanta el payasito". Etc, etc, etc. Había una psicóloga - o socióloga, no sé, o asistenta social- que "coordinaba" la discusión: explayate un poco más... ¿por qué no te gusta el payaso? Terminás detestando a tus congéneres, terminás detestando al mismísimo sistema capitalista, terminás añorando al Camarada Stalin y a Laurenti Beria y a la NKVD y a los Juicios de Moscú. Pensás en el después: tus comentarios son codificados para ser agrupados en una serie de categorías que luego serán procesadas en un programa de bases de datos como el SPSS, por ejemplo, y después filtrados y cruzados con otras variables y presentados en cuadros de dos entradas que hagan "visible" la asociación entre tus respuestas y tu características de base: Un 88% de los que respondieron que la comida de Burger King les parece infame tienen estudios terciarios completos, no compran revistas deportivas, cultivan el ancestral arte de la meditación zen, habitan en casas cuyos techos tienen más de 3,8 metros de altura, registran una alta propensión a imaginar con lujo de detalle el asesinato de altos diganatarios de la Iglesia Católica y suelen veranear en lugares que se encuentran a un promedio de 751,14 (+-15) kilómetros de su lugar de residencia.
Encima, ahora que lo pienso, me doy cuenta que sigo teniendo esos vales para comer en BK. Ya deben haber expirado. Y yo que los salvé de tener un payaso en la puerta.