viernes, junio 09, 2006

Literatura y alienación

"... Cuatro personas diferentes me preguntaron cual era mi animal terrestre favorito y no pude ni contestar porque no sabía que animales incluir en esa categoría. Estuvimos con dos componentes de los Beastie Boys en una casa de Silver Lake, y allí coincidimos con muchas rubias con el pelo rapado y también con Tamara Davis, Greg Kinnear, David Fincher y Perry Farrell. 'Hielo... ¡qué bien!' fue la frase que acompañó nuestros combinados de Bacardi y Coca-Cola y nuestras quejas sobre los impuestos. En el jardín posterior había una piscina llena de escombros hasta los topes y varias tumbonas rodeadas de jeringuillas vacías. En toda la cena hice sólo una pregunta, que fue: '¿Y por qué no la cultivaís vosotros mismos?' Fui testigo de que es posible emplear diez minutos en cortar una loncha de queso. En el jardín, al lado de la piscina llena de escombros, había un seto podado de tal forma que reproducía la imagen de Elton John. Comimos Vicodin y escuchamos cintas de la Velvet Underground de la época de Nico.
-Comparados con la naturaleza en todo su esplendor, nuestros problemas me parecen mezquinos -sentencié.
- Victor -comentó Chloe-, te recuerdo que eso que tienes a tu espalda es un seto cortado en forma de Elton John."
(...)
"Comimos tamales en rascacielos vacíos y pedimos snacks exóticos en bares japoneses de estilo chic industrial. Compartimos mesa en restaurantes con nombres como Muse, Fusión o Buffalo Club con gente como Jack Nicholson, Ann Magnuson, Los Lobos, Sean MacPherson y un modelo de catorce años llamado Dragonfly, que dejó impresionado a Jimmy Rip. Pasamos demasiado tiempo en el Four Seasons y no el suficiente en la playa. Una amiga de Chloe dió a luz un bebé muerto. Dejé la ICM. Muchos se presentaron como vampiros o bien afirmaron conocer a alguno. Fuimos de copas con los Depeche Mode. Durante aquellas semanas murieron o desaparecieron tantos conocidos nuestros -en accidentes de circulación, de sida, de una sobredosis, asesinados, atropellados, disueltos por mala suerte o por mala voluntad en cisternas llenas de ácido- que Chloe cargó en su Visa casi cinco mil dólares en coronas. Yo estaba guapísimo."

Bret Easton Ellis: Glamourama, Ediciones B, Barcelona, 1999 (pág. 111-113).

1 comentario:

Anónimo dijo...

La acumulación de nombres, de lugares con aquellos nombres, de situaciones banales con aquellos nombres en aquellos lugares, todo eso crea un efecto de cotineadeidad envidiable. Loas a Bret Easton, y a la película en su honor.